La custodia propia de Bitcoin se convierte en un tema fundamental dentro del debate actual sobre criptomonedas y la soberanía financiera. Samson Mow, CEO de JAN3 y figura reconocida en la industria del Bitcoin, ha compartido su opinión sobre cómo no todas las personas están preparadas o interesadas en manejar personalmente sus claves privadas, pero a la vez subraya que esta práctica es crucial para muchos, especialmente en países con sistemas financieros débiles y gobiernos autoritarios. La filosofía central de Bitcoin gira en torno a la autosuficiencia: la idea es que cada usuario pueda almacenar y proteger sus monedas sin depender de terceros, eliminando la necesidad de bancos o intermediarios. Sin embargo, como Mow explica en una entrevista con el presentador Rob Nelson, el deseo real de los usuarios suele inclinarse hacia la conveniencia y la seguridad, incluso si eso significa renunciar a un control absoluto. La complejidad y responsabilidad de custodiar las claves privadas genera reticencias en muchos, ya que cualquier error puede conducir a la pérdida irrecuperable de activos digitales.
Por ello, la mayoría prefiere soluciones que ofrezcan rapidez, confiabilidad y algún tipo de respaldo o red de seguridad, reflejando una naturaleza humana que busca minimizar riesgos y simplificar procesos. No obstante, Mow enfatiza que esta no es una opción universal. En regiones donde la institucionalidad es débil o donde la ley de propiedad puede ser cuestionada o violentada, el control directo sobre el Bitcoin se convierte en una cuestión de supervivencia financiera y autonomía. Pone como ejemplo el decreto estadounidense Executive Order 6102 de 1933, mediante el cual el gobierno obligó a los ciudadanos a entregar su oro, confiscando activos privados. Si este tipo de hechos pueden ocurrir en países desarrollados, mucho más en naciones con menor estabilidad, donde la capacidad de confiscar, censurar o restringir los activos digitales puede ser un riesgo latente.
Para estas realidades, tener la posibilidad de mantener las llaves privadas asegura que nadie puede incautar, congelar o apropiarse de las criptomonedas. Este argumento posiciona la custodia propia no solo como una opción técnica sino como un derecho fundamental y una herramienta de protección frente a la inseguridad y la corrupción. En términos técnicos, Mow señala que aunque la cadena base de Bitcoin es la más segura para almacenar valor, existen limitaciones en cuanto a la velocidad y coste de las transacciones que pueden afectar la experiencia del usuario común. Por esta razón, tecnologías de segunda capa, como Lightning Network y Liquid, ofrecen soluciones para realizar pagos rápidos y de bajo coste sin comprometer la seguridad esencial del sistema. El Lightning Network permite transacciones instantáneas y económicas, pero está ligado directamente a la cadena principal, por lo que cuando las tarifas de Bitcoin suben, también lo hacen las de abrir canales en Lightning.
Liquid, por su parte, funciona como una cadena lateral que desconecta parcialmente estas tarifas, facilitando un funcionamiento más eficiente para ciertas operaciones. La combinación de estas tecnologías híbridas ofrece un balance entre la seguridad sólida de la red principal y la practicidad para usos cotidianos o micropagos. Mientras tanto, la mayoría de usuarios prefieren no involucrarse en detalles técnicos. Según Rob Nelson, la clave para la adopción masiva está en construir una infraestructura robusta que funcione en segundo plano, haciendo que la experiencia sea tan natural y accesible como navegar por internet. De esta forma, la complejidad queda oculta para quien quiera simplemente utilizar Bitcoin sin necesidad de entender cada capa tecnológica.
La reflexión que deja este debate es que la custodia propia, aunque vital para muchos, debe convivir con soluciones prácticas dirigidas a quienes valoran mayor comodidad o desconocen los riesgos y responsabilidades de manejar claves privadas. Para quienes viven en democracias consolidadas y con sistemas financieros sólidos, depositar confianza en custodios puede ser una opción razonable. Sin embargo, para personas en condiciones de vulnerabilidad política o económica, la posibilidad de control total abre una puerta a la libertad financiera que de otro modo no tendrían. En síntesis, la visión de Samson Mow invita a valorar la custodia propia como un pilar esencial del ecosistema Bitcoin, entendido no solo como una cuestión técnica sino como una herramienta de resistencia y empoderamiento en un contexto global en constante cambio. Los retos presentes y futuros, tanto legales como tecnológicos, demandan educar y crear soluciones inclusivas que permitan a todas las personas decidir cómo quieren interactuar con sus activos digitales, respetando sus necesidades, capacidades y realidades particulares.
Mientras la industria continúa evolucionando, el equilibrio entre seguridad, accesibilidad y soberanía permanece como el gran desafío para hacer que la revolución financiera del Bitcoin sea realmente para todos.