Frank Deja, un renombrado traductor simultáneo alemán, ha capturado la atención del público en su reciente intervención como la voz alemana de Donald Trump durante el primer debate presidencial contra Kamala Harris. Con aproximadamente dos meses restantes para las elecciones presidenciales en Estados Unidos, el choque entre Trump y Harris se convirtió en un espectáculo políticamente electrizante, pero también en un desafío único para Deja. Su comentario de que Trump exhibe un "vocabulario limitado" y un "repertorio escaso de ideas" ha resonado profundamente entre los analistas y ha generado discussiones sobre el impacto de la retórica política moderna. Deja, un experto que ha traducido a figuras como Barack Obama, destacó las diferencias fundamentales entre ambos políticos. Mientras que los discursos de Obama estaban repletos de contenido y profundidad, los de Trump se caracterizan por su simplicidad y, a menudo, por su naturaleza impredecible.
"Cada frase de Obama estaba llena de significado. Tratar de traducir a Trump, por otro lado, implica a menudo que no se requiere el mismo nivel de preparación," afirmó Deja en una reciente entrevista. Esta afirmación provocadora no solo ofrece una visión clara del estilo comunicativo de Trump, sino que también plantea preguntas sobre cómo la simplicidad lingüística puede resonar a diferentes niveles con distintas audiencias. Además de la dificultad de traducir las palabras de Trump, Deja describió su experiencia emocional al interpretar sus discursos. Ingresar en la mente de Trump, llena de afirmaciones sorprendentes y a menudo absurdas, es un ejercicio mental complejo.
Deja comenta: "Es muy inquietante que su cháchara pase por mi sistema. Te sientes un poco manchado después." Esta lucha interna se suma a la carga de ser un intérprete que no solo debe traducir palabras, sino que también debe canalizar emociones y entonaciones, lo que convierte su trabajo en una práctica desafiante y única. El debate no solo fue feroz en términos de contenido ideológico, sino también en la forma en que ambos candidatos se presentaron. Trump, en particular, se mostró agresivo en su retórica, lo que generó un ambiente de tensión que complicó aún más la labor de Deja.
Mientras que Harris intentó presentar sus puntos de manera lógica y persuasiva, Trump a menudo se sumió en afirmaciones infundadas y descalificaciones personales. Esta dinámica fue un baile político que exigió de Deja una atención meticulosa, asegurándose de capturar no solo las palabras, sino también el tono y la urgencia detrás de ellas. Uno de los momentos destacados del debate fue cuando Trump hizo afirmaciones altamente controvertidas sobre la inmigración y otros temas candentes. Cuando el ex presidente acusó a los inmigrantes de Haití de hábitos de consumo inusuales, la confusión y la incredulidad no solo cundieron en el público, sino que también plantearon un desafío adicional para Deja, quien debió traducir estas declaraciones sin modificar su contenido. Esto lo llevó a reflexionar sobre la naturaleza del discurso de Trump y su efecto en la percepción pública.
"Cuando Trump dice 'tonterías', hay un proceso mental que tiene lugar en mi cabeza para verificar si realmente ha dicho eso. Me he acostumbrado a aceptar que lo que dice puede ser realmente absurdo." Las afirmaciones de Trump no se detuvieron ahí; una de las más sorprendentes fue su declaración de que Alemania había intentado eliminar el uso de combustibles fósiles durante un año, solo para regresar a la construcción de plantas convencionales. Este tipo de afirmaciones desafían la lógica y requieren que el intérprete no solo traduzca, sino que también mantenga un registro de la verdad. El Ministerio de Relaciones Exteriores de Alemania se vio obligado a responder de manera humorística a este comentario, señalando que "además, no comemos gatos".
A pesar de lo complicado que puede ser traducir por el carácter errático de Trump, Deja menciona que su habilidad para reflejar las emociones del orador sin caer en la parcialidad es crucial. El intérprete debe ser un lienzo en blanco que simplemente refleja las palabras y acciones del hablante. "Mis amigos me han preguntado si podría traducir de manera que Trump quede mal. Pero la verdad es que simplemente lo traduzco como habla. Si su estilo hace que se vea mal, eso no es mi culpa", dice Deja, resaltando su compromiso con la neutralidad profesional.
En medio del caos de los debates y la retórica polarizada, existe una cierta angustia dentro de la comunidad de traductores al abordar el discurso político moderno. Los comentarios de Deja han abierto una conversación sobre la responsabilidad de los traductores simultáneos y cómo deben verse a sí mismos en el contexto del discurso político contemporáneo. ¿Deben simplemente ser voces que transmiten el mensaje, o deben también actuar como guardianes de la verdad en momentos donde esta parece estar en jaque? Mientras Deja contempla su futuro como traductor, ha expresado su deseo de que Trump no vuelva a ganar las elecciones. Su anhelo es que un nuevo liderazgo surja en la forma de Kamala Harris, lo que haría que su trabajo fuera más fácil y menos "sucio". Sin embargo, la naturaleza de su trabajo implica una enseñanza más profunda sobre la resiliencia de los traductores y su adaptabilidad ante las dinámicas impredecibles del discurso político.