En el complejo escenario económico mundial, las decisiones de política comercial tienen un impacto profundo en la actividad económica y en las estrategias de los bancos centrales. Recientemente, Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos, ha enfatizado que la persistencia de los aranceles represalia impuestas durante años pasados dificulta el progreso de la Fed en el cumplimiento de sus objetivos fundamentales. Entre estos objetivos destacan la estabilidad de precios, el pleno empleo y un crecimiento económico sostenible. Powell ha descrito cómo los aranceles, impuestos gravitantes sobre productos importados, inflan los costos para empresas y consumidores estadounidenses. Esto provoca un encarecimiento de materias primas y bienes finales, impactando directamente en los precios al consumidor, un factor crucial que controla la Fed como parte de su mandato de mantener la inflación en niveles objetivos cercanos al 2%.
La acumulación y persistencia de estas tarifas comerciales socavan los esfuerzos de la Fed para controlar la inflación mediante ajustes en las tasas de interés. Además, los aranceles representan un gran desafío para la cadena de suministro y la competitividad internacional de las empresas. Las compañías que dependen de insumos importados enfrentan mayores costos, dificultando sus operaciones y obligándolas en muchas ocasiones a trasladar esos aumentos a sus precios finales. A nivel macroeconómico, este fenómeno frena la inversión privada y disminuye la confianza empresarial, dos elementos fundamentales para un crecimiento económico robusto y continuado. Uno de los argumentos centrales que ha expuesto Powell es que, mientras persistan estos gravámenes comerciales, la Fed estará en una especie de batalla interna.
Por un lado, intentará controlar la inflación mediante política monetaria restrictiva, elevando las tasas de interés. Por otro lado, estos mismos aranceles funcionan como una presión inflacionaria adicional que puede hacer que el banco central eleve las tasas de forma más agresiva, aumentando el riesgo de desaceleración económica o incluso recesión. Cuando la Fed enfrenta un entorno inflacionario complicado por factores externos como los aranceles, la herramienta tradicional del control monetario se vuelve más compleja. Los aranceles actúan como un impuesto indirecto dentro de la economía, y quitar esa presión fiscal sobre los precios ayudaría a aliviar la necesidad de ajustes monetarios tan severos que podrían frenar la economía en exceso. El impacto acumulado de esta situación también afecta al mercado laboral.
Powell ha señalado que la política tarifaria puede reducir la demanda de trabajo en ciertos sectores, especialmente aquellos ligados a la manufactura y al comercio internacional. Si las empresas tienen que afrontar mayores costos, pueden limitar sus contrataciones o incluso reducir sus plantillas. Esto dificulta que la Fed logre su otro objetivo clave: impulsar el máximo empleo posible. Las tensiones comerciales internacionales, encabezadas en años recientes por la guerra arancelaria entre Estados Unidos y China, han tenido repercusiones globales. La incertidumbre generada por estas políticas ha afectado la inversión, los mercados y la confianza mundial en el sistema comercial multilateral.
En este contexto, la Fed debe balancear la necesidad de mantener la estabilidad doméstica frente a un ambiente mundial volátil. La gestión de Jerome Powell en la Fed ha demostrado una creciente sensibilidad hacia estos desafíos externos que se trasladan al control interno de la economía. La presión inflacionaria resulta de múltiples factores, y los aranceles son uno de ellos, pero con una influencia directa y tangible sobre los precios y la producción nacional. Por ello, oponerse a su permanencia se presenta como una consigna estratégica dentro de la política económica. Asimismo, diferentes sectores empresariales, cámaras de comercio y analistas económicos coinciden en que la eliminación o reducción progresiva de estos aranceles podría actuar como un estímulo económico positivo para Estados Unidos.
Al reducir los costos de producción y de consumo, se facilitaría la disminución de la inflación y se potenciaría la recuperación económica post pandemia. Powell también ha señalado que el manejo de las relaciones comerciales internacionales debe ser estable y predecible. Los flujos de comercio abiertos y sin barreras arbitrarias permiten a las empresas planificar mejor sus inversiones y operaciones. Esto reduce la incertidumbre, promueve la innovación y mejora la disposición del sector privado para tomar riesgos que impulsan la economía. En su última comparecencia, Powell enfatizó que sin una solución clara respecto a los aranceles, la Fed podría encontrarse en un punto muerto.