El reciente rally en los mercados de valores impulsado por la decisión de reducir parcialmente los aranceles por parte del gobierno estadounidense ha generado optimismo entre muchos inversores, pero no todos están convencidos. Peter Berezin, estratega jefe de BCA Research y reconocido por sus análisis rigurosos a lo largo de más de tres décadas en el sector financiero, sigue manteniendo una visión cautelosa y pesimista sobre el panorama económico y bursátil para 2025. Su postura contrasta con el entusiasmo general de Wall Street, ya que él advierte que, a pesar de la aparente desaceleración de las tensiones comerciales, los riesgos de recesión económica permanecen elevados y podrían desencadenar una caída significativa en los índices bursátiles como el S&P 500. Berezin fundamenta su postura en varias observaciones clave. En primer lugar, la actual tasa efectiva de aranceles en Estados Unidos sigue siendo históricamente alta, marcando niveles nunca vistos desde la década de 1930.
Esta realidad genera una incertidumbre considerable en el entorno empresarial que va más allá de las negociaciones comerciales; las empresas, conscientes del panorama cambiante y de posibles nuevos incrementos en los costos de importación, restringen sus gastos de capital. Esta reducción en las inversiones puede tener un efecto dominó, debilitando el mercado laboral y la capacidad de crecimiento económico sostenible. Además, la incertidumbre generada por los aranceles y las políticas comerciales también impacta en los consumidores, quienes enfrentan precios potencialmente más altos en productos esenciales. Jon Moeller, CEO de Procter & Gamble, ha señalado evidencias de un comportamiento de consumo más cauto, ilustrado con ejemplos concretos como la disminución en la frecuencia del uso de electrodomésticos básicos. Esta prudencia del consumidor refleja una reducción de la confianza, que es un motor clave para la economía estadounidense.
Al disminuir el gasto, se corre el riesgo de que la desaceleración económica se amplifique, complicando aún más el panorama para las empresas y el empleo. Por otro lado, antes incluso de que comenzara la guerra comercial, algunos indicadores mostraban señales de debilitamiento económico. Según el rastreador del PIB del Banco de la Reserva Federal de Atlanta y los análisis de Goldman Sachs, el producto interno bruto estadounidense mostró contracciones en el primer trimestre de 2025. La caída del 0.2 a 0.
4% reflejada en estos datos sugiere que la economía venía perdiendo ritmo y fortaleza, lo que alerta sobre la posibilidad de que el daño sea más profundo y prolongado que lo que los mercados han estado descontando. Un aspecto que Berezin destaca es que, a pesar del optimismo reflejado en los precios de las acciones y el comportamiento alcista de los mercados bursátiles, los mismos no están incorporando adecuadamente el riesgo de una recesión, sea ésta leve o severa. Para él, los niveles actuales del S&P 500 son demasiado optimistas si se considera que hay una probabilidad del 75% de una recesión este año. Esto implica que inversionistas están subestimando el riesgo y sobrevalorando la resiliencia del mercado ante las presiones económicas y comerciales. El impacto de los aranceles va más allá del mercado financiero.
Las políticas proteccionistas han derivado en mayores costos para las cadenas de suministro y alteraciones en la producción, afectando la competitividad de las empresas estadounidenses en el exterior y la disponibilidad de productos en el mercado interno. Tal escenario presiona a los márgenes de las compañías, quienes podrían verse obligadas a trasladar esos costos adicionales a los consumidores, profundizando aún más la tendencia hacia una desaceleración del consumo. La historia demuestra que las disputas comerciales y las guerras arancelarias tienden a tener consecuencias negativas para el crecimiento económico. En este sentido, el liderazgo de Berezin aclara que aunque la reciente reducción parcial de los aranceles podría amortiguar el golpe, no representa una solución definitiva. La continuidad y estabilidad de las políticas comerciales son fundamentales para restaurar la confianza empresarial y evitar mayores recesiones o crisis financieras.
Por otra parte, los mercados financieros suelen descontar con anticipación los eventos macroeconómicos, pero el escepticismo de Berezin radica en que el rally actual parece estar basado principalmente en factores técnicos y reacciones a noticias específicas de alivio arancelario, en lugar de un cambio estructural en los fundamentos económicos. Esto conlleva al riesgo de que los precios de las acciones se corrijan abruptamente si se materializan las preocupaciones sobre una debilidad sostenida en la economía y una posible recesión. Para los inversionistas y analistas, la postura del mayor pesimista de Wall Street es un recordatorio de la importancia de evaluar cuidadosamente los riesgos y no dejarse llevar solamente por movimientos de mercado a corto plazo. La volatilidad seguirá siendo protagonista en el contexto actual, dado que las variables que influyen en la economía y en los mercados —tales como políticas fiscales, decisiones de la Reserva Federal, datos de empleo, inflación y tensiones comerciales— pueden generar cambios rápidos en las expectativas. También es importante observar el comportamiento de los sectores económicos y empresas que podrían verse más afectados por las medidas arancelarias, así como la respuesta de los consumidores en cuanto a gasto y confianza.