En el dinámico universo de las criptomonedas, cada mes puede traer sorpresas que cambian el rumbo del mercado. En particular, mayo del 2025 está tomando relevancia como un posible punto de inflexión para Bitcoin y el ecosistema cripto en general. Son varios los factores que impulsan esta expectativa, desde cambios técnicos en los gráficos de precios hasta movimientos estratégicos en los flujos de inversión y ajustes regulatorios clave. Uno de los aspectos más destacados es la continuación de los grandes flujos de entrada en los ETFs de Bitcoin. Estos instrumentos financieros permiten a los inversores acceder a Bitcoin de forma regulada y sencilla, promoviendo así la entrada de capital institucional.
A pesar de algunas fluctuaciones menores, la tendencia general apunta a una fuerte acumulación de activos bajo esta modalidad, un signo claro de interés creciente y confianza en el futuro del activo digital. Al mismo tiempo, se observa una disminución en los saldos de Bitcoin disponibles en las plataformas de intercambio. Esta reducción en la oferta disponible en los mercados secundarios fortalece la percepción de escasez, un elemento fundamental que suele preceder movimientos alcistas significativos en los precios. Cuando el suministro en exchanges es bajo, los compradores deben competir más por las unidades disponibles, ejerciendo presión hacia arriba en los valores. Desde el punto de vista técnico, mayo puede traer un evento conocido como “Golden Cross”.
Este fenómeno ocurre cuando la media móvil de corto plazo cruza hacia arriba a la media móvil de largo plazo, y suele ser interpretado por los analistas como una señal de inicio de una fase de rally sostenido. Si se produce este cruce en la segunda mitad del mes, podría actuar como detonante para una escalada considerable en la cotización de Bitcoin. Otro elemento relevante es la modesta volatilidad reciente que ha experimentado Bitcoin. Aunque en apariencia la baja volatilidad podría señalar un período de calma, también suele representar una fase de consolidación previa a un fuerte movimiento. Los rompimientos tras estas etapas pueden ser bruscos y generar aumentos rápidos y notables en el precio.
El potencial de recuperación de la segunda criptomoneda más importante, Ethereum, también forma parte de esta ecuación optimista. Ethereum ha alcanzado mínimos en términos relativos frente a Bitcoin en los últimos años, pero podría ser la fuerza motriz que impulse a los altcoins. Un repunte en Ethereum suele desencadenar una reacción en cadena que permite que monedas alternativas con fundamentos sólidos se posicionen en el mercado. Los recientes cambios regulatorios en Estados Unidos han aligerado la presión sobre varias altcoins. El alejamiento de Gary Gensler como presidente de la SEC, quien fue percibido como obstáculo para el desarrollo cripto, abre paso a un enfoque más favorable hacia esta industria.
La llegada de Paul Atkins al liderazgo del organismo regulador brinda esperanza de una política más clara y amigable para las criptomonedas, aunque con algunas reservas dada su historia y conexiones. Más allá de Bitcoin y Ethereum, nuevas blockchains de capa uno están ganando protagonismo. Proyectos como Sui y Toncoin aparecen como candidatos con potencial significativo, gracias a su uso creciente y alianzas estratégicas, como la integración con grandes plataformas de mensajería. Mientras tanto, algunas monedas emergentes, aunque volátiles, podrían ofrecer oportunidades especulativas interesantes tras ajustes recientes en sus valoraciones. Por supuesto, el mercado de criptomonedas mantiene su carácter especulativo y no exento de riesgos.