La industria cinematográfica ha crecido a pasos agigantados en las últimas décadas, convirtiéndose en un gigantesco negocio que genera miles de millones de dólares en ingresos anualmente. En 2023, la recaudación global en taquilla alcanzó los 33,9 mil millones de dólares, aunque esta cifra no significa que todas las películas sean rentables. De hecho, muchos proyectos cinematográficos se convierten en apuestas perdedoras. Pero, ¿por qué las películas, especialmente las de gran presupuesto, cuestan tanto de hacer? El costo promedio de una película de un estudio importante ronda los 65 millones de dólares. Sin embargo, esta cifra no cubre los gastos de distribución y marketing, que pueden añadir otros 35 millones, llevando el costo total de producción y marketing de una película importante a cerca de 100 millones de dólares.
Esta cantidad queda muy lejos de los 400,000 dólares que costó hacer "Napoleon Dynamite", una de las películas de bajo presupuesto que logró un gran éxito. Las cifras anteriores son solo promedios. Las películas de alto presupuesto pueden costar mucho más. Por ejemplo, "Avatar", lanzada en 2009, tuvo un presupuesto de 237 millones de dólares y recaudó bien más de 2 mil millones en todo el mundo. De hecho, "Star Wars Ep.
VII: The Force Awakens" se estima que tuvo un presupuesto astronómico de 533,2 millones de dólares, un costo que algunos pueden considerar absurdo, pero que se ha justificado viendo los resultados en taquilla. Los costos elevados de hacer una película se pueden desglosar en varias categorías. Uno de los principales factores es el talento. Para atraer a las grandes estrellas de Hollywood, así como a los directores y productores de renombre, los estudios deben estar dispuestos a pagar salarios exorbitantes. Las cifras que algunos actores y actrices reciben por película pueden alcanzar o incluso superar los 20 millones de dólares, lo que representa una parte sustancial del presupuesto.
Otra área donde se gasta mucho dinero es en la producción misma. Esto incluye salarios para la tripulación, locaciones, equipos, vestuario y, en algunos casos, la compra de derechos de autor para el guion. Todo ello puede absorber fácilmente el 20% del presupuesto total. Pero la producción es solo el comienzo. Películas que dependen de efectos especiales complejos, como las de ciencia ficción o aventura, pueden ver cómo sus costos se disparan.
La creación de efectos visuales requiere tecnología avanzada y profesionales altamente cualificados, lo que puede aumentar considerablemente los gastos. Además, la música es otro componente costoso en la producción cinematográfica. El proceso de componer música original y contratar orquestas para las grabaciones puede sumar cifras significativas. Y, por supuesto, después de que se ha invertido tanto tiempo y dinero en hacer una película, comienza la fase de marketing y distribución. El marketing es fundamental para el éxito de cualquier lanzamiento cinematográfico.
Si un estudio invierte 100 millones de dólares en hacer una película, no puede permitirse el lujo de ignorar cómo promocionarla. Tomemos como ejemplo "Spider-Man 2", que costó 200 millones de dólares para su producción y requirió otros 75 millones en publicidad. Esto ilustra cómo los estudios a menudo pueden afirmar que han perdido dinero en una película que aparentemente ha generado ganancias en taquilla, ya que el costo de marketing no suele incluirse en el cálculo de la producción. Esto lleva a un punto crítico: el costo de los boletos de cine. Para recuperar las inversiones y generar ganancias, los estudios deben vender una gran cantidad de entradas.
La demanda alta de películas a menudo se traduce en precios de boletos que pueden parecer exagerados; en EE.UU., el costo promedio de un boleto era de 10,53 dólares en 2022. Las fuentes de financiación para los presupuestos cinematográficos son diversas. Los estudios de cine son los principales financiadores, pero también hay capital privado, patrocinadores que aportan fondos a cambio de promociones de marcas, y acuerdos de colocación de productos que compensan parte de los costos.
La combinación de estas fuentes puede liberar a los estudios de la carga de financiar todo el proyecto por sí mismos, permitiendo que algunas producciones tengan presupuestos aún más altos. Es interesante observar que, a pesar de todos estos números escalofriantes y del potencial de enormes pérdidas, la industria del cine sigue produciendo películas a un ritmo constante. Películas que han fracasado en taquilla, como "The Adventures of Pluto Nash" que costó 100 millones de dólares y recaudó poco más de 7 millones, son recordadas como advertencias, pero no desalentadoras suficientes como para frenar la producción. Esto sugiere que los estudios de cine están impulsados por la posibilidad de crear el próximo gran éxito. Los costos asociados a la producción cinematográfica no son el único factor y, de hecho, muchos elementos siguen en constante evolución.
La pandemia de COVID-19 aceleró cambios en la forma en que consumimos cine. Aunque las salas de cine están regresando, los estrenos simultáneos en plataformas de streaming han dado lugar a un nuevo paradigma en la proyección de películas. Esto también podría influir en la forma en que se determinan los presupuestos de producción en el futuro. Hoy en día, también se observa un aumento en los costos de producción debido a la creciente demanda de contenido en el ámbito digital. Con más plataformas de streaming entrando en la competición, la necesidad de contenido de calidad ha aumentado.