La relación comercial entre México y Estados Unidos es una de las más dinámicas y fundamentales para ambas economías, especialmente en la región fronteriza donde el intercambio de bienes y servicios es diario y constante. Sin embargo, las políticas arancelarias adoptadas durante la administración del expresidente Donald Trump han provocado una serie de complicaciones en las cadenas de suministro que conectan a ambos países. Estas medidas han generado incertidumbre para las empresas, impactando la operación logística y modificando la forma en que se gestionan las importaciones y exportaciones. Desde el inicio de esta política, el incremento de aranceles a productos clave como acero, aluminio y autopartes ha alterado el equilibrio que mantenían las redes de suministro, provocando retrasos y mayores costos para los actores involucrados en el comercio bilateral. Empresas que tradicionalmente han dependido de un flujo constante y predecible han tenido que adaptarse rápidamente a un entorno volátil y en constante cambio, lo que ha llevado a una reevaluación de sus estrategias logísticas y comerciales.
Vinny Licata, jefe de logística en Fictiv, una compañía global con operaciones en Estados Unidos, México, India y China, señala que la incertidumbre es un factor principal que enfrentan los negocios hoy en día. Según Licata, la complejidad de los aranceles, que incluye no solo impuestos tradicionales sino también medidas bajo leyes como la IEEPA (International Emergency Economic Powers Act), genera confusión y errores frecuentes. Muchos clientes enfrentan dificultades para obtener las exenciones arancelarias adecuadas debido a errores en la documentación y en el manejo de las normativas por parte de brokers y agentes de aduanas. Esta falta de claridad tiene un efecto inmediato: incrementa los tiempos y costos en la cadena de suministro. Las empresas se ven obligadas a invertir más recursos en la formación de su personal y en la contratación de asesores especializados para evitar penalizaciones y aprovechar las exenciones vigentes.
Esto reduce la competitividad en un mercado global cada vez más demandante y hace que algunos actores reconsideren si mantener sus operaciones actuales es viable a largo plazo. El enfoque en la “reciprocidad” de los aranceles fue uno de los pilares del denominado programa "America First", que buscaba reactivar la manufactura nacional estadounidense mediante la imposición de impuestos más altos a importaciones clave. Si bien la intención era promover la producción interna, la implementación de estas medidas tuvo un impacto desproporcionado en la cadena de suministro regional, dado que muchas industrias dependen de insumos y componentes fabricados en México para sus procesos productivos. Por ejemplo, la industria automotriz, que representa una gran parte del comercio transfronterizo, se vio particularmente afectada. Los aranceles del 25% sobre vehículos y autopartes no solo encarecen los costos de producción sino que también generan incertidumbre sobre la continuidad de las operaciones y la ubicación de las fábricas.
Algunas empresas están evaluando la posibilidad de trasladar procesos productivos a otros países o incluso regresar parte de la manufactura a Estados Unidos, aunque esto conlleva sus propios riesgos y desafíos. En paralelo, sectores como el aeroespacial y la electrónica, que también dependen fuertemente del comercio binacional, se enfrentan a un entorno de costos elevados y demoras, lo que puede afectar la innovación y la competitividad en el mercado internacional. Pese a estos retos, algunas compañías han encontrado oportunidades para expandirse y fortalecer sus operaciones en México. Recientemente, una fabricante japonesa de autopartes anunció una inversión de 19 millones de dólares para ampliar su presencia en territorio mexicano, mientras que un productor aeroespacial abrió una planta valorada en 7 millones en la ciudad de Chihuahua. Estas decisiones destacan una estrategia de adaptación que busca aprovechar las condiciones favorables en algunos estados mexicanos, como el acceso a mano de obra calificada y la proximidad a los Estados Unidos.
Además, actores del sector logístico también están en movimiento. Radiant Logistics, una empresa con base en Texas, ha realizado adquisiciones que le permiten consolidar y mejorar su oferta de servicios en la región, facilitando la gestión de las complejas cadenas de suministro afectadas por las nuevas regulaciones. Ante este panorama, los expertos en logística coinciden en la necesidad de que las empresas cambien su enfoque. Más allá de centrarse únicamente en el impacto inmediato de los aranceles y sus porcentajes, se recomienda desarrollar resiliencia a largo plazo. Esto implica diversificar proveedores, optimizar procesos, integrar tecnologías de rastreo y análisis predictivo, y trabajar de cerca con las autoridades aduaneras para minimizar errores y demoras.
El fortalecimiento de la cadena de suministro no solo ayudará a mitigar los efectos adversos de los aranceles sino que también posicionará a las empresas para enfrentar futuros cambios regulatorios, fluctuaciones del mercado y otras situaciones de riesgo que puedan surgir. La relación comercial México-Estados Unidos ha demostrado ser resiliente durante décadas, pero las tensiones generadas por las políticas arancelarias recientes instan a una reestructuración estratégica que permita seguir aprovechando los beneficios de esta alianza económica. La cooperación entre gobiernos, la inversión en infraestructura y capacitación, así como la adopción de innovación tecnológica serán claves para recuperar estabilidad y dinamismo en el comercio transfronterizo. Finalmente, aunque el expresidente Trump anunció acuerdos comerciales con países como el Reino Unido que incluyen exenciones y eliminación de ciertos aranceles, la incertidumbre persiste en materia de acuerdos bilaterales con México y otras naciones. Por ello, mantener una vigilancia constante de las regulaciones y estar preparados para adaptar rápidamente las cadenas logísticas es esencial para continuar operando con éxito en el entorno global actual.
En resumen, los negocios en la frontera México-Estados Unidos enfrentan importantes desafíos derivados de las políticas arancelarias aplicadas durante la administración Trump. La complejidad y la falta de certeza en torno a estos aranceles impactan la logística, aumentan costos y generan errores que pueden ser costosos. Para superar estos obstáculos, es fundamental que las empresas enfoquen sus esfuerzos en construir cadenas de suministro más resistentes, diversificadas y tecnológicamente avanzadas, de modo que puedan garantizar la continuidad operativa y la competitividad en el largo plazo.