En un contexto global marcado por tensiones comerciales y la búsqueda de nuevas oportunidades económicas, las recientes declaraciones de Marc Rowan, director ejecutivo de Apollo Global Management, han generado un significativo eco entre los líderes empresariales mexicanos. Rowan ha puesto sobre la mesa la importancia de fortalecer la relación comercial entre Estados Unidos y México, proyectando a esta alianza como un motor económico de relevancia mundial durante los próximos 50 años. La visión de Rowan surge en medio de un escenario en donde las negociaciones comerciales y acuerdos multilaterales parecen estancados o insuficientes para afrontar los retos actuales. En una entrevista realizada durante la conferencia del Milken Institute Global, Rowan afirmó que a pesar de varios acuerdos de libre comercio, no se ha llegado a consolidar una relación que explote todo el potencial de este binomio económico. Su llamado a renovar y reforzar esta alianza ha sido recibido con gran entusiasmo por parte de los sectores empresariales mexicanos, quienes ven en esta oportunidad un camino para impulsar el crecimiento sustentable y la competitividad regional.
Los ejecutivos mexicanos valoran la propuesta de Rowan considerando la coyuntura internacional actual. La guerra comercial entre grandes potencias y la incertidumbre en las cadenas de suministro globales han llevado a muchas empresas a reconsiderar sus estrategias de manufactura, buscando alternativas más cercanas y confiables. México, con su proximidad estratégica a Estados Unidos y una mano de obra joven y competitiva, se posiciona como un socio ideal para este replanteamiento industrial. El análisis de Emilio Cadena, CEO de Prodensa y presidente de la junta del U.S.
-Mexico Foundation, complementa esta perspectiva al señalar que la complementariedad entre las economías de ambos países es evidente. Cadena destaca una correlación casi perfecta entre la creación de empleos en la manufactura en México y en Estados Unidos, lo cual sugiere que un fortalecimiento del acuerdo comercial no solo beneficiaría a ambos países sino que también fomentaría una recuperación significativa en liderazgo industrial para Estados Unidos con México como aliado principal. Durante el Milken Institute Global Conference, el discurso centrado en la reconfiguración del comercio global enfatizó la necesidad de resolver primero las relaciones entre vecinos cercanos como México y Canadá antes de intentar acuerdos más complejos a nivel global. Rowan resaltó que una alianza bien definida entre Estados Unidos y México permitiría presentar una postura más fuerte en negociaciones con otros países, facilitando una redefinición de los términos comerciales que responda a las necesidades actuales. La visión de un mercado integrado e interdependiente de manera sana y estratégica es compartida por otros inversionistas institucionales mexicanos como Guadalupe Rodríguez, directora de inversiones de la oficina familiar Talipot.
Durante sesiones cerradas con expertos en gestión de activos, Rodríguez destacó la capacidad de México para ser un “amigo del mundo”, posicionando al país no solo como un destino atractivo para inversión extranjera sino también como un participante activo en la configuración futura de la economía mundial. Además de la importancia comercial, la colaboración entre México y Estados Unidos implica un enorme potencial demográfico y social. La juventud de la población mexicana representa una fuente constante de talento y mano de obra preparada que puede impulsar sectores claves como la manufactura avanzada, la tecnología y los servicios. Esto, unido a un sistema de pensiones robusto, abre oportunidades para inversiones sostenibles y desarrollo económico conjunto, aspectos valorados por expertos y empresarios en eventos internacionales recientes. Desde la perspectiva económica global, el impulso hacia una mayor integración entre Estados Unidos y México podría ser un factor estabilizador frente a la volatilidad de mercados, políticas proteccionistas y desafíos geopolíticos.
La apuesta por la cooperación bilateral plantea una visión pragmática que va más allá de la mera transacción comercial; propone un modelo de asociación estratégica que genera beneficios compartidos, fortalece la competitividad y fomenta la innovación. Para México, el respaldo de un líder como Marc Rowan y el interés mostrado por ejecutivos y líderes financieros internacionales representan un impulso significativo para consolidar una agenda de desarrollo económico centrada en la industria, la inversión extranjera y el fortalecimiento del comercio. Este momentum puede traducirse en reformas y políticas públicas que faciliten el entorno de negocios, mejoren infraestructura y refuercen los lazos institucionales con Estados Unidos. El alineamiento con Estados Unidos en materia comercial también permite a México diversificar su estrategia internacional, reduciendo la dependencia de mercados tradicionales como China, cuya irrupción en la manufactura global ha representado tanto una oportunidad como un desafío para la región. Al fomentar un ecosistema económico integrado y competitivo, México no solo mejora su posición en América del Norte, sino que también gana relevancia en la escena económica global.
El sector empresarial mexicano, con su percepción positiva hacia la iniciativa de Rowan, se posiciona como un actor clave para materializar esta visión. La cooperación público-privada, la inversión en tecnología y capital humano, y la apertura a modelos de producción sostenibles serán esenciales para convertir las intenciones en realidades que beneficien a ambas naciones. En definitiva, el llamado de Marc Rowan a revitalizar la relación comercial entre Estados Unidos y México es una invitación a repensar las estrategias económicas y políticas en aras de un futuro compartido. La respuesta entusiasta de los ejecutivos mexicanos y la creciente atención internacional sugieren que esta alianza podría ser efectivamente un pilar fundamental para la prosperidad de la región en las próximas décadas, creando un entorno atractivo para la inversión, la innovación y el desarrollo integral. Mientras el mundo observa los movimientos geopolíticos y las nuevas tendencias del comercio global, la consolidación de un acuerdo sólido entre Estados Unidos y México se perfila como un caso ejemplar de cooperación bilateral, capaz de generar impacto real y duradero en la economía mundial.
La cooperación estratégica, la visión compartida y el compromiso de actores clave son los ingredientes necesarios para transformar este potencial en una realidad tangible que beneficie a millones de personas a ambos lados de la frontera.