React se ha consolidado como una de las herramientas más populares para construir interfaces de usuario dinámicas y modernas. Sin embargo, cuando se trata de estilos, la comunidad React parece dividida entre quienes prefieren soluciones CSS en JS, frameworks como Tailwind o Styled Components, y aquellos que apuestan por el CSS tradicional, también conocido como vanilla CSS. Esta última opción, a pesar de parecer sencilla, genera un debate interesante sobre su viabilidad y profesionalismo en proyectos React de gran escala. Muchos desarrolladores que trabajan con React se preguntan si vale la pena incluir hojas de estilo externas o si las ventajas que aportan las soluciones modernas de CSS dentro de JavaScript superan cualquier beneficio que pueda ofrecer el CSS tradicional. En el panorama actual, donde las aplicaciones web buscan rendimiento, mantenibilidad y escalabilidad, resulta esencial analizar si el CSS externo sigue teniendo un lugar privilegiado en el ecosistema React.
Una de las principales preocupaciones de quienes desean utilizar CSS vanilla con React es cómo mantener un código limpio y organizado, evitando conflictos, especialmente cuando las aplicaciones crecen y el número de estilos aumenta. Tradicionalmente, el CSS global puede generar problemas de especificidad y sobreescritura, complicando la depuración y el mantenimiento. Este fenómeno se acentúa cuando diferentes componentes necesitan estilos particulares, pero también comparten reglas comunes. Afortunadamente, la adopción de CSS Modules ha representado una eficaz solución para canalizar el CSS tradicional dentro del entorno React. CSS Modules transforma las hojas de estilo tradicionales en módulos encapsulados que se importan directamente en los archivos JavaScript, garantizando que las clases y estilos se apliquen únicamente al componente deseado.
Esta técnica preserva la esencia de escribir estilos en CSS puro, pero añade un nivel de aislamiento vital para proyectos profesionales. Por otro lado, existen desarrolladores que prefieren no utilizar ningún añadido, optando por enlazar archivos CSS externos clásicos desde el archivo HTML principal o usar hojas de estilo globales, manteniendo React exclusivamente dedicado a la lógica y estructura del DOM. Aunque viable para proyectos simples o sitios web estáticos con poca interactividad compleja, este enfoque puede volverse limitante cuando se afrontan requisitos dinámicos o personalizados por componente. Un ejemplo relevante viene de proyectos personales o startups donde la simplicidad y rapidez de desarrollo suelen primar. Algunos desarrolladores comparten que están implementando CSS vanilla con React de forma satisfactoria, especialmente cuando combinan estrategias sencillas como la organización clara de las hojas de estilo, el uso prudente de selectores, y un naming convention estructurado que evita conflictos de clases CSS.
La experiencia en estas circunstancias revela que sí es posible construir aplicaciones robustas sin abandonar el CSS tradicional. El rendimiento es otro aspecto fundamental, y cabe destacar que el CSS tradicional carga rápido y no implica overhead adicional generado por soluciones CSS-in-JS, las cuales a veces pueden penalizar el tiempo de renderizado inicial. Para aplicaciones donde la velocidad y la simplicidad importan, el CSS vanilla puede representar una alternativa eficiente sin sacrificar la experiencia de usuario. Sin embargo, en grandes proyectos empresariales o ecosistemas altamente complejos, el uso exclusivo de CSS externo suele ser menos frecuente. La razón principal radica en la dificultad de manejar estilos compartidos, temas dinámicos o la necesidad de acoplar estilos a estados y lógica de componentes.
Aquí, las soluciones modernas ofrecen ventajas sustanciales, permitiendo que los estilos respondan a propiedades del componente o estados gestionados internamente por React. Para equilibrar ambos mundos, algunos desarrolladores utilizan una combinación estratégica: definen estilos base mediante CSS vanilla o SCSS en archivos externos, para garantizar consistencia y reutilización global, mientras que implementan estils específicos de componente o modificaciones menores usando CSS-in-JS o CSS Modules. Esta metodología híbrida aprovecha las fortalezas de cada enfoque y puede facilitar la transición o adaptación según el tamaño y necesidades del proyecto. Es importante mencionar que la comunidad React sigue evolucionando en cuanto a mejores prácticas para gestionar estilos. El desempeño, mantenibilidad y accesibilidad se mantienen como prioridades, por lo que la elección entre usar CSS tradicional o alternativas modernas dependerá de múltiples factores como el equipo de desarrollo, la naturaleza de la aplicación y requisitos de escalabilidad.
En resumen, usar CSS tradicional con React es totalmente posible, además de recomendable en ciertos escenarios donde la simplicidad, rendimiento y familiaridad con tecnologías web clásicas son clave. Sin embargo, hay que considerar factores como la encapsulación de estilos, organización y mantenimiento a largo plazo para que la experiencia sea satisfactoria y profesional. Para quienes decidan optar por esta vía, algunas prácticas recomendadas incluyen mantener un sistema coherente de nombrado de clases, aprovechar la modularidad que ofrecen las CSS Modules para evitar conflictos, realizar una separación clara entre estilos globales y específicos, y documentar adecuadamente las hojas de estilo para facilitar el trabajo en equipo. El mundo de React no impone una única forma de trabajar con estilos. La versatilidad y flexibilidad del framework abren las puertas a que cada desarrollador encuentre el equilibrio justo que responda a sus necesidades y contexto.
En este sentido, integrar CSS vanilla sigue siendo una opción válida y profesional, especialmente cuando se adopta con rigor y atención a las buenas prácticas propias del desarrollo front-end. Finalmente, la decisión de usar CSS tradicional en un proyecto React debe ponderar aspectos técnicos, experiencia del equipo y objetivos del negocio. Pero sin duda, la madurez de las herramientas y la comunidad permite que siga habiendo espacio para que el CSS vanila siga generando oportunidades, sirviendo como base sólida y confiable para crear interfaces web efectivas y atractivas.