El desarrollo tecnológico en la actualidad demanda soluciones cada vez más eficientes tanto en el ámbito del procesamiento de datos como en la gestión energética. Una de las operaciones matemáticas fundamentales presentes en múltiples disciplinas es la derivación, que permite analizar variaciones y tendencias en funciones o datos discretos. Tradicionalmente, el cálculo diferencial en equipos digitales requiere procesos complejos que involucran la transferencia y almacenamiento continuo de datos, lo que genera un consumo elevado de energía y limita la capacidad de respuesta en tiempo real, especialmente en dispositivos de borde o edge computing. La revolución surge al integrar el concepto de cálculo diferencial directamente en la memoria mediante el uso de materiales ferroeléctricos. El diferenciador ferroeléctrico en memoria aprovecha las propiedades únicas de estos materiales, que poseen polarización eléctrica reversible y no volátil, para realizar operaciones de diferencia sin necesidad de movilizar la información fuera de la unidad de almacenamiento.
Así, la operación diferencial se convierte en un proceso intrínseco a la memoria, lo que reduce considerablemente la latencia y el gasto energético asociado con la comunicación entre memoria y procesador. Los materiales ferroeléctricos orgánicos, especialmente el copolímero de poly(vinilideno fluoruro-trifluoroetileno), conocido como P(VDF-TrFE), se destacan por su capacidad para formar dominios con polarización manipulable mediante campos eléctricos. Esta característica posibilita el diseño de arrays de capacitores ferroeléctricos en configuraciones de matriz cruzada, donde cada elemento actúa como una celda de memoria capaz de conmutar su estado de polarización bajo pulsos eléctricos específicos. Una de las grandes ventajas de estos dispositivos es la dinámica no lineal de la inversión de dominios ferroeléctricos, la cual abre una ventana estrecha entre el inicio y la finalización del cambio de estado. Esta cinemática particular mitiga los efectos adversos de caminos imprevistos de corriente (“sneak paths”) que suelen ser críticos en matrices pasivas sin selectores, mejorando la integridad y la precisión del almacenamiento y la lectura.
El principio operativo del diferenciador reside en codificar información mediante la orientación de los dominios de polarización y detectar los cambios entre estados consecutivos. Cuando un nuevo dato o imagen es ingresado, solo las celdas con polarización opuesta a la señal aplicada sufren inversión de dominio, lo que genera un pico de corriente asociado al proceso de conmutación. Estos picos representan diferencias temporales o espaciales entre conjuntos de datos adyacentes, transformando el array de memoria en un procesador analógico capaz de calcular derivadas primeras y segundas mediante la integración de dichas corrientes. Demostraciones experimentales han validado la capacidad del diferenciador ferroeléctrico para resolver funciones matemáticas clásicas. Por ejemplo, el cálculo de la derivada de una función parabólica se puede realizar de manera analógica, asociando la suma de cargas medidas a la magnitud diferencial del cambio en la función evaluada en puntos discretos.
La medición precisa de estas cargas, linealmente relacionadas con el número de dominios que invierten su polarización, permite replicar resultados teóricos con alta fidelidad. Más allá de las aplicaciones matemáticas, esta tecnología impacta significativamente en el procesamiento de imágenes y videos. En sistemas tradicionales, la extracción de movimiento o diferencias entre cuadros implica etapas secuenciales de adquisición, almacenamiento en memoria, transferencia y cálculo diferencial por microcontroladores, lo que limita su eficiencia y velocidad. El diferenciador ferroeléctrico en memoria revoluciona este esquema al integrar la operación diferencial en el hardware de almacenamiento directamente conectado a sensores de imagen. Al alimentar la matriz de capacitores con señales análogas codificadas representando los píxeles de imágenes consecutivas, solo aquellas celdas correspondientes a píxeles que cambian de brillo o color inducen una inversión de dominio registrada mediante picos de corriente.
Esto permite obtener un mapa de movimiento o diferencia temporal en tiempo real con mínimo consumo energético y latencia. Ejemplos con videos reales muestran la extracción efectiva de objetos en movimiento, aislando el elemento dinámico del fondo estático con notable precisión. La velocidad operativa de estos diferenciadores en memoria alcanza el rango de megahercios, lo cual es adecuado para aplicaciones en visión artificial, vigilancia, robótica y dispositivos IoT que requieren respuestas rápidas y eficientes. Además, el bajo consumo energético estimado en el orden de femtojulios por operación diferencia posiciona esta tecnología como una alternativa viable para sistemas de bajo consumo y alta integración. Un aspecto destacable es la retención de datos a largo plazo, que supera varios días sin pérdida de información, lo que habilita la comparación y análisis de imágenes o datos con un intervalo temporal extendido, ideal para monitoreo industrial o aplicaciones de seguridad donde las diferencias a largo plazo son críticas.