Bosnia y Herzegovina, un país con una notable dependencia del carbón en su sector energético, enfrenta el reto crítico de transformar su matriz energética hacia fuentes más sostenibles y limpias. Esta transformación no solo responde a las preocupaciones mundiales sobre el cambio climático, sino también a una necesidad urgente de fortalecer la seguridad energética y revitalizar las economías locales afectadas por la decadencia de la industria del carbón. En este contexto, el Banco Mundial ha tomado un papel preponderante, otorgando un significativo préstamo de 79,90 millones de euros junto con una subvención adicional de 2,89 millones de euros, destinados a apoyar el plan nacional de energía y clima del país. Esta iniciativa estratégica representa una oportunidad para Bosnia y Herzegovina de avanzar en su transición energética mientras se asegura que las regiones ligadas históricamente a la minería de carbón no queden rezagadas en el proceso de desarrollo. El proyecto denominado "Just Transition in Select Coal Regions of Bosnia and Herzegovina" es un claro reflejo del enfoque integral del Banco Mundial para afrontar tanto la dimensión ambiental como socioeconómica del cambio.
Esta propuesta no solo contempla el cierre seguro y responsable de las minas de carbón en áreas como Banovići, Zenica y Kreka, sino también la conversión y reutilización de tierras afectadas por actividades mineras. El proceso incluye la clausura de minas subterráneas en Zenica y la implementación de sistemas de energía renovable en las minas de Banovići y Kreka, lo que representa una apuesta firme por la innovación tecnológica y la reducción de emisiones contaminantes. Uno de los aspectos más destacables del apoyo internacional es la inclusión de programas de protección social y capacitación laboral dirigidos a los trabajadores y las comunidades que tradicionalmente han dependido de la minería del carbón. La intención es mitigar el impacto socioeconómico ligado al cierre de estas actividades extractivas y generar nuevas oportunidades de empleo acorde con el mercado energético emergente. De este modo, se procura evitar un abandono social de estas regiones, fomentando el desarrollo de habilidades y competencias que faciliten la inserción laboral en sectores sostenibles y modernos.
Christopher Sheldon, gerente del Banco Mundial para Bosnia y Herzegovina y Montenegro, ha subrayado que este proyecto no solo es una oportunidad para fortalecer la seguridad energética nacional, sino también para apoyar a las comunidades en riesgo, asegurando que nadie quede excluido del proceso de transición. Esta postura evidencia un compromiso con los principios de equidad y justicia social en la agenda energética, elementos clave para garantizar la viabilidad y aceptación de las reformas en curso. Bosnia y Herzegovina se ha comprometido firmemente a alcanzar la descarbonización completa de su sector eléctrico para el año 2050, un objetivo ambicioso que requiere esfuerzos coordinados y financiamiento estratégico para implementar tecnologías limpias y programas de eficiencia energética. El respaldo del Banco Mundial en esta fase resulta crucial para garantizar que los cierres de minas se gestionen de manera responsable, minimizando los riesgos ambientales y aprovechando la oportunidad para reactivar la economía local a través del desarrollo de nuevos proyectos energéticos y la creación de empleos verdes. Esta iniciativa también se inscribe en un contexto más amplio de esfuerzos globales por promover la transición energética en economías en desarrollo y regiones afectadas por la minería de carbón.
El modelo aplicado en Bosnia y Herzegovina puede funcionar como referente para otros países que enfrenten desafíos similares, donde la necesidad de equilibrar sostenibilidad ambiental con cohesión social y económica es imprescindible para un desarrollo perdurable. El proyecto incluye una mirada especial a la rehabilitación de tierras degradadas, un aspecto fundamental que contribuye tanto a la recuperación ambiental como a la potencial implementación de nuevas infraestructuras de energía renovable. Este proceso implica técnicas para mejorar la calidad del suelo, restaurar la biodiversidad local y preparar el terreno para instalaciones solares o eólicas que puedan generar energía limpia y confiable. Adicionalmente, en paralelo con esta iniciativa regional, el Banco Mundial junto con el Banco Africano de Desarrollo presentaron a principios del mismo año un programa denominado Mission 300, orientado a ampliar el acceso a la electricidad en el continente africano a través de un financiamiento conjunto de 40 mil millones de dólares. Este ejemplo destaca la dimensión global de los esfuerzos para universalizar el acceso a fuentes energéticas confiables y sostenibles, fortaleciendo así la resiliencia y el desarrollo económico en diferentes partes del mundo.
Para Bosnia y Herzegovina, el futuro energético depende en gran medida de la capacidad para diversificar la producción y reducir la dependencia del carbón, mitigando los impactos adversos tanto del calentamiento global como de la fluctuación en los mercados energéticos. El apoyo internacional, en particular el respaldo financiero y técnico del Banco Mundial, juega un papel insustituible para facilitar esta transformación. La experiencia acumulada y las inversiones estratégicas son vitales para asegurar una transición justa que respete tanto al medio ambiente como a las comunidades afectadas. La transición energética no solo tiene implicaciones ambientales, sino que también está estrechamente ligada a la estabilidad social y al desarrollo económico. La creación de empleos en nuevas industrias verdes, la formación de capital humano y el desarrollo de infraestructuras modernas representan oportunidades para Bosnia y Herzegovina de posicionarse como un país innovador y sostenible en el contexto europeo.