Ethereum se ha posicionado como una de las blockchains más importantes y utilizadas a nivel mundial, gracias a su robusta infraestructura y su ecosistema vibrante que impulsa aplicaciones descentralizadas (dApps), finanzas descentralizadas (DeFi) y tokens no fungibles (NFTs). Sin embargo, con el aumento considerable de usuarios y transacciones, la red enfrentó un desafío significativo: la congestión y los altos costos de las tarifas de gas. Como respuesta a este problema, emergieron las soluciones conocidas como capas 2, que prometen aliviar la presión sobre la cadena principal mientras mantienen la seguridad y descentralización propias de Ethereum. Sin embargo, en la actualidad se debate si estas capas 2 son realmente beneficiosas para Ethereum o si, por el contrario, están adoptando un comportamiento extractivo que, a largo plazo, podría perjudicar a la red principal. Las capas 2 (L2s) funcionan como cadenas o protocolos secundarias que se construyen sobre Ethereum y manejan la mayoría de las transacciones, elevando la velocidad de procesamiento y reduciendo considerablemente las tarifas para los usuarios.
Esta innovación no solo ha facilitado el acceso a servicios blockchain para más personas, sino que ha impulsado el crecimiento del ecosistema al permitir una experiencia más económica y eficiente para desarrolladores y usuarios por igual. No obstante, el éxito de las L2 ha traído consigo ciertos desafíos económicos y filosóficos dentro de la comunidad Ethereum. Uno de los puntos de mayor discusión es cómo las capas 2 participan del valor generado y si compensan adecuadamente a Ethereum por la seguridad y la infraestructura que la red principal proporciona. Actualmente, muchas de las L2 disfrutan de la protección y las garantías técnicas de Ethereum, pero retienen una parte importante de los ingresos por tarifas de procesamiento (especialmente las tarifas de secuenciación o 'sequencing fees'), sin retornar proporcionalmente beneficios a la cadena principal. Este fenómeno ha generado inquietudes sobre si las L2 están siendo, en algún sentido, extractivas.
Un ejemplo relevante es Base, una capa 2 lanzada por Coinbase que, tras la actualización Dencun implementada en marzo de 2024, experimentó una gran reducción en los costos asociados para publicar datos en Ethereum. Esto permitió que Base opere con mayor rentabilidad, acumulando decenas de millones de dólares en ingresos provenientes de tarifas de usuario, mientras contribuye con solo una fracción de esa cantidad en tarifas a Ethereum. Este desequilibrio ha llevado a cuestionamientos acerca del modelo económico actual y si Ethereum debería adoptar una postura más agresiva para capturar una mayor parte del valor generado dentro de su ecosistema. Sin embargo, no todo el panorama resulta negativo. Ethereum continúa evolucionando con mejoras técnicas que aumentan la capacidad y ofrecen mayores oportunidades para capturar tarifas.
Por ejemplo, el reciente fork Pectra incrementó el número máximo de blobs por bloque, facilitando así un mayor volumen de transacciones procesadas y, potencialmente, un aumento en las tarifas que puedan llegar a la red principal. Futuras actualizaciones, como Fusaka, prometen seguir ampliando esta capacidad, reforzando la posición de Ethereum frente a sus capas 2. Además de los aspectos económicos, existe un debate técnico importante sobre la centralización de las capas 2. Muchos de los principales L2s utilizan secuenciadores centralizados para ordenar las transacciones, lo que introduce un punto único de fallo y vulnerabilidades potenciales. Incidentes como el hackeo de 2.
6 millones de dólares de Linea han encendido las alarmas respecto a la necesidad de descentralizar más estos componentes críticos para mantener la seguridad y confianza en el ecosistema. En respuesta a estas preocupaciones, ha surgido el concepto de “based rollups”, que propone realizar el ordenamiento de transacciones directamente en la cadena establecida de Ethereum, reduciendo así la dependencia de secuenciadores centralizados en las capas 2. Algunas soluciones basadas en esta idea ya están en marcha, como Taiko Alethia, que aunque aún compite en velocidad con gigantes como Base, representa un paso hacia un modelo más seguro y descentralizado. Dentro de la comunidad Ethereum también se debate la posibilidad de implementar un 'impuesto' o tarifa específica para las capas 2, con el objetivo de redistribuir parte de los beneficios económicos hacia la red principal. No obstante, expertos advierten que esta medida podría tener consecuencias adversas, como la reducción de la competitividad de las L2 o la fuga de usuarios hacia otras blockchains de capa 1, como Solana, que podrían ofrecer condiciones más atractivas y económicas.
Más allá de lo técnico y económico, está la lógica filosófica que rige Ethereum como proyecto: la premisa de una red descentralizada que funciona bajo las fuerzas del mercado más que normas arbitrarias. Imponer cargas adicionales a las capas 2 puede entrar en tensión con estos valores fundamentales, lo que explica que la comunidad y la Fundación Ethereum prioricen el crecimiento sostenible y a largo plazo por sobre ganancias inmediatas. Por supuesto, la presión social dentro del ecosistema también juega un papel crucial. Líderes de proyectos y desarrolladores están promoviendo diálogos y colaboraciones para mejorar la interoperabilidad y encontrar soluciones que beneficien a todos los participantes. Talleres y conferencias, como la celebrada en Reino Unido con múltiples partes interesadas, ejemplifican estos esfuerzos para diseñar infraestructuras más escalables, seguras y equitativas.
Esta dinámica resalta que Ethereum no es un ente monolítico; más bien, es un ecosistema descentralizado donde diversas voces aportan a la gobernanza y evolución. Esto puede generar debates prolongados y lentos consensos, pero también asegura que las soluciones finales sean robustas y reflejen las necesidades del colectivo. La visión de transformar la capa 1 de Ethereum en un rollup más eficiente y rápido también ha ganado adeptos. Según algunos expertos, esta transición permitiría a Ethereum competir directamente con las velocidades y bajos costos de las capas 2 sin sacrificar la seguridad o la descentralización. El reciente nombramiento de nuevos líderes en la Fundación Ethereum refuerza la esperanza de que la organización se aborde sus limitaciones anteriores y se oriente hacia esta nueva etapa de responsabilidad y alineación estratégica.