Mark Carney, el exgobernador del Banco de Inglaterra y actual enviado especial de la ONU para la acción climática y las finanzas, ha afirmado recientemente que es esencial "refrescar" el mandato del Banco de Inglaterra y de la Autoridad de Conducta Financiera (FCA) para alinearlos con los objetivos de neutralidad de carbono del Reino Unido. En un momento en que la crisis climática exige acciones concretas y rápidas, Carney reflexionó sobre la importancia de que las autoridades financieras del Reino Unido adopten un enfoque más robusto y proactivo en materia de sostenibilidad. La intervención de Carney se produjo durante un evento organizado por la consultora Deloitte el pasado 4 de junio, donde subrayó que las regulaciones actuales no están suficientemente equipadas para hacer frente a las ambiciones establecidas por el gobierno británico, que se ha comprometido a alcanzar la neutralidad de carbono para 2050. Esto significa que se deben realizar cambios significativos en la forma en que los organismos reguladores supervisan y facilitan las inversiones sostenibles en el país. Uno de los puntos clave que Carney puso de relieve es la necesidad de implementar requisitos de divulgación de planes de transición, que permitan una mejor supervisión de las empresas y un análisis más rigoroso de los riesgos financieros relacionados con el cambio climático.
La falta de un marco regulador adecuado podría obstaculizar los esfuerzos del Reino Unido para lograr sus metas climáticas, lo que resultaría en una falta de confianza por parte de los inversores y una posible fuga de capital hacia otras jurisdicciones que están adoptando enfoques más agresivos en materia de sostenibilidad. Carney señaló que, a pesar de que el Reino Unido ha hecho avances en la promoción de un futuro más sostenible, aún existe una diferencia notable en comparación con otras importantes jurisdicciones, como la Unión Europea, Australia y Japón, que tienen planes de divulgación obligatoria en marcha para 2025. En el Reino Unido, se espera que la implementación de normas de divulgación de sostenibilidad se retrase hasta 2027, lo que podría dejar a las empresas británicas en desventaja competitiva en un mercado global cada vez más centrado en la sostenibilidad. El exgobernador del Banco de Inglaterra enfatizó la necesidad urgente de que el gobierno británico impulse la implementación de estándares de divulgación sostenibles y revise el marco regulatorio existente. En su opinión, los organismos reguladores deben estar a la vanguardia de este esfuerzo, asegurando que las empresas no solo se adapten a las nuevas regulaciones, sino que también adopten estrategias ambiciosas que integren la sostenibilidad en sus modelos de negocio.
Además, Carney instó a las instituciones financieras a adoptar un enfoque más holístico respecto a la sostenibilidad, integrando de manera efectiva las consideraciones ambientales, sociales y de gobernanza (ESG) en la toma de decisiones de inversión. "La sostenibilidad no es solo un riesgo; es también una oportunidad. Las inversiones en tecnologías limpias y en la transición hacia economías de bajo carbono pueden ofrecer rendimientos significativos y contribuir positivamente a la economía en su conjunto", afirmó. La respuesta a la llamada de Carney no se ha hecho esperar. Muchos líderes en el sector financiero han comenzado a reconocer que la sostenibilidad debe ser un componente central de su estrategia a largo plazo.
Sin embargo, todavía hay un camino por recorrer. Los bancos y otras instituciones financieras deben colaborar con los reguladores para desarrollar marcos claros que les permitan evaluar y gestionar los riesgos climáticos. Por otro lado, también es importante destacar que esta conversación sobre la sostenibilidad en el sector financiero no se da en un vacío. La presión de los inversionistas, los consumidores y la sociedad civil es cada vez más fuerte, exigiendo que las empresas adopten prácticas más responsables y que incluyan la sostenibilidad en su narrativa empresarial. Ignorar estas demandas podría llevar a una pérdida de reputación y, en última instancia, a una disminución de las oportunidades de crecimiento.
Además de los aspectos financieros, Carney también hizo hincapié en la importancia de la innovación y la tecnología en la lucha contra el cambio climático. Destacó que es fundamental fomentar la investigación y el desarrollo de nuevas soluciones que permitan una transición más rápida hacia una economía de bajo carbono. Para ello, se requiere un entorno regulatorio que promueva la inversión en nuevas tecnologías y que incentive a las empresas a innovar. A medida que nos acercamos a las elecciones generales en el Reino Unido, programadas para julio de 2024, el tema de la sostenibilidad seguramente jugará un papel fundamental en el debate político. Será crucial que los partidos políticos presenten propuestas concretas para abordar la crisis climática y que se comprometan a apoyar a las instituciones financieras en su transformación hacia un modelo sostenible.