En la era digital actual, la seguridad de las identidades electrónicas es fundamental para proteger la información y garantizar el acceso legítimo a servicios en línea. Una de las principales preocupaciones en esta materia es la clonación de claves de autenticación, un proceso mediante el cual las claves que verifican la identidad de un usuario se duplican o copian, abriendo una puerta potencial para accesos no autorizados. El Instituto Nacional de Estándares y Tecnología de Estados Unidos, conocido por sus siglas NIST, ha desarrollado guías exhaustivas para abordar esta problemática dentro del marco de la autenticación digital. El concepto de autenticación es esencial para identificar a sujetos que desean acceder a sistemas informáticos o servicios, asegurando que quienes lo hacen realmente controlan los medios de autenticación asignados a sus cuentas. El uso de claves criptográficas —especialmente en métodos multifactor— es uno de los modos más seguros para garantizar esta posesión.
No obstante, con el avance tecnológico, han surgido mecanismos que permiten sincronizar o “clonar” dichas claves entre dispositivos, facilitando la gestión para los usuarios pero generando nuevos vectores de riesgo. Según las revisiones recientes de las pautas de NIST, específicamente en la publicación SP 800-63B, la clonación de claves de autenticación —especialmente en el contexto de autenticadores multifactor criptográficos— debe manejarse con extremo cuidado para evitar riesgos de seguridad. Estos autenticadores sincronizables almacenan claves privadas en “fábricas de sincronización” o servicios en la nube, permitiendo que un usuario tenga acceso desde múltiples dispositivos. Este modelo mejora la usabilidad al facilitar el respaldo y traspaso de claves, pero también incrementa el riesgo ante accesos no autorizados o fallas en la protección de la nube donde se alojan las claves. NIST establece que todas las claves clonadas deben generarse bajo métodos criptográficos aprobados y almacenarse en forma cifrada.
Además, para mantener la integridad del sistema, el acceso a estas claves en la nube debe estar protegido mediante mecanismos de control de accesos que garanticen que sólo el usuario autenticado y autorizado pueda gestionarlas. Como medida adicional, el acceso a estas claves debe estar protegido por autenticación multifactor al menos equivalente al Nivel 2 de Garantía de Autenticación (AAL2, por sus siglas en inglés) según las normas de NIST. Esto incluye, por ejemplo, el uso de contraseñas combinadas con dispositivos físicos seguros o biometría. Para entornos federales o de alta exigencia, NIST recomienda medidas adicionales. Entre ellas destaca la utilización de fabricas de sincronización que cumplan con estándares de seguridad equivalentes a una protección moderada bajo la Ley Federal de Gestión de Seguridad de la Información (FISMA).
También sugiere la implementación de software de gestión de dispositivos móviles o políticas de administración que impidan la sincronización o copia de claves a dispositivos no autorizados. La gestión de las cuentas que tienen acceso a la sincronización debe realizarse a nivel organizacional, garantizando el control sobre el ciclo vital de las claves. Otro aspecto destacado por NIST es la evaluación y uso de capacidades de atestación, que son mecanismos mediante los cuales un dispositivo o autenticador puede presentar evidencia firmada sobre su procedencia, integridad y características de seguridad. Estas evidencias apoyan a las entidades que gestionan la autenticación para tomar decisiones informadas sobre la confianza que deben depositar en las claves sincronizadas y sus dispositivos asociados. NIST también advierte sobre los nuevos modelos de uso que están surgiendo, en los cuales la clonación de claves no sólo se limita a un usuario accediendo desde múltiples dispositivos, sino también al uso compartido de claves entre distintos usuarios para facilitar el acceso compartido a servicios digitales.
Aunque esto resulta conveniente para ciertos escenarios, implica riesgos importantes, ya que el control de la clave se diluye y puede contravenir los principios básicos de autenticación individual, dificultando la atribución de acciones y aumentando la posibilidad de abuso o fraude. Los riesgos inherentes a la clonación incluyen la pérdida de control sobre las claves privadas, la exposición a ataques dirigidos al servicio en la nube que hospeda las claves sincronizadas, y la dificultad para revocar de manera eficaz el acceso cuando se sospecha compromisos o se debe deshabilitar un dispositivo. Para contrarrestar estas amenazas, las recomendaciones de NIST incluyen el uso de mecanismos de notificación al usuario cada vez que se realicen cambios en el estado o la distribución de sus claves, la implementación de políticas estrictas para la revocación y renovación de claves, y la educación al usuario sobre las mejores prácticas para mantener la seguridad de sus dispositivos y credenciales. En cuanto a los aspectos técnicos de la autenticación, NIST indica que los protocolos criptográficos deben garantizar resistencia tanto a ataques de repetición (replay attacks) como a intentos de phishing. Los protocolos con capacidad de unión de canal (channel binding) o de enlace con el nombre del verificador (verifier name binding) son preferidos, ya que impiden que claves o firmas criptográficas válidas sean reutilizadas fuera del contexto autenticado legítimamente.
Otro detalle relevante de la guía es que los autenticadores sincronizables, dado que permiten exportar o clonar claves, sólo son compatibles para autenticación en niveles AAL2 y no AAL3, ya que este último exige que las claves sean no exportables y permanezcan exclusivamente en hardware protegido localmente. Así, las organizaciones que requieran los niveles más altos de confianza en autenticación deberán evaluar cuidadosamente cuándo y cómo implementar autenticadores sincronizables. En la gestión y mantenimiento de las claves, NIST resalta la importancia de llevar un historial detallado de los eventos relacionados con los autenticadores de cada suscriptor. Esto incluye la fecha y hora de cada vinculación, actualización, expiración o revocación de autenticadores. Asimismo, se recomienda mantener registros sobre el origen y contexto de cada vinculación para facilitar auditorías y análisis en caso de incidentes de seguridad.
Desde la perspectiva de la privacidad, NIST enfatiza que el proceso de manejo de claves y autenticación debe considerar los riesgos asociados a la exposición o manejo indebido de credenciales que contienen datos personales o identificadores únicos. La gestión de claves sincronizables involucra procesos y servicios en la nube que deben cumplir con estrictos controles de privacidad y seguridad para proteger los datos del usuario y respetar regulaciones vigentes. El impacto en la usabilidad es otro factor estratégico. La posibilidad de sincronizar autenticadores facilita que los usuarios puedan acceder desde diversos dispositivos sin perder acceso, evitando la complejidad de poseer múltiples autenticadores o procesos de recuperación de cuenta complejos. No obstante, la facilidad de sincronización debe balancearse con la seguridad, garantizando que medidas como la autenticación multifactor y las restricciones de dispositivo mantengan la barrera contra accesos no autorizados.