Marriott International, una de las cadenas hoteleras más grandes y reconocidas a nivel global, ha comenzado a enfrentar un panorama desafiante a raíz de la disminución en la demanda proveniente del gobierno de Estados Unidos. Este cambio ha generado una revisión a la baja en las previsiones de crecimiento de la compañía, evidenciando un escenario más 'suave' en el impulso de sus ingresos y la ocupación en sus propiedades. Los datos y declaraciones recientes de la empresa reflejan cómo la evolución de la demanda gubernamental impacta directamente en su desempeño, y cómo esta tendencia se replica en otros gigantes de la hotelería como Hyatt y Hilton. En un análisis más profundo, se explora el contexto, las consecuencias y las expectativas de futuro para Marriott y la industria hotelera en general. La caída en la demanda de alojamiento en hoteles por parte del gobierno de Estados Unidos es un fenómeno vinculado principalmente a los ajustes presupuestarios y a la reducción del personal federal.
Estos cambios estructurales han provocado que la cantidad de reservas y noches de alojamiento generadas por empleados y contratistas gubernamentales disminuyan significativamente. Según las declaraciones recientes del CFO de Marriott, Leeny Oberg, la baja en este segmento representa un patrón que se traducirá en una continuidad de descensos para los meses venideros. Esta situación se materializó en el primer trimestre de 2025, con un descenso del 10% interanual en el revenue per available room (RevPAR) vinculado exclusivamente a la demanda del gobierno. RevPAR, un indicador clave para la industria hotelera, que mide los ingresos obtenidos por habitación disponible, es un reflejo directo de la salud operativa del sector. Marriott, que había pronosticado un crecimiento de RevPAR en un rango del 2% al 4% para el año completo, ajustó sus expectativas al rango del 1.
5% al 3.5%, señalando que esta revisión se debe principalmente al debilitamiento del mercado en Estados Unidos y Canadá, donde el impacto gubernamental es más palpable. Esta bajada en las expectativas de crecimiento no es un fenómeno aislado de Marriott. Rivales de la talla de Hyatt Hotels y Hilton Worldwide también han compartido proyecciones a la baja en líneas con el comportamiento del mercado. Estos movimientos coinciden con un contexto macroeconómico en el que la incertidumbre en los presupuestos públicos y los recortes en las agencias federales generan un efecto dominó en el turismo corporativo y de negocios que tradicionalmente representa un segmento relevante para la hotelería en Estados Unidos.
El impacto sobre Marriott también se traduce en sus resultados financieros más recientes. En el primer trimestre, la compañía reportó ganancias ajustadas por acción que superaron levemente las expectativas, con $2.32 frente a un pronóstico de $2.25. Los ingresos alcanzaron los 6.
26 mil millones de dólares, ligeramente por encima del consenso, respaldados en buena medida por un desempeño positivo en otras regiones y segmentos del mercado, pese a la desaceleración en la demanda gubernamental. Es importante subrayar que, si bien el negocio global mantiene un crecimiento sano, la región de Estados Unidos y Canadá empieza a mostrar signos de desaceleración que preocupan a los inversionistas y analistas. Esta tendencia tiene múltiples implicaciones para Marriott y para la industria hotelera en general. Por un lado, requiere que las cadenas hoteleras reevalúen sus estrategias comerciales y operativas para compensar la caída de ingresos en un segmento tradicionalmente estable, como es el gobierno. Para Marriott, esto puede traducirse en una mayor focalización hacia otros mercados, como el turismo internacional, viajes de ocio y eventos corporativos privadas, donde la recuperación post-pandemia sigue en marcha.
Además, la evolución del mercado de demanda gubernamental puede acelerar la innovación en servicios y productos que se adapten mejor a las nuevas necesidades y restricciones presupuestarias. En este sentido, es probable que las compañías hoteleras enfoquen sus esfuerzos en ofrecer soluciones más flexibles y personalizadas para viajeros de negocios y funcionarios, ajustándose a contratos más acotados y a una potencial reducción en la duración de estancias. La caída en la demanda gubernamental también tiene repercusiones en la dinámica del empleo dentro del sector hotelero en Estados Unidos. El turismo de negocios y los contratos con entidades federales representan puestos de trabajo estables y de alta facturación para la cadena de suministro hotelera. Por lo tanto, esta disminución podría afectar la contratación y las inversiones en ciertas regiones donde la dependencia del sector público es mayor.
Por otra parte, Marriott y sus competidores están atentos al contexto macroeconómico más amplio, incluidas las tasas de interés y las tendencias en los viajes internacionales, que pueden ayudar a mitigar o exacerbar los desafíos actuales en Estados Unidos. La recuperación de turistas internacionales, especialmente en ciudades grandes como Nueva York, Washington D.C., y Los Ángeles, donde Marriott tiene una fuerte presencia, está siendo un factor clave para equilibrar el impacto. Desde la perspectiva de los inversionistas, Marriott ha visto que su acción experimenta volatilidad, con una caída aproximada del 10% en el valor durante el año, a pesar de que reportes trimestrales más sólidos han generado repuntes temporales.
Esta fluctuación refleja la incertidumbre sobre la evolución del segmento de demanda gubernamental y las perspectivas de crecimiento a corto y mediano plazo. Sin embargo, la resiliencia de Marriott radica en su capacidad para adaptarse y diversificar su portafolio de marcas y ubicaciones. La compañía posee una amplia gama de hoteles que van desde opciones económicas hasta lujosas, lo que le permite ajustar su enfoque según la demanda regional y los cambios en el comportamiento del consumidor. Además, la compañía continúa invirtiendo en tecnología y experiencia del cliente, factores que se espera impulsen la fidelización y la generación de ingresos más sostenibles. Mirando hacia el futuro, la evolución de la demanda gubernamental dependerá en gran medida de las decisiones políticas en Washington, presupuestos federales y la situación económica del país.