Eli Lilly, una de las compañías farmacéuticas más relevantes y con mayor capitalización de mercado a nivel mundial, ha visto caer sus acciones aproximadamente un 20% desde su punto más alto en el último año. Este descenso ha generado muchas preguntas entre los inversionistas y analistas sobre si es el momento adecuado para aprovechar esta corrección y comprar acciones de la empresa. Para responder a esta interrogante, es importante entender tanto las razones detrás de esta caída como el panorama futuro al que se enfrenta Eli Lilly en términos de crecimiento y competencia. La trayectoria reciente de Eli Lilly fue ascendente y sólida, con una capitalización tan robusta que la llevó a estar muy cerca de alcanzar la marca de un billón de dólares, convirtiéndose en la empresa de salud con mayor valor en el mundo. Este despegue fue impulsado principalmente por la fuerte demanda de sus productos, especialmente en el mercado de medicamentos para enfermedades crónicas y tratamientos innovadores para la obesidad y diabetes, que son dos áreas donde la compañía ha invertido fuertemente en desarrollo e innovación.
Sin embargo, la realidad cambió cuando Eli Lilly comenzó a no alcanzar las expectativas de resultados en al menos dos de los últimos tres trimestres. Los inversores, acostumbrados a una trayectoria impecable, reaccionaron con sorpresa y preocupación. La mayor caída se registró en el tercer trimestre de 2024, cuando los ingresos estuvieron cerca de un 19.5% por debajo de lo estimado por los analistas. Más recientemente, el desempeño financiero volvió a quedarse corto, aunque esta vez solo en un 3.
4%. Estas desviaciones, aunque en algunos casos menores, fueron suficientes para afectar la confianza del mercado en una empresa que tenía una valoración con un ratio precio-ganancias anticipado muy alto, cercano a 36.6, exigiendo una ejecución casi perfecta. A estos tropiezos financieros se suman presiones crecientes en el mercado competitivo de los medicamentos para la obesidad, sector en el que Eli Lilly había ganado mucha tracción. Competidores poderosos y emergentes están entrando con fuerza, poniendo en jaque la posición dominante de la compañía.
Por ejemplo, Novo Nordisk está preparado para solicitar la aprobación regulatoria de su producto CagriSema a principios de 2026. Además, el gigante minorista CVS Health ha priorizado el medicamento Wegovy de Novo Nordisk en su formulario de medicamentos preferidos, en detrimento del Zepbound de Eli Lilly, lo que afecta directamente la penetración y el posicionamiento del producto de Lilly. Adicionalmente, asociaciones estratégicas entre otras compañías farmacéuticas están aumentando la competencia. Roche ha unido fuerzas con Zealand Pharma, que tiene un medicamento para la pérdida de peso prometedor en desarrollo clínico. Viking Therapeutics también está impulsando su droga experimental VK2735 hacia las fases finales de ensayos, anticipando una posible entrada al mercado que obligará a Eli Lilly a defender su cuota con mayor innovación y efectividad.
La incertidumbre regulatoria también pesa sobre el futuro de la compañía. El gobierno estadounidense ha contemplado la implementación de aranceles elevados a las importaciones farmacéuticas, algo que la administración de Eli Lilly reconoce podría tener un efecto adverso en sus operaciones. En la llamada de resultados del primer trimestre, el CEO David Ricks destacó que estos posibles aranceles impactarían negativamente no solo a Lilly sino a toda la industria farmacéutica. Otra amenaza que preocupa a los inversionistas es la iniciativa del gobierno para adoptar un sistema de precios de referencia internacional para los medicamentos cubiertos por Medicare. Este sistema ataría los precios pagados en Estados Unidos a los precios que otros países principales pagan por los mismos medicamentos, lo que podría reducir significativamente los márgenes de ganancia de las compañías farmacéuticas.
David Ricks calificó esta iniciativa, basándose únicamente en comparar precios entre Estados Unidos y Europa, como “una idea absurda”. Sin embargo, la posibilidad de implementar cambios de este tipo mantiene a Wall Street cauteloso y contribuye a la presión bajista sobre las acciones. Pese a estos desafíos, es importante no perder de vista que Eli Lilly sigue siendo una empresa con sólidas bases y oportunidades de crecimiento relevantes. Su cartera de productos incluye tratamientos innovadores que tienen un gran potencial de mercado, especialmente en el segmento de diabetes y obesidad, enfermedades con alta prevalencia global y demanda sostenida. Eli Lilly ha demostrado a lo largo de su historia una capacidad notable para reinvertir en investigación y desarrollo, lo que podría traducirse en nuevos medicamentos con ventajas competitivas en los próximos años.
Además, sus planes de expansión y la estrategia para abordar nuevos segmentos terapéuticos resaltan la visión a largo plazo de la compañía para mantenerse a la vanguardia del sector farmacéutico. Desde la perspectiva de un inversor que busca aprovechar el movimiento a la baja, esta caída del 20% podría representar una oportunidad atractiva para comprar a un precio más accesible dentro de un sector con potencial de crecimiento estructural. Sin embargo, invertir en Eli Lilly posee inherentes riesgos vinculados a la competencia cada vez más intensa, la volatilidad en los resultados financieros y la presión regulatoria. Para decidir si comprar la caída, sería prudente monitorear de cerca la evolución de los datos trimestrales, las novedades regulatorias y el desempeño comparativo frente a competidores clave como Novo Nordisk. También será crucial evaluar cómo Eli Lilly ajusta sus estrategias comerciales y de innovación para responder a estos retos.
En conclusión, aunque Eli Lilly enfrenta vientos en contra significativos que han impactado su cotización en bolsa, la empresa mantiene elementos fundamentales sólidos que podrían favorecer su recuperación y crecimiento futuro. La decisión de comprar la caída debe basarse en un análisis equilibrado de riesgos y oportunidades, así como en la capacidad del inversor para tolerar fluctuaciones a corto plazo en busca de beneficios a largo plazo en una compañía histórica del sector farmacéutico.