En un mundo cada vez más consciente de la emergencia climática y la necesidad urgente de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, las tecnologías de captura directa de carbono (DAC, por sus siglas en inglés) emergen como una pieza clave para frenar y revertir el calentamiento global. Entre las propuestas más innovadoras y con mayor potencial se encuentra Corbent, una solución de próxima generación que combina avances en materiales y electroquímica para revolucionar la manera en la que se extrae el dióxido de carbono del aire. La concentración actual de CO2 en la atmósfera ha superado los 420 partes por millón, un nivel que no se había visto en los últimos 3 millones de años, lo que evidencia la urgencia de implementar soluciones efectivas para la remoción de carbono. Corbent, con su enfoque de captura directa, se presenta como una alternativa viable frente a las tecnologías convencionales, que suelen ser intensivas en energía, costosas y difícilmente escalables. Uno de los principales retos de la captura directa de carbono radica en la baja concentración del CO2 en el aire, apenas el 0.
041%, lo que exige grandes cantidades de energía para extraerlo de manera efectiva. Las tecnologías actuales demandan entre 5 y 15 gigajulios de energía por tonelada de CO2 capturada, un consumo equivalente al uso eléctrico de un hogar estadounidense durante varios meses, lo que limita su implantación masiva. Corbent lidera la innovación con un revolucionario método que utiliza marcos metal-orgánicos (MOFs) combinados con tecnología electroquímica de “electro-swing” para reducir el uso energético hasta en un 90% comparado con métodos tradicionales. Estos MOFs, materiales cristalinos con poros a nanoescala, actúan como esponjas que atrapan de forma precisa las moléculas de CO2. El diferencial radica en la forma de liberar el carbono capturado: a diferencia de las técnicas convencionales que requieren calentar el material a temperaturas elevadas para liberar el CO2, Corbent utiliza un suave pulso eléctrico para alterar las propiedades del MOF y liberar el gas, minimizando las pérdidas térmicas y la dependencia de fuentes de calor.
Esta innovación permite que la captura sea mucho más rápida, compacta y energéticamente eficiente. Cada módulo de Corbent tiene el tamaño de un contenedor estándar de envío de 40 pies, con capacidad para capturar aproximadamente 500 toneladas de CO2 al año, equivalente a las emisiones generadas por alrededor de 100 automóviles estadounidenses. Estos módulos funcionan con electricidad en su totalidad, facilitando su integración con fuentes renovables y garantizando que la captura sea carbono negativa en condiciones limpias de suministro energético. La clave para la escalabilidad de Corbent está en la producción en fábrica y la modularidad. Esta estrategia, inspirada en la industria automotriz y tecnológica, permite fabricar miles de unidades estandarizadas que se pueden desplegar y conectar en cualquier parte del mundo sin la necesidad de construir plantas químicas personalizadas.
Es un enfoque que promete una reducción significativa de costos similar a lo ocurrido con la producción masiva de paneles solares y baterías eléctricas en las últimas décadas. Corbent también aborda el otro gran desafío: la permanencia del carbono capturado. No basta con extraer CO2 de la atmósfera; es imprescindible almacenarlo de manera segura y definitiva. Para ello, emplea una técnica avanzada de mineralización en formaciones de basalto, una roca volcánica rica en minerales que reaccionan con el CO2 para formar carbonatos sólidos en menos de dos años. Esta transformación es natural, pero el proceso se acelera mediante la inyección de CO2 disuelto en agua en las formaciones basálticas a kilómetro y medio de profundidad, tal como ha demostrado el éxito del proyecto CarbFix en Islandia.
Esta mineralización garantiza una permanencia geológica del carbono por millones de años, eliminando riesgos de fugas y generando confianza entre compradores de créditos de carbono y reguladores. Además, el basalto es un recurso abundante a nivel mundial, lo que permite replicar estas soluciones a escala global. El modelo de negocio de Corbent combina la venta de los módulos físicos, la suscripción para el mantenimiento y reemplazo periódico de las hojas de MOFs, y la generación de créditos de carbono certificados. Esta estructura integrada asegura ingresos continuos y un alineamiento claro con la eficacia de la captura y almacenamiento de carbono, facilitando la participación de inversores, empresas y gobiernos en la transición hacia una economía baja en carbono. Desde un punto de vista ambiental, Corbent ofrece una huella mucho menor respecto a otras metodologías como la reforestación, ya que las unidades pueden agruparse en áreas reducidas, a menudo co-localizadas con plantas renovables.
El sistema evita el uso de sustancias químicas tóxicas y opera de manera silenciosa, buscando también minimizar el consumo de agua al aprovechar fuentes no potables, como agua salina o de mar en sitios costeros. Los desafíos técnicos y económicos son reconocidos por Corbent, que afronta las necesidades de durabilidad de los MOFs, la gestión de energía para ventiladores y compresores, y la expansión de producción con aliados industriales experimentados. El progreso registrado hasta el momento incluye prototipos que ya demuestran un consumo energético menor a 1 gigajulio por tonelada de CO2, un hecho que marca un paso adelante hacia la viabilidad económica. La hoja de ruta de Corbent abarca desde plantas piloto en 2025 con capacidad para miles de toneladas por año, hasta una rápida expansión durante la década siguiente mediante fábricas que produzcan miles de módulos anuales, con la ambición de alcanzar miles de millones de toneladas capturadas para mediados de este siglo. Este trayecto pone a Corbent en línea con escenarios internacionales para cumplir con objetivos netos cero y, eventualmente, con una reducción efectiva de los niveles atmosféricos del gas responsable del calentamiento global.
Corbent no es un simple proyecto teórico, sino un programa con validación científica, tecnologías patentadas y un impulso hacia la colaboración con actores del sector energético, financiero y regulatorio. Su desarrollo es el reflejo de una nueva era en la que la captura de carbono pasa de ser un concepto marginal a una solución industrializable, replicable y fundamental en la lucha climática. En conjunto, Corbent representa un enfoque transformador para enfrentar la crisis ambiental. Su combinación de excelencia científica, innovación tecnológica y estrategia industrial modular podría convertirse en una de las piezas centrales para lograr la sostenibilidad y restaurar el equilibrio del clima global en las próximas décadas.