La fotografía conocida mundialmente como “El Terror de la Guerra” o popularmente como “Napalm Girl” ha trascendido como uno de los símbolos visuales más poderosos de la Guerra de Vietnam y del horror que el conflicto representó para millones de personas. La imagen, tomada el 8 de junio de 1972, capturó a la pequeña Kim Phuc, una niña de nueve años que corría desnuda y quemada tras un ataque de napalm por parte de las fuerzas del gobierno de Vietnam del Sur —un episodio conocido como fuego amigo. La foto fue atribuida a Huynh Cong Ut, mejor conocido como Nick Ut, un joven reportero fotográfico vietnamita de Associated Press (AP). A más de cinco décadas de su captura, AP llevó a cabo una exhaustiva investigación visual para verificar las reclamaciones sobre la autoría y el contexto preciso en el que la fotografía fue tomada. Esta indagación puso en relieve tanto la complejidad de documentar hechos históricos en el campo de batalla como la importancia de preservar la integridad de testimonios gráficos que moldean la memoria colectiva.
Nick Ut, con apenas 21 años, trabajaba para AP desde joven, iniciado en el laboratorio de revelado y posteriormente como reportero de campo en Saigón en plena guerra. Su trayectoria estuvo marcada por tragedias personales relacionadas directamente con el conflicto: dos de sus hermanos fallecieron durante la guerra, y uno de ellos, también fotógrafo para AP, fue asesinado cubriendo una batalla. Esta historia familiar añade una dimensión humana al relato del icónico momento capturado por Ut, quien arriesgó su vida para documentar la realidad cruda del territorio vietnamita. El 8 de junio de 1972, la guerra había alcanzado una fase visualmente muy documentada, lo que llevó a que el conflicto fuera apodado “la guerra televisada”. Periodistas, camarógrafos y fotógrafos tenían acceso inusual a los frentes de batalla, lo que resultó en una cobertura sin precedentes.
En Trang Bang, un pueblo cercano a Saigón, fuerzas del Viet Cong habían tomado posiciones estratégicas. Durante un ataque aéreo realizado por aviones A1 Skyraider de Vietnam del Sur, se lanzaron bombas y napalm que accidentalmente alcanzaron a las tropas propias, una tragedia conocida como fuego amigo. Periodistas que estaban en la carretera principal para documentar la ofensiva fueron testigos presenciales de las dramáticas secuencias que siguieron al bombardeo. AP conserva un archivo que contiene 84 negativos fotográficos de al menos siete rollos de película tomados por Nick Ut aquel día. Sin embargo, debido a la caída de Saigón y a la falta de conservación adecuada, muchas imágenes se perdieron o destruyeron.
Esto crea limitaciones importantes para establecer una línea temporal exacta y para verificar cada instante capturado. No existían metadatos o marcas temporales en aquel entonces, por lo que la reconstrucción de eventos depende de interpretaciones meticulosas sobre la geografía, la disposición de los sujetos y el análisis detallado de los negativos restantes. El análisis visual practicado por Associated Press incluyó la revisión de fotografías y videos no solo de su propia colección, sino también de archivos de otras agencias y periodistas presentes en el lugar. En su informe se destaca la aparición de varios profesionales que documentaron la tragedia: Hoang Van Danh del UPI, los equipos de NBC e ITN e incluso un fotógrafo militar con nombre similar al de Nick Ut, cuya identidad muchas veces ha generado confusión en la documentación histórica. Estos testimonios visuales muestran cómo los niños, entre ellos Kim Phuc, emergieron del humo hacia la carretera a la altura de un cementerio y corrían en dirección a un puente cercano, seguidos y asistidos por soldados y periodistas.
La ubicación exacta de los fotógrafos y la secuencia de movimiento de la niña fueron calculadas mediante la triangulación de señales como hitos físicos (templo Cao Dai, alambrados, señales de carretera) y la comparación de imágenes superpuestas en mapas satelitales. A partir de esta reconstrucción se pudo estimar con cierto margen de error la distancia a la que Ut habría estado de la niña cuando tomó la famosa fotografía, así como los movimientos que efectuó para capturar diferentes encuadres. Además, la investigación abordó aspectos técnicos, como el tipo de lente y cámara utilizados. La imagen presenta ciertos desafíos desde el punto de vista fotográfico, ya que carece de puntos de referencia cercanos claros y tiene solo un punto de fuga, lo que dificulta determinar con precisión la profundidad y perspectiva. Se simuló la escena usando lentes de 35 mm y 50 mm para intentar identificar cuál podría haberse empleado, pero el análisis no fue concluyente.
Se pudo establecer que, dependiendo del lente, el fotógrafo estaba entre cuatro y ocho metros de Kim Phuc en el momento de la toma. Otro aspecto clave abordado fue la identidad real del fotógrafo. Algunos cuestionamientos recientes sugirieron que Nguyen Thanh Nghe, otro fotógrafo presente, podría haber sido el responsable de la icónica imagen. Sin embargo, tras revisar videos y fotos desde múltiples ángulos, y con ayuda de técnicas digitales para aislar y comparar figuras borrosas vistas en el metraje de ITN, AP consideró que es posible que la figura distante y difusa que aparece sea Nick Ut. No obstante, debido a la calidad del material y la falta de referencias absolutas, esta afirmación se mantiene con incertidumbre.
Una pieza fundamental de la indagación tuvo que ver con el análisis forense de los negativos fotográficos. Examinaron características físicas de los negativos, como bordes, ángulos, granulado y defectos específicos para corroborar si la fotografía estaba dentro de una secuencia coherente de imágenes. Si bien se encontraron imágenes con características similares, no apareció un conjunto de negativos que evidenciaran un único rollo del cual provenga la famosa foto. Este vacío complica la validación, pero no invalida la autoría tradicionalmente aceptada. La destrucción y pérdida de material original durante o después de la guerra es un factor a considerar en estas lagunas.
En relación al equipo utilizado, Nick Ut aseguró años atrás que la foto se tomó con una cámara Leica M2, la cual posteriormente fue donada al Newseum en Washington, D.C. AP pudo inspeccionar esa cámara y hacer pruebas con película similar, pero no halló una coincidencia exacta en los negativos resultantes. Igualmente, investigaron si pudo haberse usado una cámara Pentax, también de las que Ut poseía y usaba a menudo. La investigación inclinó la balanza hacia esta opción, aunque quedó abierta la hipótesis sin una prueba definitiva.
La presencia simultánea de múltiples fotógrafos y camarógrafos en la escena permitió la existencia de imágenes y registros en video que, combinados, ofrecen una narrativa más completa de los momentos posteriores al ataque de napalm. Figuras como Christopher Wain, reportero de ITN que ayudó directamente a Kim Phuc en la grabación en video, y otros periodistas que asistieron y documentaron, enriquecen el testimonio de esa tragedia. La secuencia de imágenes y video da cuenta del caos, el sufrimiento y también del acto humano de solidaridad que siguió al horror de la guerra. En conclusión, la investigación de Associated Press reafirma la autoría de Nick Ut como el fotógrafo que capturó “El Terror de la Guerra” bajo los estándares rigurosos de verificación de la agencia, aunque reconoce la existencia de interrogantes y lagunas que probablemente, dada la antigüedad y las condiciones de la guerra, nunca podrán resolverse con total certeza. La imagen sigue siendo un símbolo atemporal que comunica la crudeza de un desastre bélico y la inocencia perdida de una infancia marcada para siempre por la violencia.
Más allá de las aclaraciones técnicas y las disputas sobre cámaras o ubicaciones exactas, la fotografía permanece como un trascendental testimonio visual que impactó a una generación y que sigue siendo referente indispensable en la historia del fotoperiodismo. Es un recordatorio del poder de la imagen para documentar, emocionar y provocar reflexión sobre las consecuencias humanas de la guerra. El legado de Kim Phuc y de quienes asistieron aquel día en Trang Bang continúa vivo, y la investigación meticulosa de AP aporta luminosidad y rigor histórico a una pieza fundamental de la memoria visual mundial. A través de esta revisión moderna y técnica, la historia se perpetúa con respeto, honra y un compromiso renovado con la verdad en el periodismo gráfico.