En el turbulento mundo del mercado automotriz, las circunstancias están cambiando y se configura un panorama inédito para los compradores. El mercado de autos usados en Tailandia, un sector que, tradicionalmente, ha sido un atractivo tanto para los consumidores como para los comerciantes, está experimentando un fenómeno que muchos denominarían un "mercado de compradores". Este cambio está impulsado por varios factores, entre ellos la economía lenta del país, las restricciones de crédito y la inminente saturación de vehículos en el mercado. En los primeros seis meses de 2024, las ventas de autos usados en Tailandia han mostrado signos preocupantes de desaceleración. La situación no solo afecta a los consumidores que esperan conseguir buenos precios, sino que también está desbordando a los concesionarios de autos usados, que se encuentran atrapados en un mar de vehículos en condiciones óptimas pero que no pueden ser vendidos a precios rentables.
La llegada de un número significativo de vehículos embargados, resultado de propietarios que no pudieron cumplir con sus pagos, ha aumentado la presión sobre un mercado ya saturado. Este año, se estima que hasta 200,000 vehículos serán embargados, un número que casi duplica las cifras cuando la economía se encuentra en buen estado. Sin embargo, esta circunstancia, que debería ser beneficiosa para los vendedores al aumentar la oferta, en realidad está complicando las cosas. La caída de los precios es inevitable en un entorno donde los compradores pueden elegir entre una amplia gama de opciones a precios cada vez más bajos. Además, el panorama económico de Tailandia no está ayudando a crear un ambiente positivo para la compra de vehículos.
Muchas pequeñas y medianas empresas (PYMES), que tradicionalmente son grandes consumidores de pickups y vehículos de trabajo, enfrentan serios problemas financieros, resultado directo de la recesión económica y el impacto prolongado de la pandemia. Esto ha reducido significativamente su capacidad de gasto y ha hecho que reconsideren la compra de vehículos. La situación se complica aún más con las altas tasas de interés que prevalecen en los préstamos para autos. A pesar de que algunos bancos están comenzando a suavizar sus criterios de préstamo debido a la presión de la Asociación de Autos Usados, los consumidores aún enfrentan grandes dificultades para obtener financiamiento. Las tasas de interés oscilan entre el 2.
3% y el 7%, y muchos préstamos son rechazados debido al exceso de deuda entre los solicitantes. Esto crea un círculo vicioso: menos ventas generan menos ingresos para los concesionarios y, a su vez, menos capacidad para invertir en nuevos vehículos. En este contexto, los precios de los autos usados están en caída libre. Los concesionarios, obligados a reducir sus precios para atraer a los escasos compradores, se ven en la necesidad de ajustar sus etiquetas de precio para poder mover su inventario. Este fenómeno no es nuevo en la industria; ya hemos visto cómo las guerras de precios influyen en el comportamiento de compra de los consumidores.
La reciente caída de precios en el segmento de vehículos eléctricos (EV) ha contribuido a que los compradores duden en realizar una compra, ya sea nueva o usada, esperando conseguir mejores ofertas a medida que el mercado evoluciona. Por otro lado, el crecimiento de la industria de los vehículos eléctricos en Tailandia, especialmente la entrada de fabricantes chinos, ha añadido otro nivel de complejidad. Las marcas chinas han comenzado a reducir drásticamente los precios de sus modelos como estrategia para ganar cuota de mercado, lo que ha llevado a los consumidores a posponer decisiones de compra mientras esperan más reducciones. Este enfoque de precios agresivos está provocando disrupciones en toda la cadena de suministros automotrices. A pesar de estas dificultades, hay un rayo de esperanza para la industria de autos usados en la segunda mitad del año.
En este periodo, se espera un pequeño repunte en las ventas a medida que las condiciones económicas mejoren y los compradores tengan un acceso ligeramente mayor a financiamientos. No obstante, los desafíos persisten; el temor de los prestamistas a las moras en los préstamos sigue siendo un obstáculo importante por superar. En conclusión, el mercado de autos usados en Tailandia se presenta como un entorno lleno de oportunidades y desafíos. Para los compradores, este es un momento favorable para negociar precios, ya que las condiciones actuales favorecen a quienes buscan vehículos de segunda mano a precios competitivos. Sin embargo, para los vendedores y concesionarios, las presiones económicas y la incertidumbre continúan siendo una preocupación constante en un mercado que se ha vuelto muy diferente de lo que era hace solo unos años.
A medida que la industria busca recuperarse, los próximos meses serán cruciales para determinar si esta "crisis" en el mercado de autos usados es solo una fase transitoria o si marca un cambio estructural en cómo los consumidores y concesionarios interactúan. La vigilancia en la evolución de las tasas de interés, las decisiones de préstamo y la capacidad del mercado para absorber los nuevos vehículos ingresados será clave para entender la trayectoria futura de este sector. En última instancia, los consumidores deben permanecer informados y ser estratégicos al enfrentar este nuevo paisaje económico, aprovechando las oportunidades que un mercado de compradores puede ofrecer, mientras los concesionarios trabajan incansablemente para adaptarse a un entorno en constante cambio.