La llegada de los fondos mutuos de criptomonedas representa un hito significativo para el mundo de las inversiones. Después de la aprobación y popularización de los fondos cotizados en bolsa (ETFs) basados en criptomonedas en 2024, ahora los inversores cuentan con nuevas alternativas para acceder a activos digitales como Bitcoin y Ethereum mediante fondos mutuos gestionados. Estas opciones abren un abanico de posibilidades, pero también implican considerar importantes aspectos sobre su estructura, costos, funcionamiento y riesgos inherentes. ProShares, a través de su afiliada ProFunds, ha sido pionera en lanzar fondos mutuos que contienen futuros de Bitcoin y Ethereum, conocidos como Bitcoin ProFund (BTCFX) y Ether ProFund (ETHFX). Mientras que los ETFs de criptomonedas suelen poseer directamente las monedas digitales, estos fondos mutuos invierten en contratos de futuros, lo que introduce dinámicas distintas en cómo se comportan sus precios y rentabilidades.
La evolución reciente hacia este tipo de fondos mutuos marca un nuevo capítulo en la manera en que los inversores particulares y profesionales pueden diversificar su portafolio incluyendo activos digitales. Una de las diferencias fundamentales radica en los activos subyacentes. Los fondos mutuos de ProFunds mantienen contratos de futuros sobre las criptomonedas, no los tokens en sí mismos, lo que significa que su valor está ligado a las expectativas y movimientos previstos en el mercado de futuros más que al precio spot del activo digital. Por el contrario, los ETFs de Bitcoin y Ethereum poseen las monedas digitales directamente, lo que les permite replicar mucho más fielmente la fluctuación diaria y la apreciación o depreciación de dichas criptomonedas. Este contraste se refleja también en la estructura de costos.
Las tarifas de los fondos mutuos de criptomonedas suelen ser más elevadas, con ratios de gastos netos del 1,16% para Bitcoin y del 1,46% para Ethereum, aunque el fondo Ethereum ha optado por eximir estas comisiones hasta febrero de 2026. Estas cifras superan con creces los costos asociados a los ETF, cuyos cargos oscilan entre 0,19% y 0,25%, haciéndolos más atractivos en términos de eficiencia desde la perspectiva de costos para el inversor. El comportamiento de los rendimientos es otro aspecto crucial. Dado que las mutuas invierten en futuros, la correlación con el precio real del activo puede desviarse considerablemente, particularmente cuando ocurren fenómenos como el roll yield —un costo o beneficio asociado a la renovación periódica de los contratos de futuros—, además de la posibilidad que el mercado de futuros experimente movimientos propios que no reflejen exactamente la cotización spot. En cuanto a la operatividad, los fondos mutuos y los ETFs también difieren en la forma en que se compran y venden.
Mientras los ETF cotizan en bolsa y permiten operaciones en tiempo real durante toda la jornada bursátil, los fondos mutuos no cotizan en tiempo real, sino que sus transacciones se liquidan al valor liquidativo (NAV) que se calcula al cierre de la jornada. Esto puede implicar falta de precisión inmediata sobre el precio de compra o venta, lo cual es un factor a considerar para inversores activos. Una cuestión importante sobre la disponibilidad es que estos nuevos fondos mutuos podrían no estar accesibles a través de todos los corredores o plataformas de inversión. En algunos casos, será necesario adquirirlos directamente mediante la compañía gestora, lo que puede suponer mayores barreras al acceso en comparación con la amplia oferta y facilidad de contratación de ETF a través de corredores establecidos y populares. Además de las diferencias técnicas y operativas, es esencial tener en cuenta los riesgos inherentes a las criptomonedas.
La volatilidad de estos activos digitales es notoria, con oscilaciones bruscas y repentinas en sus precios. A diferencia de otros instrumentos financieros, las criptomonedas no están respaldadas por activos tangibles o flujos de caja de empresas, sino que su valor depende en gran medida de la percepción y demanda de los inversores. Esto puede generar escenarios donde la demanda se desplome y el valor de mercado pueda incluso acercarse a cero. Los inversores interesados en fondos mutuos de criptomonedas deben ser conscientes de esta volatilidad y del riesgo de pérdida total o parcial del capital invertido. A su vez, el hecho de que los fondos operen con derivados agrega un nivel adicional de complejidad y exposición a riesgos específicos del mercado de futuros, como el riesgo de contango y backwardation, que pueden impactar la rentabilidad.
La elección entre invertir en fondos mutuos de criptomonedas o ETFs dependerá del perfil del inversor, su tolerancia al riesgo, expectativas de rentabilidad y preferencia por la liquidez y precio en tiempo real. Los fondos mutuos ofrecen una opción viable para aquellos que buscan exposición al mercado cripto a través de vehículos registrados tradicionalmente como fondos mutuos, con procesos regulatorios y estructuras legales ya conocidas, lo que puede brindar mayor tranquilidad a ciertos perfiles conservadores. Por otro lado, los ETF continúan siendo la opción preferida para quienes buscan replicar fielmente el comportamiento del precio spot, con costos considerablemente más bajos y alta disponibilidad en plataformas digitales de inversión. Además, el trading intradía de los ETF proporciona mayor control y flexibilidad en la ejecución de órdenes. En resumen, la reciente aparición de fondos mutuos de criptomonedas como el Bitcoin ProFund y el Ether ProFund representa una innovación que amplía los horizontes para los inversores.