En los últimos años, las experiencias cercanas a la muerte han capturado la atención tanto de científicos como del público en general debido a su impacto profundo y enigmático sobre quienes las viven. Un caso reciente y particularmente revelador es el del actor estadounidense Jeremy Renner, quien compartió en su memoria una vivencia singular tras ser atropellado por un quitanieves de siete toneladas. Su relato no solo aporta una narrativa personal conmovedora, sino que también abre la puerta para explorar desde la ciencia estos fenómenos poco comprendidos. Jeremy Renner describe que en el momento crítico, cuando la muerte parecía inminente, experimentó una sensación de paz exaltante y una visión simultánea de toda su vida, un fenómeno que los investigadores denominan “experiencia cercana a la muerte” (ECM). Este tipo de vivencia se caracteriza por sentimientos intensos y a menudo transformadores, que pueden incluir la percepción de una luz, la sensación de abandonar el cuerpo y un sentimiento de conexión universal.
Diversos estudios científicos han intentado comprender qué ocurre en el cerebro y el cuerpo durante estas experiencias. Desde un punto de vista neurológico, se cree que las ECM pueden estar relacionadas con cambios críticos en el cerebro durante situaciones extremas de estrés u oxigenación limitada. Por ejemplo, la liberación de ciertas sustancias químicas, como las endorfinas y neurotransmisores, podría generar sensaciones de bienestar y distorsión temporal, explicando la percepción de “estar fuera del tiempo” o sentir un “estado eléctrico”. Lo fascinante del relato de Renner es cómo su experiencia concuerda meticulosamente con una gran cantidad de relatos recogidos por la Near-Death Experience Research Foundation, la cual ha documentado más de 4,000 casos similares. La recurrente descripción de una “energía conectada y hermosa” y la ausencia de nociones convencionales de tiempo y espacio sugieren un patrón común entre quienes atraviesan estas situaciones límite.
Aunque a menudo las ECM se vinculan en la cultura popular con interpretaciones religiosas específicas—como visiones del cielo, encuentros con figuras divinas o experiencias en el más allá cristiano—la ciencia destaca que estas experiencias trascienden creencias, nacionalidades y religiones. Personas ateas, agnósticas y de diversas confesiones han reportado vivencias semejantes, lo que invita a pensar en procesos neurológicos universales más que en experiencias exclusivamente espirituales. Las experiencias de Renner también incluyen la visión de amigos y familiares que le imploran que no se suelte, un elemento narrativo que se repite frecuentemente en testimonios y que puede reflejar mecanismos psicológicos de procesamiento de la situación de vida o muerte. Algunos investigadores sugieren que estas visiones podrían ser producto de la activación de áreas del cerebro involucradas en el recuerdo y la percepción sensorial, posiblemente influenciadas por el deseo interno de aferrarse a la vida. El interés científico creciente hacia las ECM se debe, en parte, a la promesa de entender mejor los límites de la conciencia humana y la experiencia de la muerte.
Investigadores en neurociencia, psicología y medicina buscan desentrañar si estas vivencias son simplemente reacciones bioquímicas o si apuntan a dimensiones desconocidas de la conciencia que desafían el entendimiento actual. Además, el diálogo entre la ciencia y las historias personales como la de Renner tiene un impacto significativo en el bienestar emocional de los pacientes que se enfrentan a situaciones críticas. Reconocer la validez de estas experiencias contribuye a una atención médica más integral, considerando no solo los aspectos físicos, sino también los emocionales y espirituales. Es importante subrayar que estas experiencias no siempre ocurren de manera uniforme ni se perciben igual por todos. La investigación indica que factores como la cultura, la educación y las creencias personales moldean la interpretación de la experiencia.
Por ello, los relatos individuales como el de Jeremy Renner enriquecen el estudio multidimensional de las ECM. El caso del reconocido actor pone en el centro del debate la importancia de escuchar y documentar estos relatos con apertura y rigor científico. En última instancia, nos invita a considerar la complejidad del ser humano, donde la vida y la muerte no son necesariamente puntos absolutos sino potencialmente experiencias continuas y compartidas por un campo más amplio de conciencia. Con el avance de la tecnología y la investigación, se espera que en el futuro se profundice el conocimiento sobre estas experiencias y se desarrollen formas de aprovecharlas para mejorar la calidad de vida y el acompañamiento en procesos de enfermedad o muerte cercana. Mientras tanto, relatos como el de Jeremy Renner nos recuerdan la extraordinaria capacidad de la mente humana para encontrar luz y conexión incluso en los momentos más difíciles.
En conclusión, estudiar las experiencias cercanas a la muerte desde la combinación de testimonios personales y análisis científico nos ofrece una ventana hacia la comprensión de algunos de los misterios más profundos de la existencia. Jeremy Renner, con su relato sincero y detallado, contribuye a democratizar el conocimiento sobre estas vivencias, alentando un enfoque que va más allá de prejuicios y clasificaciones, y que abraza la riqueza de la experiencia humana en su totalidad.