En un momento crucial para la política surcoreana, Lee Jae-myung se ha consolidado como el favorito para la próxima elección presidencial que se llevará a cabo el 3 de junio de 2025. Su anuncio formal de candidatura ha generado gran expectativa tanto a nivel nacional como internacional, especialmente tras la reciente inestabilidad política causada por la destitución del expresidente Yoon Suk Yeol debido a su declaración de ley marcial en diciembre. Lee Jae-myung, líder de la oposición y del partido Demócrata Liberal, ha mostrado una estrategia clara para enfrentar los retos económicos y sociales del país, prometiendo grandes cambios que buscan reactivar el crecimiento económico y reducir la polarización social. Según una encuesta de Gallup publicada el 4 de abril, Lee cuenta con un apoyo del 34 por ciento, muy por encima de sus competidores conservadores, quienes apenas alcanzan un 9 por ciento. Este respaldo lo posiciona como el favorito indiscutible en un escenario electoral que, hasta ahora, no muestra signos de dispersión o sorpresa entre la opinión pública.
La incertidumbre política abierta por el impeachment de Yoon abrió un espacio para que figuras como Lee se presenten con propuestas novedosas para resolver la crisis de confianza y estabilidad. Uno de los pilares del discurso de Lee Jae-myung es su compromiso con la reducción de la desigualdad económica, identificada por él como una causa central de los conflictos sociales recientes. En un vídeo divulgada el día que oficializó su candidatura, Lee destacó la importancia de corregir la polarización económica y social, que a su juicio ha contribuido a la inestabilidad vital que atraviesa la nación. Para ello, su propuesta se fundamenta en promover grandes inversiones estatales en tecnología y en el desarrollo del talento humano, con la idea de estimular un crecimiento económico sólido y sostenible. El compromiso de Lee con la innovación tecnológica no solo busca recuperar la economía, sino también crear un ambiente propicio para la competitividad internacional.
Corea del Sur, conocida por su fuerte industria tecnológica y manufacturera, enfrenta desafíos relacionados con la desaceleración global y las tensiones comerciales, especialmente con Estados Unidos, su principal socio en seguridad y comercio. Lee reconoce la importancia de mantener una alianza sólida con Estados Unidos, sin dejar de lado la necesidad de priorizar los intereses nacionales en un delicado juego diplomático que incluye también las relaciones con Japón. En sus declaraciones, Lee ha abogado por un enfoque pragmático en la diplomacia, destacando que la cooperación entre Corea del Sur, Estados Unidos y Japón es fundamental, pero siempre bajo la premisa de que los intereses de la República de Corea deben ser la prioridad. Esta postura intenta calmar las preocupaciones de sus críticos conservadores, quienes advierten que un regreso de la oposición podría debilitar la alianza con Estados Unidos y afectar las relaciones con Japón. El trasfondo político de Lee Jae-myung es tan complejo como su agenda.
A pesar de su popularidad, enfrenta varios procesos legales que podrían poner en riesgo su candidatura. Actualmente, está siendo juzgado por cargos que van desde supuesta corrupción hasta vinculación con un fraude millonario en un proyecto inmobiliario. Además, la fiscalía apeló en marzo una decisión judicial que había revocado una condena por violaciones a las leyes electorales. Aunque estas situaciones legales representan un desafío, hasta el momento no se ha definido si podrían impedir su participación en las elecciones presidenciales. Además de las cuestiones legales, la propia historia de Lee como político está marcada por momentos de tensión y superación.
En enero de 2024, sobrevivió a un ataque con arma blanca que afectó gravemente su estado físico, pero esto no ha frenado su carrera ni su presencia en la escena política. Su resiliencia ha cautivado a muchos votantes que buscan un líder fuerte y comprometido con el país. La carrera presidencial de 2025 en Corea del Sur no solo gira en torno a Lee Jae-myung. La oposición representada por el partido conservador People Power Party (PPP) aún busca consensuar un candidato fuerte, con una lista amplia de aspirantes y una primaria programada para mayo. Nombres como Han Dong-hoon, Oh Se-hoon y Ahn Cheol-soo forman parte del terreno electoral conservador que intenta contrarrestar la ventaja de Lee, aunque los sondeos actuales muestran un apoyo disperso y limitado para ellos.
El aspecto económico será sin dudas un tema central durante la campaña y la eventual administración de Lee. Corea del Sur, como potencia exportadora, se encuentra en un momento crítico debido a los aranceles y las tensiones comerciales con Estados Unidos, lo que genera incertidumbre en el sector productivo. Lee ha enfatizado la necesidad de renovar el modelo económico mediante inversiones públicas y una visión a largo plazo enfocada en la innovación y el desarrollo del capital humano para mantener la competitividad global. Para el electorado surcoreano, la figura de Lee Jae-myung representa una opción que vincula el cambio con la estabilidad, pues pese a su promesa de transformar el sistema, también defiende la alianza con Estados Unidos y la cooperación regional. Su perfil carismático y su amplia base de apoyo entre los votantes liberales han generado un ambiente favorable para su candidatura, en un país donde las diferencias políticas se han profundizado en los últimos años.
En conclusión, la participación electoral de Lee Jae-myung en la carrera presidencial de Corea del Sur pone sobre la mesa un debate esencial acerca del futuro económico, social y diplomático del país. Su agenda basada en la lucha contra la desigualdad, el impulso a la innovación y una diplomacia pragmática puede significar un cambio importante después de una etapa marcada por la polarización y la incertidumbre. Mientras el reloj avanza hacia las elecciones de junio, el mundo observa atentamente cómo este cargo crucial se definirá, y Lee se posiciona como un actor clave de esta transformación política y social.