La rápida evolución digital que atraviesan los sistemas empresariales y fiscales en todo el mundo plantea la necesidad de modernizar procesos tradicionales, y la facturación electrónica o e-invoicing se posiciona como una herramienta fundamental en esta transición. La Institute of Chartered Accountants in England and Wales (ICAEW), autoridad reconocida en el sector contable y financiero, ha emitido una recomendación clave para que el Reino Unido priorice la adopción de la e-invoicing, proponiendo inicialmente un modelo voluntario antes de considerar la obligatoriedad a partir de 2030, con el objetivo de que las empresas se adapten y se alineen con las reformas europeas del IVA en la era digital. El contexto actual muestra que varios países, en particular los miembros de la Unión Europea, ya han implementado marcos regulatorios o mandatos para la adopción de la factura electrónica. Estos modelos han revelado beneficios evidentes para las economías y las instituciones fiscales, incluyendo un aumento en la productividad, reducción considerable de costos operativos, aceleración en los tiempos de cobro, mejor gestión de flujos de caja y un incremento en el cumplimiento tributario y en la recaudación fiscal. Ante esta realidad global, la ICAEW advierte que la carencia de una política coordinada en el Reino Unido sobre la e-invoicing coloca a sus negocios en una desventaja competitiva y puede afectar negativamente la inversión de capital.
La decisión del gobierno británico de lanzar una consulta pública para evaluar la forma de incrementar la adopción de la factura electrónica, tanto en empresas como en el sector público, ha sido respondida positivamente por la ICAEW. En esta respuesta, la institución expresa un respaldo fuerte a la incorporación tecnológica, reconociendo que la factura electrónica no solo optimiza la gestión administrativa sino que también contribuye a la transparencia fiscal y la reducción del fraude tributario. Sin embargo, sugiere adoptar un enfoque gradual y voluntario inicialmente, lo que permitiría a las empresas comprender y adaptarse a los nuevos requerimientos sin generar un impacto económico abrupto. Desde un punto de vista técnico y operativo, la ICAEW propone un modelo descentralizado que aproveche estándares existentes, garantizando así claridad, consistencia y flexibilidad para las diferentes industrias y tamaños de empresas. Esta recomendación aporta una base sólida para que el Reino Unido desarrolle un ecosistema digital eficiente y equitativo, evitando la imposición de sistemas rígidos o centralizados que puedan limitar la innovación o incrementar la barrera de entrada para pequeñas y medianas empresas.
Un aspecto especialmente relevante es la consideración sobre el uso del reporte en tiempo real o casi en tiempo real a las autoridades fiscales, como HMRC. Aunque se reconoce el potencial de esta información para una supervisión tributaria más eficaz, la ICAEW aboga por un análisis cauteloso y más consultas para abordar los posibles desafíos técnicos, de privacidad y de carga administrativa que un sistema así podría implicar. El horizonte temporal marcado para la potencial obligación de la factura electrónica en Reino Unido, no antes de 2030, manifiesta la intención de dar un plazo suficiente para que las empresas desarrollen capacidades, infraestructuras y conocimientos técnicos que les permitan sacar el mayor provecho de la digitalización. Además, el período intermedio favorece la integración coherente con las reformas del IVA que la Unión Europea está implementando, lo que facilitaría el comercio transfronterizo y la armonización fiscal dentro del mercado europeo. Al otro lado del espectro, la ICAEW también ha expresado sus inquietudes sobre otras reformas fiscales propuestas por el gobierno, como los cambios en el impuesto sobre sucesiones que podrían tener impactos económicos desfavorables especialmente para propietarios de negocios y agricultores de edad avanzada.
Esta doble conversación muestra el rol de la ICAEW como un actor comprometido no solo con la modernización digital, sino también con la protección de los intereses y sostenibilidad de los negocios familiares y sectores vulnerables. En conclusión, la recomendación de la ICAEW para que el Reino Unido priorice la adopción de la factura electrónica es un llamado estratégico hacia la modernización fiscal y administrativa que conlleva múltiples beneficios para la economía y la sociedad. La factura electrónica, más allá de ser un simple cambio tecnológico, representa una oportunidad para impulsar la eficiencia empresarial, optimizar la gestión tributaria, fomentar la transparencia y atraer inversiones al dotar al país de un marco competitivo y actualizado en la economía digital global. A medida que la consulta pública avanza y se contemplan los próximos pasos, es fundamental que tanto el gobierno como las entidades privadas colaboren para construir un sistema flexible, accesible y escalable. Solo así será posible maximizar las ventajas de la digitalización en el ámbito de la facturación y cumplir los objetivos de una economía moderna, inclusiva y eficiente.
El camino hacia la obligatoriedad de la e-invoicing debe estar acompañado de educación, soporte técnico y un diálogo abierto con todos los actores involucrados para asegurar el éxito y la sostenibilidad del proyecto a largo plazo.