En un movimiento que ha provocado un intenso debate sobre la adopción de criptomonedas a nivel gubernamental, la gobernadora de Arizona, Katie Hobbs, decidió vetar el proyecto de ley conocido como Arizona Strategic Bitcoin Reserve Act. Esta propuesta legislativa buscaba permitir que el estado invirtiera fondos incautados en Bitcoin y creara una reserva oficial administrada por autoridades estatales. Sin embargo, la negativa de Hobbs a ratificar la ley ha sido recibida con fuertes críticas por parte de varios miembros de la comunidad cripto y ciertos políticos que respaldaban el proyecto. El proyecto legislativo promovido en el Senado estatal fue co-patrocinado por la senadora Wendy Rogers, una ferviente defensora de Bitcoin que se ha pronunciado abiertamente sobre la relevancia del criptoactivo para el futuro económico de Arizona. Según sus declaraciones, “Bitcoin no necesita a Arizona, Arizona necesita a Bitcoin”, una frase que refleja su convicción sobre el potencial transformador que la criptomoneda puede representar para la región.
Además, Rogers destacó que el sistema de retiro estatal de Arizona ya mantiene posiciones en acciones ligadas a Bitcoin, como las acciones de MicroStrategy, una compañía que posee una cantidad sustancial de Bitcoin, lo que para ella señala una incoherencia en el veto. El rechazo a la ley por parte de la gobernadora Hobbs se fundamenta en la recomendación de mantener inversiones prudentes y bien informadas que respalden la fortaleza del sistema de retiro estatal. Hobbs argumentó que el sistema se encuentra entre los más sólidos del país precisamente por su enfoque conservador en la gestión de activos, y expresó su preocupación sobre la volatilidad inherente a las criptomonedas y los riesgos que esto podría implicar para los fondos públicos. El veto no ha quedado sin respuesta dentro del ecosistema cripto. Conocidos personajes como Jameson Lopp, cofundador de Casa y reconocido experto en seguridad y tecnología Bitcoin, calificaron la decisión como un error que “envejecería mal”, subrayando que el atraso en la adopción de Bitcoin puede perjudicar a nivel económico y de innovación.
Por su parte, el empresario e inversor en criptomonedas Anthony Pompliano cuestionó la capacidad de Hobbs para evaluar oportunamente las inversiones y defendió a Bitcoin como una innovación financiera inevitable que debería ser considerada en las estrategias estatales. Además, Andrew Gordon, abogado especializado en criptomonedas, se unió al llamado para que más autoridades electas comprendan el “futuro” que representa Bitcoin, enfatizando que la falta de entendimiento tecnológico puede limitar el progreso de regiones enteras. En contraste, la voz crítica y escepticismo sobre la adopción gubernamental de Bitcoin también contó con apoyo, destacándose el de Peter Schiff, conocido por su postura tradicional sobre las finanzas y crítico del Bitcoin. Schiff apoyó la perspectiva de Hobbs al afirmar que el gobierno no debería utilizar fondos públicos para especular con activos considerados riesgosos, como las criptomonedas, posicionándose en defensa de métodos de inversión más convencionales y regulados. Arizona no es el primer estado en enfrentar este dilema.
Propuestas similares han surgido en estados como Oklahoma, Montana, Dakota del Sur y Wyoming, pero la resistencia a estas iniciativas ha sido persistente, con numerosos proyectos legislativos detenidos o abandonados recientemente. Esto demuestra que la integración de Bitcoin en las finanzas públicas es aún un terreno disputado, donde las preocupaciones sobre volatilidad, regulación y seguridad financiera conviven con las expectativas de innovación y crecimiento económico. El contexto global y la evolución del ecosistema Bitcoin influyen directamente en la dinámica local. De acuerdo con expertos en criptomonedas y analistas financieros, el interés institucional por Bitcoin se ha incrementado notablemente, con grandes multinacionales, fondos de inversión y algunas administraciones públicas explorando cómo incorporar esta tecnología en sus carteras y reservas. Para Arizona y otros estados, la posibilidad de posicionarse como pioneros en esta materia podría traducirse en una ventaja competitiva significativa en términos de inversión, tecnología y desarrollo económico.
La negativa a aprobar la Arizona Strategic Bitcoin Reserve Act genera preguntas importantes sobre el proceso de toma de decisiones en administración pública respecto a nuevos activos. Mientras defensores de Bitcoin ven la propuesta como un paso lógico hacia el futuro de las finanzas, sus detractores temen que su implementación precipitada pueda conllevar pérdidas y desconfianza en los fondos públicos. La polarización de las opiniones refleja un debate más amplio sobre cómo equilibrar innovación y seguridad en la gestión financiera estatal. La senadora Wendy Rogers anunció que planea reformular la propuesta en las próximas sesiones, lo cual indica que el tema permanecerá vigente en la agenda política de Arizona y que los defensores del Bitcoin están decididos a continuar su impulso. En tanto, la comunidad cripto observa con atención este proceso, consciente de que decisiones como la de Arizona podrían sentar precedentes para futuros movimientos regulatorios y estratégicos dentro de Estados Unidos.