El banco NatWest, uno de los pilares del sistema financiero británico, ha registrado un impresionante incremento del 36% en sus beneficios durante el primer trimestre de 2025, una señal clara de la robustez económica que atraviesa y que ha superado las expectativas de los analistas. Este crecimiento significativo ha coincidido con la reducción por parte del gobierno del Reino Unido de su participación accionarial al 1.98%, lo que abre la puerta a un regreso completo a la propiedad privada después de 17 años bajo la tutela estatal tras la crisis financiera de 2008. La notable mejora en los resultados financieros de NatWest está reflejada en el aumento de su beneficio operativo antes de impuestos, que pasó de 1,3 mil millones de libras en el mismo periodo del año anterior a 1,8 mil millones de libras en este primer trimestre. Este resultado superó las previsiones del mercado en aproximadamente 200 millones de libras, una señal positiva que refuerza la confianza de inversores y clientes por igual.
Un factor decisivo detrás de esta recuperación ha sido la mayor captación de depósitos tanto en los servicios minoristas como comerciales del banco, lo que evidencia la fuerte preferencia de ahorradores y empresas por NatWest. Asimismo, el repunte en la concesión de hipotecas ha contribuido sustancialmente al crecimiento, impulsado en buena medida por la demanda acelerada de compradores de viviendas en Inglaterra y Irlanda del Norte que buscaban cerrar sus adquisiciones antes de un incremento previsto en el impuesto sobre transmisiones patrimoniales a finales de marzo. El consejero delegado de NatWest, Paul Thwaite, ha declarado que esta sólida actuación permite prever que el banco alcanzará la parte alta de sus objetivos de ingresos y rentabilidad para los accionistas durante este año. La dirección mantiene un enfoque cauteloso pero optimista ante las incertidumbres económicas actuales, originadas por factores domésticos y globales, incluidos los conflictos comerciales y las tensiones arancelarias que afectan a determinados sectores. Históricamente, NatWest fue conocido como el Royal Bank of Scotland (RBS) antes de la crisis financiera de 2008, cuando el gobierno británico intervino para evitar su colapso absoluto destinando casi 46 mil millones de libras en rescates financieros.
Esta intervención convirtió al Estado en dueño mayoritario, con una participación del 84% que fue disminuyendo gradualmente hasta situarse ahora en menos del 2%. Esta desinversión ha sido posible gracias a recompras directas efectuadas por el banco y a una venta acelerada de acciones por parte del Tesoro, consolidando así el proceso de privatización tras casi dos décadas. Sin embargo, esta historia no está exenta de polémica. El gasto público efectuado para salvar al banco ha supuesto una carga financiera considerable para los contribuyentes británicos, quienes probablemente recuperarán alrededor de 25 mil millones de libras, lejos de las cantidades desembolsadas inicialmente. A pesar de que el valor actual de las acciones de NatWest (cotizando alrededor de 482 peniques) ha experimentado un crecimiento del 59% en los últimos doce meses, el precio sigue siendo inferior al punto de compra inicial durante la crisis, lo que mantiene un balance negativo para las arcas públicas.
La situación salarial y de incentivos directivos también ha sido objeto de debate. Recientemente, los accionistas aprobaron un aumento del 43% en el tope retributivo del CEO, Paul Thwaite, quien ahora podría percibir hasta 7.7 millones de libras anuales, una cifra que ha generado diversas opiniones sobre la distribución de las ganancias y beneficios dentro de la entidad. En términos operativos, el banco está vigilando la evolución del sentimiento tanto de los consumidores como de las empresas, que han mostrado señales de ralentización debido a factores externos como las tensiones comerciales globales. A pesar de esas preocupaciones, Thwaite ha señalado que todavía no se observan cambios significativos en el comportamiento de los clientes, aunque algunas grandes corporaciones adoptan una estrategia de espera ante la incertidumbre.