El pasado 29 de abril de 2025, millones de personas en España y Portugal quedaron sumidas en la incertidumbre y el caos debido a un apagón masivo que afectó a amplias zonas de ambos países, además de reportes dispersos en el sur de Francia. La interrupción comenzó alrededor del mediodía y tuvo un impacto inmediato en servicios básicos tan esenciales como el transporte público y las emergencias, dejando a la población en una situación precaria y vulnerable. Hasta el momento, las autoridades no han emitido una confirmación oficial sobre la causa de este incidente, pero las especulaciones apuntan hacia un posible ciberataque, lo que ha generado alarmas en todo el continente europeo y en la comunidad internacional de seguridad informática. Lo que hace aún más intrigante este caso es la ausencia de condiciones atmosféricas inusuales durante el momento del apagón, según informó la agencia meteorológica española. Esta información refuerza la hipótesis de una intervención externa a través de medios digitales para causar el colapso del suministro eléctrico, situando el suceso en el ámbito de la ciberdelincuencia y posiblemente en la órbita del ciberterrorismo.
En los minutos posteriores a la caída del sistema eléctrico, dos grupos de hackers con notoriedad en el ámbito pro-ruso —Dark Storm Team y NoName057— asumieron la responsabilidad a través de canales en Telegram y en la plataforma X, anteriormente conocida como Twitter. Estos colectivos difundieron enlaces a reportes que supuestamente demostraban la incursión en redes gubernamentales portuguesas, específicamente afectando a ministerios clave como el del Interior, Justicia, Medio Ambiente y al propio Consejo de Ministros. Junto a estos enlaces, los mensajes exhibían una actitud desafiante y provocadora, destacando con frases irónicas la capacidad para derribar todo un país con un simple ataque desde la distancia. La presunta colaboración entre estas dos entidades pone en evidencia una escalada en la sofisticación y alcance de los ataques informáticos con motivaciones políticas o ideológicas. NoName057, en particular, tiene un historial de ataques a objetivos relacionados con la OTAN y países percibidos como adversarios de la política exterior rusa.
Este contexto sugiere que el apagón masivo puede no ser un acto aislado, sino parte de una estrategia más amplia de ciberguerra, diseñada para desestabilizar y enviar mensajes de poder en un escenario geopolítico cada vez más tenso. Desde el punto de vista técnico, el hecho de que una interrupción de esta magnitud pueda ser provocada por un ataque digital abre un debate profundo sobre la seguridad y resiliencia de las infraestructuras críticas en Europa. Los expertos en ciberseguridad coinciden en que un ataque distribuido de denegación de servicio (DDoS) puede paralizar redes y sitios web, pero la complejidad de deshabilitar un sistema eléctrico nacional es aún mayor. Aún así, algunos analistas advierten que la combinación de ataques cibernéticos con manipulación de sistemas de control industrial o intrusiones profundas puede permitir la ejecución de sabotajes a infraestructuras estratégicas con consecuencias devastadoras para la vida cotidiana y la economía. Este evento recuerda a otros incidentes emblemáticos, como el ataque de ransomware en el Colonial Pipeline en Estados Unidos en 2021, que bloqueó el suministro de combustibles en la costa este del país, confirmando que los delitos cibernéticos pueden tener impactos reales y prolongados en sectores vitales.
La amenaza ya no es solo la pérdida de datos o el robo financiero, sino la capacidad para atacar y controlar físicamente sistemas que sostienen la funcionalidad de naciones enteras. En medio de la oscuridad literal que azotó España y Portugal, la incertidumbre y el miedo tomaron protagonismo. La falta de información clara y oficial generó desconfianza en la población, mientras que las autoridades europeas han iniciado investigaciones con la cooperación de agencias nacionales e internacionales para esclarecer los hechos, verificar las responsabilidades y mitigar los riesgos de nuevas incursiones. Los interrogantes sobre la naturaleza exacta del ataque siguen abiertos: ¿Complementó un DDoS una intrusión interna en los sistemas de control industrial? ¿Se logró vulnerar un punto crítico en la cadena de suministro eléctrico? ¿Qué vulnerabilidades permitieron un impacto de esta magnitud? La respuesta a estas preguntas determinará las medidas a adoptar para fortalecer las defensas digitales en el futuro y evitar que episodios de esta índole se repitan. Por otro lado, la aparición y funcionamiento de grupos como Dark Storm Team y NoName057 reflejan un escenario preocupante en donde cibercriminales con respaldos ideológicos o estatales actúan cada vez con mayor impunidad y sofisticación.
La ciberguerra, considerada por muchos como el nuevo campo de batalla internacional, pone en jaque no solo a las instituciones gubernamentales, sino a toda la sociedad civil. En este contexto, los gobiernos europeos deben acelerar la modernización y endurecimiento de sus sistemas de ciberdefensa, así como fomentar la cooperación multilateral para compartir inteligencia y responder coordinadamente ante futuras amenazas. La protección de las infraestructuras críticas debe ser una prioridad estratégica, dado que su vulnerabilidad afecta directamente la seguridad nacional, la estabilidad económica y la confianza pública. Además, la divulgación responsable de la información es clave para evitar pánicos innecesarios y desinformación en la población. El papel de los medios de comunicación, los expertos en seguridad y las plataformas digitales es fundamental para ofrecer datos verificables, educar sobre la naturaleza de los riesgos y promover buenas prácticas de prevención.