La inteligencia artificial (IA) se ha consolidado como la innovación tecnológica más relevante y disruptiva de nuestra era. Esta tecnología está transformando múltiples sectores desde la automatización de procesos hasta la mejora en la toma de decisiones estratégicas, incrementando la productividad y eficiencia en niveles sin precedentes. La popularización de herramientas como ChatGPT desde principios de 2023 ha catapultado el interés de inversores hacia compañías que lideran el desarrollo y adopción de soluciones basadas en IA, impulsando significativamente la valoración de muchas de ellas. A pesar de este auge, existen empresas de inteligencia artificial con un enorme potencial, aún infravaloradas en el mercado, que merecen una mirada detenida por parte de quienes desean explorar oportunidades en este campo. Dos compañías destacan especialmente por su posicionamiento estratégico dentro de la cadena de valor de la inteligencia artificial, situándose en sectores con alta demanda futura y logrando avances tecnológicos que podrían definir sus trayectorias de crecimiento a largo plazo.
Para quienes desean invertir en la revolución del AI sin pagar precios elevados, estas dos acciones resultan no solo interesantes sino potencialmente muy rentables. La primera de ellas es Oklo, una empresa que representa la convergencia entre inteligencia artificial y tecnología nuclear de próxima generación con un enfoque disruptivo. Oklo desarrolla pequeños reactores nucleares rápidos que se diseñan y optimizan mediante avanzados algoritmos de IA. Estos micro-reactores están especialmente pensados para cubrir la demanda energética creciente de centros de datos, que son el corazón de la infraestructura digital actual y futura. Uno de los grandes desafíos que enfrenta la expansión de la inteligencia artificial es justamente el consumo energético masivo que conlleva.
Datos recientes indican que solo los centros de datos de Estados Unidos podrían necesitar más de 14 gigavatios adicionales para 2030, energía equivalente a la que requieren más de diez millones de hogares. En otros países como Irlanda, este consumo representa un porcentaje muy significativo de la generación eléctrica nacional, llegando a consumir prácticamente un tercio de la electricidad total producida. En este contexto, Oklo se diferencia gracias a su capacidad para acortar los ciclos de desarrollo y reducir costos mediante el uso de inteligencia artificial para diseñar sus reactores compactos. Su propuesta no solo es innovadora en términos tecnológicos sino que aporta una solución energética limpia, localizada y eficiente. Al colocar estos micro-reactores directamente en los sitios que demandan gran cantidad de energía, se eliminan pérdidas significativas en la transmisión de electricidad, asegurando un suministro sostenible y fiable para las infraestructuras que sustentan la expansión del AI.
El enfoque de Oklo representa un avance importante, ya que la combinación de IA con la generación de energía nuclear renovable podría ser una pieza clave para soportar y ampliar la capacidad de procesamiento necesaria en un mundo cada vez más digitalizado e interconectado. La segunda empresa emergente que llama la atención es una pionera en la aplicación de inteligencia artificial para la investigación y desarrollo farmacéutico. Su tecnología está moldeando el futuro del descubrimiento de medicamentos mediante la automatización y optimización de procesos complejos, acortando considerablemente los tiempos y costos asociados a la creación de nuevos tratamientos. En la industria farmacéutica tradicional, la búsqueda de compuestos efectivos requiere extensas fases de ensayo y error que suelen prolongarse por años, con inversiones millonarias y altos riesgos. Sin embargo, la integración de IA permite simular y analizar millones de posibilidades moleculares en cuestión de horas, identificando rápidamente candidatos prometedores para su posterior desarrollo.
Esta innovación abre una ventana de oportunidad para acelerar la llegada al mercado de medicamentos que podrían marcar la diferencia en la lucha contra enfermedades críticas como el cáncer, trastornos neurodegenerativos, infecciones y muchas otras patologías. La empresa que lidera esta transformación combina algoritmos avanzados con potentes capacidades computacionales para transformar grandes volúmenes de datos biológicos en conocimientos prácticos y aplicables, fortaleciendo así su posición competitiva y prospectiva de crecimiento. Los inversores que deseen diversificar su cartera con exposición a la inteligencia artificial tienen ante sí una oportunidad palpable: dos compañías que no solo aplican la IA en campos emergentes y con alto impacto social, sino que también están bien posicionadas para capitalizar las tendencias tecnológicas y económicas globales. Estas acciones todavía no reflejan en sus valoraciones de mercado todo el potencial que tienen, lo que podría representar un punto de entrada atractivo. Es importante recordar que invertir en acciones tecnológicas y especialmente en aquellas relacionadas con la inteligencia artificial implica riesgos inherentes.