El objetivo de alcanzar cinco millones de turnos sin fatalidades en Mimosa Mine representa un logro extraordinario en la gestión de seguridad y salud ocupacional (SHE). Este hitoazo no solo refleja el compromiso inquebrantable de la empresa con la protección de sus empleados, sino que también evidencia cómo una cultura organizacional orientada a la seguridad puede transformarse y consolidarse a lo largo del tiempo. La historia detrás de esta notable meta comienza a cobrar mayor relevancia al analizar las políticas implementadas desde 2020, cuando el trabajo en Mimosa Mine enfrentó un punto de inflexión tras una fatalidad registrada en marzo de ese año. Antes de alcanzar esta meta, la mina atravesó un momento crítico que impulsó la revisión y el fortalecimiento de sus estrategias de seguridad. En respuesta a la fatalidad, se intensificó el monitoreo del desempeño en materia de seguridad, salud y medio ambiente, estableciendo estándares más rigurosos para prevenir futuros incidentes.
Esta reacción dejó claro que la seguridad no podía ser vista simplemente como una obligación normativa, sino como un compromiso personal y colectivo que debía impregnar todos los niveles de la organización. Uno de los hitos claves que marcó el progreso de Mimosa Mine fue el registro de 365 días consecutivos sin lesiones que requirieran tiempo perdido (Lost Time Injury, LTI), un logro alcanzado a principios de abril de 2021. Este resultado inicial, a su vez, generó un efecto positivo al ser reconocido en toda la organización a nivel individual. Reconocer a cada empleado como un protagonista en la promoción de la seguridad fue un catalizador para fomentar un sentido de propiedad y responsabilidad personal. A partir de entonces, la mina intensificó sus esfuerzos para convertir la seguridad en una parte integral de su cultura organizacional.
La campaña interna para el cambio cultural SHE planteó un cambio de mentalidad radical: pasar de “procurar alcanzar” la seguridad a “sostener” el objetivo de Cero Daños. Este cambio temático se reflejó en el lema de la campaña que evolucionó de "Zero Harm is Possible" a "Zero Harm is Sustainable". Más allá de las palabras, el proceso de cambio cultural significó modificar profundamente las actitudes, creencias y prácticas dentro de la empresa. Dejando atrás el enfoque exclusivo en la conformidad y las políticas, se promovió una aproximación basada en la propiedad personal de los principios de seguridad y salud. Para ello, se impulsó la educación continua de los trabajadores sobre los riesgos potenciales, sus causas y consecuencias, generando un compromiso consciente y genuino.
La sostenibilidad de la seguridad también se vincula estrechamente con el respeto y cuidado del medio ambiente. En este sentido, Mimosa Mine integró prácticas de responsabilidad ambiental que sustentan la salud y bienestar a largo plazo tanto de las comunidades cercanas como de sus propios trabajadores. La simbiosis entre la seguridad laboral y la protección ambiental refuerza un modelo integral de gestión de riesgos. Un aspecto esencial para instaurar la nueva cultura fue la incorporación del liderazgo visible y palpable. La estrategia de "Visibly Felt Leadership" (VFL) introdujo sesiones en las que los líderes se involucraron directamente en el día a día, sirviendo de modelos a seguir ante los comportamientos seguros.
Este enfoque rompió barreras jerárquicas tradicionales y fomentó un ambiente de confianza y comunicación abierta, donde los empleados no solo seguían protocolos sino que se sentían incluidos y motivados a corregir prácticas inseguras. El papel de los líderes fue también el de mentores y coaches, inspirando a los colaboradores a ser parte activa del cambio cultural. Este involucramiento directo propició que surgieran ideas innovadoras para mejorar continuamente las prácticas de SHE, haciendo que la seguridad se percibiera como una responsabilidad colectiva y dinámica. Otra pieza clave en el éxito de Mimosa Mine fue la inversión en el desarrollo de capacidades a todos los niveles de la organización. Se implementaron múltiples programas de formación como cursos sobre filosofías de SHE, auditorías internas, coordinadores y sesiones de emergencia.
Estos entrenamientos cerraron las brechas de conocimiento existentes y dieron herramientas concretas para aplicar en el trabajo diario, fortaleciendo la confianza y competencia de los equipos. La coordinación y rigor con los que se aplicaron los sistemas de gestión de seguridad y medio ambiente (BMS) aseguraron que las políticas no permanecieran en papel, sino que se tradujeran en prácticas efectivas, medibles y retroalimentadas continuamente. Este enfoque permitió consolidar un entorno de trabajo seguro y saludable, lo que se reflejó en la ausencia sostenida de fatalidades durante millones de turnos. Pese al logro sin precedentes, Mimosa Mine reconoce que la seguridad es un camino de mejora constante. La empresa mantiene un compromiso firme con la evolución permanente de sus procesos, el aprendizaje continuo y la adaptación frente a nuevos desafíos.
Este enfoque proactivo garantiza no solo la protección de sus colaboradores, sino también la preservación del entorno natural y la creación de un lugar donde la salud y la felicidad de los empleados son prioridad. El resultado tangible de cinco millones de turnos sin fatalidades sirve como testimonio del poder de una cultura de seguridad arraigada en valores profundos, liderazgo comprometido y educación constante. Ir más allá del cumplimiento normativo para lograr una internalización auténtica de los principios de seguridad ha sido el motor que ha transformado a Mimosa Mine en un referente para la industria minera y otros sectores. Además, esta experiencia deja lecciones valiosas para cualquier organización que aspire a fortalecer su cultura de seguridad. La combinación de medición rigurosa, involucramiento pleno del liderazgo, capacitación continua y promoción de un sentido de pertenencia y responsabilidad personal constituye una fórmula exitosa para proteger vidas, reducir riesgos y fomentar el bienestar integral.
En un contexto global donde la seguridad laboral cobra cada vez más relevancia, el exitoso trayecto de Mimosa Mine hacia cinco millones de turnos sin fatalidades no solo inspira, sino que también ofrece un modelo práctico y replicable. Lejos de ser un punto final, este notable logro es el inicio de un compromiso perpetuo con la excelencia en seguridad, la sostenibilidad ambiental y la calidad de vida de todos sus trabajadores. Mantener esta cultura requiere vigilancia constante, adaptabilidad y sobre todo, la convicción de que cada vida vale y que el esfuerzo colectivo es la clave para que la seguridad permanezca como un valor inamovible en la organización. Mimosa Mine demuestra con hechos que alcanzar y sostener cero daños es posible cuando se combina visión estratégica con el corazón y la mente de quienes hacen la minería una actividad segura y responsable.