John Deaton, el candidato del Partido Republicano al Senado en Massachusetts, se ha convertido en el centro de atención mediática tras la revelación de sus declaraciones fiscales. De acuerdo a documentos publicados recientemente, Deaton no pagó impuestos federales sobre la renta en 2022 y, sorprendentemente, no realizó donaciones a organizaciones benéficas durante ese mismo año. Estas revelaciones han generado un intenso debate sobre la ética y la transparencia fiscal en la política estadounidense, especialmente en un año electoral en el que se enfrenta a la senadora Elizabeth Warren. Los registros fiscales de Deaton, un abogado de lesiones personales y defensor del criptomercado, muestran que recibió un ingreso gravable de cero dólares en 2022. En lugar de eso, su declaración de impuestos mostró pérdidas significativas relacionadas con su firma de abogados y propiedades de alquiler que, según el propio Deaton, fueron consecuencia de un descenso en los negocios impulsado por la pandemia de COVID-19.
Aunque su firma reportó pérdidas de aproximadamente 38,000 dólares en 2022, la situación era aún más grave en 2021, cuando las pérdidas ascendieron a 807,000 dólares. La carrera de Deaton ha estado marcada por su activa participación en el mundo de las criptomonedas, donde ha acumulado una fortuna que algunos estiman en al menos 18 millones de dólares, si no más, gracias a sus inversiones en Bitcoin y bienes raíces en varios estados. Su declaración de impuestos muestra que, a pesar de sus pérdidas en el ejercicio fiscal de 2022, ha mantenido fondos en criptomonedas valorados en más de 10 millones de dólares. Esto despierta la curiosidad sobre cómo un candidato que maneja un patrimonio considerable logra no pagar impuestos, particularmente en un contexto donde sus adversarios políticos y el público esperan mayor responsabilidad de los funcionarios electos. Deaton ha defendido su situación fiscal, argumentando que, como abogado de lesiones personales que actúa en casos de mesotelioma, no recibe pago alguno hasta que asegura una compensación para sus clientes.
Esto hace que sus ingresos varíen considerablemente de un año a otro. De hecho, Deaton reportó un ingreso bruto de 5.2 millones de dólares en 2021, año en el que pagó alrededor de 1.1 millones de dólares en impuestos, además de haber hecho una modesta donación de 54 dólares a la caridad. No obstante, su falta de contribuciones caritativas en 2022 ha generado críticas.
Deaton se ha defendido al destacar su trabajo pro bono en el ámbito legal, donde ha dedicado “cientos de horas” a representar a personas comunes en casos relacionados con las criptomonedas, sin cobrar un centavo. Este tipo de trabajo, según él, tiene como objetivo proteger a los ciudadanos de las regulaciones de instituciones gubernamentales y ha sido fundamental en su vida profesional. Las críticas hacia Deaton no solo provienen de sus rivales, sino también de grupos de interés y quienes defienden la transparencia en la política. La senadora Warren, quien ha sido una voz fuerte en la regulación del criptomercado, ha cuestionado la integridad de Deaton por su aparente falta de responsabilidad fiscal, especialmente cuando él mismo acusa a otros de no ser responsables con sus inversiones en criptomonedas. La disparidad en los ingresos reportados entre Deaton y Warren resalta aún más el contraste, ya que esta última reportó un ingreso total de 1.
14 millones de dólares en 2022, con impuestos pagados que rondan los 244,312 dólares. En su defensa, Deaton ha aclarado que su enfoque en las criptomonedas se basa en su propia experiencia de vida. Creció en un entorno desfavorecido en Michigan, donde su madre luchaba por acceder a servicios bancarios debido a comisiones y requisitos de saldo mínimo. Esta experiencia personal lo llevó a ver el potencial de las criptomonedas como una forma de cambiar la dinámica del sistema financiero, favoreciendo la autonomía financiera individual. Las revelaciones sobre su situación fiscal han proporcionado un contexto valioso para los votantes a medida que se acercan las elecciones.
Algunos expertos sostienen que el hecho de no pagar impuestos federales podría perjudicar su imagen y su campaña. Mientras tanto, otros piensan que su conexión con la comunidad de criptomonedas podría atraer a un electorado más joven y tecnológicamente inclinado, posiblemente deleitándose en las implicaciones de un sistema que favorece a los que tienen inversiones significativas en activos digitales. En el trasfondo de esta contienda, el apoyo de grupos externos también juega un papel crucial. Deaton ha sido respaldado por un super PAC financiado por personalidades prominentes de las criptomonedas, lo que indica que su campaña no solo está sufriendo por estas revelaciones fiscales, sino que también está recibiendo apoyo financiero significativo que podría equilibrar la balanza en su favor. Por otra parte, la política de impuestos y las estrategias de recaudación en Estados Unidos se encuentran en el centro del debate público.
La distinción entre los que ven el sistema fiscal como un medio para la justicia social y los que lo consideran un castigo por el éxito económico es un tema recurrente. Deaton ha tocado esta cuerda al afirmar que su situación fiscal refleja las complejidades del sistema, aunque sus críticos interpretan esto como una falta de compromiso con la obligación cívica de contribuir al bien común. Mientras la contienda por el Senado se calienta, y con las elecciones programadas para noviembre, la historia de John Deaton no solo afecta su campaña, sino que también plantea preguntas más amplias sobre la ética en la política y la responsabilidad fiscal de los representantes electos. La capacidad de los votantes para entender la complejidad de su situación fiscal y la naturaleza de su trabajo en el campo de las criptomonedas será clave para el desenlace de esta controversia y, posiblemente, su carrera política. En resumen, la revelación de que John Deaton no pagó impuestos federales en el último año fiscal, combinada con sus estrategias de inversión y su activismo en el ámbito de las criptomonedas, lo coloca en una posición difícil en su enfrentamiento con Elizabeth Warren.
Con las elecciones acercándose, el vínculo entre su situación financiera y su futura candidatura se convierte en un tema crítico que resonará entre los votantes de Massachusetts y más allá.