En 2019, Meta, conocida entonces como Facebook, anunció una ambiciosa iniciativa para lanzar una criptomoneda que serviría como moneda común en sus plataformas digitales, tales como Facebook y WhatsApp. Este proyecto, que generó altas expectativas, fue abruptamente detenido debido a la fuerte oposición que recibió por parte del Congreso de Estados Unidos y diversas autoridades regulatorias. Sin embargo, ese no fue el fin de la relación de Meta con el mundo cripto. Hoy, la empresa está considerando de nuevo la adopción de criptomonedas, específicamente stablecoins, lo que marca su retorno en un mercado que ha evolucionado significativamente en los últimos años. Las stablecoins son un tipo de criptomoneda que está diseñada para mantener un valor estable, usualmente vinculada al dólar estadounidense.
Esto les otorga una ventaja importante frente a otras criptomonedas volátiles y las convierte en una opción cada vez más atractiva para su uso como medio de pago y transferencia de valor. La creciente madurez de este producto financiero ha captado la atención de varias empresas no vinculadas inicialmente con la tecnología blockchain, que ven en las stablecoins una oportunidad para optimizar sus sistemas de pagos, especialmente a nivel internacional. Meta no es la única compañía interesada en este tipo de activo digital. Grandes actores del sector financiero y tecnológico, como Visa, Stripe y Fidelity, también han dado pasos concretos hacia la integración de stablecoins en sus plataformas y servicios. Visa, por ejemplo, recientemente anunció una colaboración con Bridge, una startup dedicada a la infraestructura de stablecoins, para ofrecer soluciones más eficientes y económicas en pagos transfronterizos.
Stripe, un gigante de los pagos digitales, adquirió a principios de 2025 a Bridge por 1.1 mil millones de dólares, lo cual subraya la importancia creciente de las stablecoins en la economía digital contemporánea. Desde enero de 2025, Meta ha incorporado a Ginger Baker, una vicepresidenta de producto con experiencia en el ámbito fintech y cripto, para liderar las exploraciones de la compañía en el terreno de las stablecoins. Baker llega al gigante tecnológico con un extenso historial en empresas como Plaid y su rol en la Stellar Development Foundation, que administra uno de los blockchains de capa uno más influyentes. Este movimiento indica que Meta no está simplemente considerando ingresar a la esfera cripto de manera superficial, sino que aspira a construir capacidades internas robustas para hacerlo.
Estas conversaciones se están llevando a cabo en un contexto político y regulatorio muy cambiante. Durante la administración Biden, se implementaron políticas bastante restrictivas hacia las criptomonedas, especialmente con la intención de limitar riesgos financieros y combatir actividades ilícitas. Sin embargo, la elección de Donald Trump en noviembre de 2024 ha dado un giro en la perspectiva sobre las criptodivisas, lo que respalda su adopción más amplia, sobre todo en áreas como pagos internacionales que buscan eficiencia y reducción de costos. Legisladores estadounidenses continúan debatiendo dos proyectos de ley que establecen un marco regulatorio claro para las stablecoins, asunto que ha generado incertidumbre por años y ha ralentizado la adopción masiva de estas monedas digitales. Solamente con regulaciones más claras y estables, las compañías podrán operar con confianza y seguridad jurídica.
En este aspecto, Meta parece estar posicionándose estratégicamente para aprovechar la pronta llegada de estas normativas. Las stablecoins tienen un atractivo muy particular para empresas tecnológicas como Meta que manejan un ecosistema global con millones de usuarios. La capacidad para realizar pagos rápidos, con tarifas bajas y transacciones transfronterizas sencillas brinda una alternativa práctica a las transferencias bancarias tradicionales, que suelen ser lentas y costosas. Esto resultaría especialmente útil para la compensación de creadores de contenido, monetización de aplicaciones y otros flujos financieros dentro de las plataformas del grupo Meta. El interés renovado de Meta en las stablecoins también refleja un cambio en la percepción de la industria tecnológica hacia las criptomonedas.
Luego de períodos de escepticismo y prudencia, ahora se observa un mayor entendimiento de las oportunidades que la tecnología blockchain puede ofrecer, siempre que se gestionen adecuadamente los riesgos. La experiencia previa de Meta con el proyecto original, aunque no llegó a desplegarse, ha servido para aprender importantes lecciones sobre las complejidades regulatorias y sociales de introducir una nueva moneda digital a gran escala. Por ahora, las negociaciones entre Meta y distintas firmas del ecosistema cripto están en una fase preliminar, y el gigante tecnológico no ha hecho declaraciones oficiales. Sin embargo, las fuentes cercanas a esta iniciativa han confirmado que estas conversaciones están encaminadas a desarrollar un sistema robusto y escalable que permita facilitar pagos y transferencias de valor entre distintos países sin las limitantes de las infraestructuras financieras tradicionales. El escenario futuro para las stablecoins y las estrategias de empresas como Meta pinta prometedor, pero también está lleno de desafíos.