En la era de la tecnología avanzada y la inteligencia artificial, la robótica humanoide está captando una atención renovada, no solo en el ámbito industrial sino también dentro del hogar. Cartwheel Robotics es una empresa pionera que ha decidido romper con el molde convencional de los robots industriales y optar por un enfoque diferente: crear robots humanoides pequeños, sociales y capaces de convivir dentro de los espacios domésticos para convertirse en compañeros cotidianos. Bajo la visión de su fundador Scott LaValley, Cartwheel Robotics promete aportar una nueva dimensión a la interacción humano-robot, enfocándose en la emocionalidad, la seguridad y la practicidad para la vida diaria en el hogar. La mayoría de las compañías especializadas en robótica humanoide tradicionalmente han orientado sus desarrollos hacia aplicaciones industriales o comerciales, tales como el trabajo en fábricas y almacenes, donde la fuerza, la repetición y la capacidad para operar en entornos estructurados son prioritarios. Este enfoque, aunque rentable y lógico, limita la relación que los humanos pueden establecer con estas máquinas.
Por el contrario, Cartwheel Robotics está apostando por un paradigma más ambicioso: construir robots que no solo realicen tareas prácticas, sino que también sean atractivos emocionalmente, capaces de generar empatía y afecto, con la intención final de habitar en hogares y formar parte de la familia. Scott LaValley, cuya experiencia incluye casi una década en Boston Dynamics participando en proyectos emblemáticos como Atlas, y una posterior etapa en Disney dirigiendo el equipo detrás del robot Baby Groot, aporta una perspectiva única que combina alta ingeniería con diseño de experiencias emocionales. Durante su paso por Boston Dynamics, LaValley observó que sus hijos encontraban los robots Atlas aterradores y poco amigables. En cambio, la reacción ante Baby Groot, un robot expresivo y afectuoso, fue diametralmente opuesta, causando alegría y un deseo auténtico de interacción. Esta importante observación inspiró su visión para Cartwheel, proponiendo robots humanoides que inspiran calidez y presencia, no solo funcionalidad.
Cartwheel Robotics está desarrollando prototipos como Yogi y Speedy, que destacan por sus dimensiones y apariencia deliberadamente diseñadas para generar simpatía. Yogi, con “proporciones de niño pequeño”, presenta líneas suaves, una cabeza grande y una apariencia rechoncha que invita a la cercanía y la confianza. Speedy, menos complejo, apunta a servir como plataforma comercial personalizable para instituciones públicas como museos o centros de ciencia, brindando flexibilidad para diversas aplicaciones. La apuesta por la forma humanoide completa, es decir, con piernas y brazos, implica importantes desafíos técnicos, especialmente en términos de planificación motriz, equilibrio y seguridad. Un robot que habita un hogar debe operar de manera segura alrededor de niños y mascotas, evitando accidentes o daños.
La miniaturización ayuda en este sentido, haciendo que las unidades sean menos intimidantes y más adecuadas para espacios reducidos. Sin embargo, la complejidad tecnológica sigue siendo alta y demanda soluciones avanzadas tanto en hardware como en software. Uno de los aspectos que Cartwheel considera fundamental es la incorporación de inteligencia artificial para potenciar la interacción social. La visión de LaValley es que, para mantener la conexión emocional a lo largo del tiempo, un robot debe ser capaz de ofrecer interacciones frescas y variadas que eviten la monotonía. Por ello, exploran el uso de IA no solo en el procesamiento del lenguaje natural, sino también en la generación de movimientos corporales enteramente nuevos para cada interacción, logrando comportamientos impredecibles pero coherentes y entretenidos.
El camino hacia un robot de compañía verdaderamente comercializado en los hogares es complejo y cargado de incertidumbres. El costo es un factor importante a considerar. La expectativa es que estos dispositivos, aunque más accesibles que un automóvil nuevo, seguirán representando una inversión significativa para los usuarios. Para justificar esa inversión, además de la capacidad lúdica y social, se deberá incorporar funcionalidad práctica, ya sea ayudando en tareas domésticas, entreteniendo a los niños o asistiendo en labores cotidianas. Para abordar el reto de la aceptación y viabilidad económica, Cartwheel está pensando en modelos de negocio innovadores, incluyendo el esquema de servicios por suscripción, donde los usuarios pagan una tarifa recurrente para acceder a las capacidades del robot, como si fuera un asistente o un miembro más del hogar.
Este modelo puede facilitar que más personas experimenten el concepto sin la barrera inicial de la adquisición directa. Con tres años de actividad, Cartwheel Robotics ha encontrado un balance entre ofrecer servicios de ingeniería a terceros y el desarrollo interno de sus propias plataformas robóticas. Al haber creado varias variaciones de Speedy para museos y centros educativos, acumulan experiencia en la interacción con público real, que será fundamental para continuar perfeccionando la tecnología y las funcionalidades sociales de sus robots. El futuro de Cartwheel está orientado hacia la gradual incorporación de sus robots en la vida doméstica, con mejoras constantes que los hagan más capaces y versátiles. La idea de un robot humanoide generalista que apoye en múltiples aspectos del día a día está en el horizonte, aunque LaValley reconoce que este objetivo es a largo plazo y requerirá iteraciones continuas y colaboración con el mercado.
En resumen, Cartwheel Robotics representa una innovadora tentativa de transformar el concepto de la robótica humanoide, saltando del entorno industrial y comercial hacia un ámbito mucho más humano y cercano: el hogar. La combinación de diseño emocional, habilidades técnicas avanzadas y una estrategia abierta de desarrollo colaborativo les posiciona como una empresa a seguir de cerca en la carrera por la creación de robots sociales que realmente puedan convivir y conectar con las personas. El impacto potencial de esta tecnología no se limita a la funcionalidad y la novedad tecnológica, sino que abre un abanico de posibilidades para redefinir las relaciones entre humanos y máquinas. Desde la asistencia en tareas cotidianas, hasta brindar compañía a personas mayores o niños, pasando por nuevas formas de entretenimiento y aprendizaje, los robots humanoides sociales podrían convertirse en un nuevo pilar del hogar inteligente, enriqueciendo la calidad de vida y la experiencia emocional. A medida que Cartwheel avanza, también es posible que surjan debates éticos y sociales relacionados con la integración de máquinas emocionalmente inteligentes en nuestras vidas privadas.
La manera en que diseñadores, ingenieros y usuarios aborden estos temas será crucial para asegurar una convivencia armoniosa y beneficiosa. Por ahora, la apuesta de Cartwheel Robotics por un robot accesible, seguro, expresivo y capaz de aprender y adaptarse a cada hogar marca un importante paso adelante en el camino hacia la era de los robots sociales en casa. La curiosidad y entusiasmo que generan sus prototipos son un reflejo del interés creciente que existe sobre cómo la tecnología puede no solo facilitar la vida, sino también aportar alegría y calidez a nuestro día a día.