El mercado financiero estadounidense se encuentra en un punto decisivo con la potencial flexibilización de las normas de apalancamiento que afectan al sector bancario, un cambio que podría tener un impacto significativo en el mercado de bonos del Tesoro. Estas normas, conocidas como el índice de apalancamiento suplementario (SLR por sus siglas en inglés), fueron implementadas en la estela de la crisis financiera de 2007-2009, con el objetivo de exigir a los grandes bancos mantener suficiente capital contra sus activos y así proteger la estabilidad financiera. Sin embargo, con el paso del tiempo, estas restricciones se han convertido en una carga que limita la capacidad de los bancos para desempeñar su papel fundamental en la intermediación financiera, especialmente en lo que respecta a inversiones consideradas extremadamente seguras, como los bonos del Tesoro de Estados Unidos. Expertos y representantes del sector bancario han manifestado un amplio consenso respecto a que la fórmula actual del SLR está desactualizada y no se adapta a las realidades económicas contemporáneas. Kevin Fromer, presidente y CEO del Financial Services Forum, una entidad que agrupa a los mayores bancos del país, ha sido enfático al señalar que estas reglas no solo afectan la estabilidad financiera, sino también el crecimiento económico y el bienestar general de consumidores y empresas.
La presión para reformar estas normas proviene de la convicción de que aliviar las cargas sobre el capital bancario permitirá a las entidades financieras liberar efectivo, facilitando mayor crédito y mejorando la capacidad para operar en mercados clave como el de los bonos del Tesoro. Durante el mes pasado, el mercado de bonos del Tesoro experimentó altos niveles de volatilidad e incertidumbre, lo que encendió las alarmas en los reguladores y la industria bancaria. Este episodio resaltó la necesidad urgente de revisar los parámetros regulatorios para evitar que en el futuro estas circunstancias pongan en riesgo la liquidez y estabilidad del mercado. Los grandes bancos, que son actores fundamentales en la adquisición y distribución de deuda soberana, han estado relativamente contenidos debido a las exigencias del SLR, lo que a su vez ha limitado la profundidad y robustez del mercado de deuda pública. El debate en torno a la flexibilización de estas reglas ha tomado fuerza en los últimos meses, siendo una prioridad para los organismos reguladores como la Reserva Federal, la Corporación Federal de Seguro de Depósitos (FDIC) y la Oficina del Contralor de la Moneda (OCC).
El Secretario del Tesoro, Scott Bessent, confirmó en recientes audiencias con legisladores que la revisión del SLR es una alta prioridad para estos tres organismos, lo que podría traducirse en propuestas de cambios regulatorios a corto plazo. Los defensores de la reforma argumentan que las normas originales del SLR fueron diseñadas para servir como niveles mínimos de capital basados en riesgos ampliamente percibidos, pero no diferenciaron adecuadamente entre activos de alto y bajo riesgo, como es el caso de los bonos del Tesoro, considerados como una inversión casi libre de riesgo. Esta falta de distinción ha llevado a una asignación de capital desproporcionada que afecta negativamente la capacidad de los bancos para otorgar préstamos y participar activamente en el mercado de deuda pública. El presidente y CEO de la Bank Policy Institute, Greg Baer, ha descrito la reforma como “atrasada y bienvenida”, subrayando la importancia de esta medida para revitalizar el papel que los bancos juegan en la economía. Igualmente, el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, ha reconocido en testimonios ante el Congreso que las actuales exigencias de apalancamiento restringen la intermediación bancaria en el mercado del Tesoro y que ha llegado el momento de reevaluar la normativa.
La expectativa general en la industria es que una reducción en las exigencias de capital específicas para activos seguros permitiría a los bancos ofrecer mayor liquidez y respaldo al mercado de bonos del Tesoro. Esto es crucial en un contexto donde el Tesoro estadounidense es uno de los pilares fundamentales del sistema financiero mundial, utilizado como referencia para tasas de interés y considerado un activo refugio global. Además de apoyar directamente al mercado del Tesoro, la flexibilización del SLR podría tener efectos positivos en la economía en general. Al liberar capital, los bancos tendrían mayor capacidad para otorgar créditos a consumidores y empresas, fomentando la inversión y el consumo, elementos indispensables para el crecimiento económico sostenido. Asimismo, una banca con mayor margen operativo podría mejorar su capacidad para hacer frente a contingencias financieras, fortaleciendo la resiliencia del sistema.
No obstante, a pesar del consenso en la necesidad de ajuste, la implementación de cambios en una regulación tan crítica como el SLR debe ser cuidadosa para no comprometer la estabilidad financiera. Los reguladores enfrentan el desafío de equilibrar la necesidad de incentivar la intermediación bancaria y la toma de riesgos adecuada, con la cautela necesaria para evitar un retorno a prácticas que puedan generar vulnerabilidades sistémicas. El timing también juega un papel relevante. Con la posibilidad de que las nuevas propuestas se presenten durante el verano de 2025, el sector bancario y los mercados financieros estarán observando de cerca cada señal de avance en esta área. La dinámica política también influye, ya que la administración actual ha mostrado una clara orientación hacia la desregulación, buscando facilitar un entorno más favorable para el crecimiento económico.
Desde una perspectiva global, el ajuste en las normas de apalancamiento de EE.UU. podría tener repercusiones importantes. Los mercados internacionales de deuda y capital siguen de cerca las políticas y regulaciones estadounidenses, por lo que un cambio que fortalezca el mercado del Tesoro podría traducirse en una mayor confianza global y estabilidad en flujos de inversión. En conclusión, la posible flexibilización del índice de apalancamiento suplementario representa una oportunidad clave para modernizar y optimizar el marco regulatorio que afecta al sector bancario, mejorando su capacidad para apoyar el mercado de bonos del Tesoro y, en consecuencia, a toda la economía estadounidense.
El equilibrio entre prudencia regulatoria y dinamismo económico será esencial para que esta reforma cumpla su propósito sin generar riesgos innecesarios. Por ahora, el sector bancario mantiene una actitud optimista, esperando que los reguladores actúen con celeridad para impulsar un cambio que, de implementarse adecuadamente, podría traer beneficios significativos tanto para los mercados financieros como para la economía en general.