En el mes de abril de 2025, el mercado de fondos cotizados en bolsa (ETF) registró un fenómeno que llamó la atención de inversionistas y analistas financieros por igual: una caída significativa en las entradas de capital, según el último informe ”US-Listed ETF Flash Flows” publicado por State Street Global Advisors. Esta desaceleración representa la cifra más baja en un año, con solo 62 mil millones de dólares ingresados, un descenso marcado en comparación con períodos anteriores. Esta situación refleja no solo el impacto directo de la creciente volatilidad derivada de tensiones comerciales, sino también un cambio en la forma en que los inversionistas perciben el riesgo y buscan protección ante un panorama global incierto. El entorno global en abril fue complejo. Aunque los mercados bursátiles a nivel internacional lograron obtener ganancias, el mercado estadounidense no corrió con la misma suerte, sufriendo pérdidas considerables debido a la incertidumbre provocada por el aumento de aranceles y la escalada en la guerra comercial entre importantes potencias económicas.
Este contexto tensionó la confianza de los inversionistas y modificó su posicionamiento, afectando diversas clases de activos y originando movimientos significativos en el flujo de fondos ETF. Uno de los elementos clave que resalta el informe es la preferencia cada vez más marcada de los inversionistas por activos defensivos y seguros. Los ETF vinculados al oro experimentaron una entrada de 3.8 mil millones de dólares, lo que representa uno de los flujos mensuales más altos en la historia para esta categoría. Esta afluencia evidencia el atractivo del oro como activo refugio ante episodios de incertidumbre económica y riesgo geopolítico.
Por otro lado, los ETF de renta variable tuvieron entradas que alcanzaron los 32 mil millones de dólares, cifras que si bien aún son positivas, reflejan una notable reducción y lo posicionan como el cuadragésimo mes en términos históricos en cuanto a flujos. La verdadera anomalía se evidenció en los ETF sectoriales, los cuales sufrieron su peor mes en términos de salidas de capital, alcanzando un total de 11 mil millones de dólares. Esta venta masiva mostró su efecto en una contracción importante en la inversión sectorial. Únicamente uno de los sectores conservadores, el de servicios públicos, pudo con suerte atraer entradas modestas de 171 millones, recepcionando así los únicos signos positivos dentro de esta categoría. En conjunto, esto llevó el total movilizado en los últimos tres meses a una salida acumulada de 21.
5 mil millones de dólares, la segunda mayor en la historia. Además, la presión en los sectores de crédito fue particularmente aguda. Los fondos vinculados a bonos corporativos de grado de inversión, bonos de alto rendimiento y préstamos bancarios enfrentaron retiradas históricas cercanas a los 15 mil millones de dólares. Especial atención merece la categoría de préstamos bancarios y obligaciones garantizadas, que reportó la mayor salida de capitales en su historia, con 5 mil millones de dólares. Los bonos corporativos de grado de inversión también sufrieron un éxodo considerable de 4.
6 mil millones, estableciendo un récord negativo en términos de flujos. Esta tendencia representa una reversión significativa respecto a los meses previos en los que la mayoría de inversionistas mantenían una postura optimista basada en perspectivas de crecimiento económico sostenido. Matthew Bartolini, jefe de investigación de ETF para América en State Street Global Advisors, sintetizó esta situación señalando que el panorama económico ha cambiado drásticamente, con datos que ahora apuntan a un crecimiento más débil y la posible restricción de consumo debido a los nuevos aranceles. La analogía que empleó comparó la inyección de la variable exógena de los aranceles con el proceso de carbonatación del agua, donde la disolución del gas CO2 altera significativamente las propiedades del líquido. De manera similar, los impactos inesperados y externos sobre la economía han transformado las dinámicas del mercado, generando volatilidad y cambiando la estructura general del comportamiento de los inversionistas.
No obstante, la búsqueda de refugio quedó evidenciada claramente en la fuerte entrada de 19 mil millones de dólares hacia ETF de bonos ultra cortos y de corto plazo del gobierno. Estas cifras constituyen el segundo mayor flujo mensual para este tipo de activos, solo superado por los 20.2 mil millones canalizados en marzo de 2020, durante el inicio de la pandemia de COVID-19. El flujo acumulado en los últimos tres meses alcanzó los 34 mil millones, superando la marca previa de 27 mil millones de 2022, cuando la Reserva Federal implementó incrementos agresivos en las tasas de interés para controlar la inflación. En este contexto, los inversionistas muestran una clara tendencia hacia la cautela y la protección de sus portafolios a través de instrumentos que ofrecen menor volatilidad y menor riesgo de crédito.
Esto no solo refleja la percepción de una desaceleración económica inminente sino también una preferencia por mantener liquidez y flexibilidad ante posibles escenarios adversos. El impacto de estas tendencias va más allá de los movimientos simples de flujo de capital. La caída en las entradas de ETF podría presionar la industria en su conjunto, afectando las proyecciones de crecimiento para el año completo. State Street Global Advisors había anticipado para 2025 un flujo total de aproximadamente 1.3 billones de dólares en ETF, una métrica que ahora enfrenta riesgos de quedar por debajo de lo esperado si la volatilidad y los factores sistémicos continúan dominando las decisiones de inversión.
El contexto geopolítico y económico mundial seguirá siendo un factor determinante para la evolución del mercado ETF en los próximos meses. Las tensiones comerciales, las políticas monetarias de los bancos centrales, y la recuperación o estancamiento del crecimiento en grandes economías marcan un escenario desafiante, en el cual la estrategia y la disciplina en la gestión de portafolios serán cruciales para capitalizar oportunidades y mitigar riesgos. Los administradores de fondos deberán prestar especial atención al cambio en las preferencias de los inversionistas, quienes actualmente priorizan la seguridad y el manejo del riesgo por encima del rendimiento agresivo. A su vez, la innovación en productos y la adaptabilidad frente a mercados inciertos podrían ser elementos críticos para mantener la relevancia y competitividad dentro de una industria dinámica y globalizada. En síntesis, el informe de State Street Global Advisors evidencia una etapa de transición para el mercado de ETF, donde la desaceleración en las entradas refleja el impacto tangible de factores externos y un cambio profundo en el comportamiento del inversionista.
Adaptarse a este nuevo paradigma será fundamental tanto para los gestores como para los participantes del mercado, quienes deberán equilibrar la búsqueda de rentabilidad con una evaluación constante de riesgos en un entorno caracterizado por su volatilidad y complejidad.