En los últimos años, la inteligencia artificial (IA) ha dejado de ser una tecnología emergente para convertirse en una herramienta estratégica clave en diversos sectores, y la consultoría no es la excepción. Firmas reconocidas mundialmente como McKinsey & Company, Boston Consulting Group (BCG) y Deloitte están apostando fuertemente por la integración de soluciones de IA para mejorar la productividad y el impacto de sus consultores. Esta transformación digital no solo está redefiniendo la forma de trabajar internamente, sino que también influye en cómo estas empresas ofrecen servicios a sus clientes. Históricamente, los consultores han dedicado una gran cantidad de tiempo a tareas que van desde el análisis exhaustivo de grandes volúmenes de información hasta la elaboración y perfeccionamiento de presentaciones. Procesos que, aunque esenciales, son repetitivos y consumen recursos que podrían destinarse a actividades de mayor valor estratégico.
La implementación de herramientas de inteligencia artificial ha cambiado radicalmente este escenario, permitiendo automatizar y agilizar diversas fases del trabajo consultivo. En McKinsey, por ejemplo, uno de los avances más destacados es la creación de un agente de IA interno llamado Lilli. Este chatbot avanzado no solo sintetiza el conocimiento acumulado por la empresa durante un siglo, que incluye más de 100,000 documentos y entrevistas, sino que además responde a solicitudes de los empleados, ofrece resúmenes inteligentes, sugiere recursos relevantes e incluso conecta a los usuarios con expertos internos. Desde su lanzamiento en 2023, Lilli ha sido adoptado por más del 70% de los 45,000 empleados de la firma, con una frecuencia de uso que alcanza aproximadamente 17 solicitudes por semana por usuario. Los consultores han reportado que gracias a esta herramienta ahorran hasta un 30% de su tiempo, tiempo que aprovechan para abordar problemas de mayor complejidad y ofrecer soluciones más innovadoras a sus clientes.
El proceso de adopción de Lilli no estuvo exento de desafíos. Inicialmente, los consultores experimentaron lo que la empresa denomina "ansiedad por el prompt", una incertidumbre acerca de cómo formular las preguntas adecuadas a la IA. Sin embargo, solo una hora de entrenamiento fue suficiente para que los empleados ganaran confianza y comenzaran a sacar provecho de la herramienta. Además, Lilli evolucionó para incluir la capacidad de analizar presentaciones y documentos en formatos complejos como PowerPoint, lo que amplió aún más su utilidad dentro de la firma. Boston Consulting Group ha desarrollado soluciones propias para optimizar tareas específicas.
Un ejemplo de ello es Deckster, una herramienta que reduce el tiempo dedicado a refinamientos y ajustes en las presentaciones principales que los consultores utilizan para comunicar sus análisis y recomendaciones. Este enfoque permite a los profesionales centrar su energía en pulir los contenidos y estrategias, en lugar de invertir tiempo exclusivamente en aspectos formales o estéticos. Por su parte, Deloitte está implementando chatbots orientados a mejorar la experiencia interna de sus empleados en ámbitos como la gestión de recursos humanos. Por ejemplo, los consultores ahora pueden consultar sus recibos de nómina y recibir explicaciones claras mediante asistentes virtuales, sin necesidad de contactar directamente con el departamento de nóminas. Estas aplicaciones no solo promueven la eficiencia operativa sino que también facilitan la autonomía del personal.
La transformación impulsada por la IA en estas firmas líderes no se limita a la automatización de tareas rutinarias, sino que abarca también aspectos estratégicos. La inteligencia artificial está ayudando a los equipos a identificar rápidamente enfoques efectivos para resolver problemas complejos de sus clientes, apoyando la generación colaborativa de ideas y optimizando la toma de decisiones. Según Delphine Zurkiya, socia senior de McKinsey y usuaria frecuente de Lilli, la IA se ha convertido en un miembro virtual más dentro de los equipos de trabajo, presente en las discusiones y capaz de aportar perspectivas que enriquecen los procesos creativos y analíticos. Otro aspecto relevante es que estas consultoras no sólo están adoptando tecnologías de terceros como ChatGPT, sino que también desarrollan sus propias soluciones internas, lo que les permite personalizar las herramientas a las necesidades específicas de sus operaciones y proteger la confidencialidad de su extenso repositorio de conocimiento. Esto es crucial en un sector donde la información es uno de los activos más estratégicos.
La adopción masiva de inteligencia artificial también está generando impactos culturales dentro de las consultoras. Inicialmente, había ciertas reservas y dudas acerca de cómo la IA podría afectar la calidad del trabajo y el rol de los consultores. No obstante, la experiencia ha demostrado que estas tecnologías no suprimen la labor humana, sino que la potencian, liberando tiempo para tareas que requieren creatividad, pensamiento crítico y interacción humana, aspectos que son difíciles de replicar por máquinas. Por otro lado, estas firmas están desempeñando un papel fundamental en ayudar a los clientes a navegar la incorporación de la inteligencia artificial en sus propias organizaciones. Gracias a su expertise y experiencia, consultoras como McKinsey, BCG y Deloitte están diseñando programas de capacitación para empleados, desarrollando nuevas aplicaciones a medida e incluso participando en la formulación de políticas para la regulación ética de esta tecnología, promoviendo un uso responsable y eficaz en el mundo empresarial.
En conclusión, el auge de la inteligencia artificial está provocando una verdadera revolución en el ámbito de la consultoría. Empresas como McKinsey, Boston Consulting Group y Deloitte están demostrando que la integración adecuada de estas tecnologías no sólo mejora la eficiencia operativa, sino que también potencia la innovación, la colaboración y la calidad del servicio ofrecido a sus clientes. La inteligencia artificial ya no es una mera tendencia tecnológica, sino un componente central en la evolución del trabajo profesional en consultoría, habilitando una nueva era en la que humanos y máquinas trabajan codo a codo para afrontar los desafíos más complejos del mercado global.