En un contexto económico global en constante cambio, el dólar estadounidense continúa siendo la divisa más sólida y dominante en el mundo. A pesar de los esfuerzos de diversas naciones, especialmente de China, por diversificar las monedas en el comercio internacional y frenar la influencia del billete verde, un reciente análisis de Morgan Stanley presenta razones convincentes sobre por qué el dólar no será destronado en el corto plazo. En este artículo, exploramos las tres razones que sustentan esta afirmación. La primera razón que destaca Morgan Stanley se centra en la falta de liquidez del yuan chino. Durante años, el gobierno de Beijing ha mostrado interés en posicionar el yuan como un rival serio del dólar en el escenario internacional.
Sin embargo, los estrategas de Morgan Stanley argumentan que el yuan no tiene la suficiente liquidez para representar un desafío real a la preeminencia del dólar. Esto se debe, en gran parte, a los estrictos controles de capital que China impone sobre su moneda, que limitan la cantidad de efectivo que puede ser transferido hacia y desde el país. Los especialistas sostienen que para que el yuan se convierta en una moneda verdaderamente competitiva, China tendría que abrir su cuenta de capital y relajar las restricciones existentes. No obstante, es poco probable que esto suceda en el corto plazo, ya que el gobierno chino sigue prefiriendo un control estricto sobre su economía. Además, la economía china enfrenta importantes desafíos internos, como la caída de la demanda del consumidor y una crisis inmobiliaria en curso.
Estos problemas limitan las oportunidades del yuan para consolidarse como una alternativa viable en el comercio internacional, lo que debilita aún más su posición frente al dólar. Según Morgan Stanley, la hipotética progresiva adopción del yuan en transacciones bilaterales no tendrá un impacto significativo en la dominancia mundial de las monedas, y cualquier avance en esta dirección será incremental y no disruptivo. La segunda razón presentada por Morgan Stanley se refiere a la creciente preocupación por la deuda de Estados Unidos. A medida que la deuda pública del país supera los 34 billones de dólares, los críticos han comenzado a cuestionar la solidez del dólar como refugio seguro. Sin embargo, los analistas de Morgan Stanley argumentan que la confianza en el dólar permanece intacta.
La reputación del dólar como un activo altamente líquido y seguro sigue siendo un baluarte importante que lo respalda. A pesar de las preocupaciones sobre la inflación y el aumento de la deuda, los estrategas en finanzas creen que estas variables no afectan de manera significativa la percepción del dólar como una moneda confiable. La inflación, que había alcanzado niveles alarmantes durante la pandemia, ha comenzado a estabilizarse. En mayo, las cifras mostraron que los precios al consumidor crecieron un 3.3% interanual, un descenso significativo desde un pico del 9.
1%. Este contexto permitirá que el dólar mantenga su estatus como moneda de reserva mientras las economías nacionales navegan por la incertidumbre. Aunque algunos temen que la política monetaria de la Reserva Federal pueda afectar la estabilidad del dólar, los expertos en economía opinan que el banco central tiene herramientas adecuadas para controlar la inflación y gestionar la deuda del país. La tercera y última razón es la volatilidad inherente de las criptomonedas. A pesar del crecimiento y la popularidad de activos como bitcoin, estos siguen siendo demasiado volátiles para ser considerados una alternativa confiable al dólar.
Los estrategas de Morgan Stanley advierten que, si bien las criptomonedas pueden ser líquidas, su carácter errático disuade su uso en transacciones cotidianas. Muchos preferirán mantener criptomonedas como una forma de inversión que como una moneda práctica para comerciar. La alta volatilidad les hace menos atractivas como medio de intercambio, ya que su valor puede fluctuar de manera significativa en cortos períodos de tiempo. David Adams, jefe de la estrategia de divisas G10 en Morgan Stanley, explicó que los poseedores de criptomonedas tienen un mayor incentivo a conservar sus activos por sus posibles apreciaciones, lo que limita su uso comercial. Un verdadero pago alternativo a una moneda dominante debe ser estable y predecible, cualidades que, lamentablemente, todavía no se encuentran en el ámbito de las criptomonedas.
En resumen, aunque el discurso sobre la "desdolarización" ha ganado fuerza en los últimos años, Morgan Stanley concluye que el dólar no enfrentará un desafío inminente a su estatus. La falta de alternativas verdaderas en términos de moneda, la confianza mantenida en el dólar a pesar de las preocupaciones sobre la deuda, y la inestabilidad de los activos digitales son factores que sostienen la posición del dólar como rey de las divisas. En un mundo interconectado, donde las economías dependen cada vez más de las relaciones comerciales y financieras, la pregunta sobre cuándo y cómo podría cambiar el equilibrio de poder monetario es válida. Sin embargo, según especialistas de Morgan Stanley, debemos ser cautelosos al proyectar un futuro en el que el dólar estadounidense pierda su lugar en la cúspide. Las divisas son en gran medida un reflejo de la confianza que pueden generar en los mercados y, hasta el momento, el dólar sigue siendo la opción más atractiva.
A medida que avanzamos hacia un futuro lleno de incertidumbres económicas y políticas, es probable que el dólar se mantenga firme como un refugio seguro para inversores y comerciantes en todo el mundo. En este sentido, la dominancia del dólar en los mercados internacionales parece estar asegurada, al menos en el corto y medio plazo. Las preguntas sobre la evolución del sistema monetario global continúan, pero la resiliencia del billete verde es un desafío para cualquier competidor emergente. El futuro de la economía mundial sigue presentando incertidumbres, y el dólar, al parecer, seguirá siendo el estandarte en esta compleja trama financiera.