En abril de 1990, el Telescopio Espacial Hubble inició su misión desde el espacio a bordo del transbordador Discovery, marcando el comienzo de una de las aventuras científicas más emblemáticas y reveladoras de la historia reciente. Treinta y cinco años después, el legado del Hubble es imponente y profundo: cerca de 1.7 millones de observaciones y unos 55,000 objetivos astronómicos estudiados han permitido despejar dudas, descubrir nuevos fenómenos y capturar la sorprendente belleza del universo cercano y lejano. El Hubble ha sido fundamental para proveer imágenes y datos de gran calidad que no serían posibles desde la superficie terrestre debido a la atmósfera terrestre. Su ubicación en órbita baja le permite observar el cosmos con nitidez y estabilidad, lo cual ha resultado en cuadros visuales que parecen pinturas impresionistas del vasto lienzo espacial.
Entre las imágenes más recientes y significativas destacan aquellas que forman parte de la celebración por su 35º aniversario, muchas de ellas remasterizadas con técnicas avanzadas para resaltar detalles que antes no eran visibles. Uno de los objetos más icónicos que el Hubble ha fotografiado es el Pilar de la Creación, una estructura dentro de la Nebulosa del Águila, ubicada a siete mil años luz de la Tierra y que se extiende más de nueve años luz. Sus dunas de gas y polvo frío de hidrógeno albergan zonas activas donde nacen estrellas nuevas. Las estrellas jóvenes, masivas y energéticas, emiten intensos rayos ultravioletas y vientos estelares que esculpen el gas circundante, generando formas únicas y evocativas que estimulan la imaginación y la curiosidad científica. El Hubble también ha capturado galaxias lejanas con formas sorprendentes y peculiares que desafían ideas anteriores sobre la estructura galáctica.
La galaxia NGC 5335, por ejemplo, es una espiral de tipo floculento compuesta por corrientes de formación estelar dispersas, ubicada a 225 millones de años luz. Este tipo de galaxias presenta patrones menos definidos y brinda pistas valiosas sobre la dinámica y evolución galáctica en el cosmos. La exploración del Hubble también se ha adentrado en nebulosas planetarias, como NGC 2899, también conocida como la nebulosa planetaria con forma de polilla. Situada en la constelación Vela a aproximadamente 4,500 años luz, esta nebulosa es un espectáculo visual con salidas gasosas bipolares cilindricas impulsadas por la radiación y los vientos de una enana blanca muy caliente en su centro. Interacciones complejas entre posibles estrellas compañeras han moldeado esta estructura que parece un anillo fragmentado, evocando la imagen de una rosquilla mordida, con gruesas columnas de gas que apuntan hacia la fuente de la radiación.
En un enfoque de cúmulos estelares, el Hubble actualizado celebró el 35º aniversario con una nueva mirada al cúmulo globular Messier 72, en la constelación de Acuario, ubicado a unos 50,000 años luz. Estas agrupaciones de estrellas viejas y densas ofrecen un laboratorio natural sobre cómo la gravedad influye en la distribución, evolución y dinámica de estrellas durante miles de millones de años. Su forma enceballada se debe a la intensa atracción gravitacional mutua de las estrellas que las componen. Otra joya cósmica destacada es la Galaxia Sombrero, situada a 30 millones de años luz en Virgo. Su nombre proviene de su distintiva forma que recuerda un sombrero mexicano tradicional.
A pesar de su riqueza en estrellas, posee una tasa baja de formación estelar, con menos de una masa solar en formación de estrellas cada año en su disco polvoriento y nudo. De igual modo, el agujero negro supermasivo en su núcleo —más de 2,000 veces la masa del agujero negro en el centro de la Vía Láctea— se muestra sorprendentemente tranquilo, lo que fascina a los astrónomos que estudian la evolución galáctica y la actividad en núcleos galácticos. El Hubble ha permitido también observar y detallar estrellas recién nacidas en cúmulos jóvenes como NGC 346, en la Pequeña Nube de Magallanes, a unos 200,000 años luz en Tucana. Este cúmulo contiene más de 2,500 estrellas nuevas, con algunas de gran masa que emiten una luz azul intensa, rodeadas de nebulosas rosadas y estructuras oscuras que son remanentes del lugar donde esas estrellas comenzaron a formarse. Galaxias irregulares y peculiares como Arp 184 (NGC 1961) también forman parte de las vistas fascinantes del Hubble.
Situada en la constelación de Camelopardalis, esta galaxia presenta un brazo espiral ancho y estrellado que se extiende hacia nosotros. Catalogada en el Atlas de Galaxias Peculiares de Halton Arp en 1966, estas galaxias son consideradas esenciales para entender procesos complejos de interacción, fusión y transformación galáctica que no encajan en las clasificaciones clásicas. El Hubble tiene un papel esencial en la observación de regiones masivas de formación estelar próximas a la Tierra, como la nebulosa de Orión, a apenas 1,300 años luz. Allí, el telescopio ha identificado protostrellas como HOPS 150 y HOPS 153, objetos jóvenes que aún están rodeados por discos de material y nubes de gas y polvo, en un entorno dinámico donde se están gestando nuevas estrellas y planetas. Mediante imágenes como la de una pequeña sección de cielo en Hydra, el Hubble ha demostrado su capacidad para combinar observaciones de estrellas cercanas dentro de nuestra galaxia con detalles de galaxias mucho más lejanas, incluso detectando efectos de lentes gravitacionales que magnifican y deforman objetos extremadamente distantes.
El fenómeno del lente gravitacional permite ver galaxias que existieron hace miles de millones de años, mostrando una ventana hacia las primeras etapas del universo. Regiones de formación masiva, como la Nebulosa de la Roseta y la Nebulosa de la Tarántula en la Gran Nube de Magallanes, se observan con gran detalle gracias al Hubble. La Nebulosa de la Roseta, con sus nubes de gas hidrógeno y polvo oscuras, se ha revelado como un escenario de erosión y modelado por radiación estelar, mientras que la Tarántula, la región de formación estelar más productiva en el universo cercano, destaca por su población de estrellas masivas, algunas hasta 200 veces más grandes que el sol. Uno de los descubrimientos más impresionantes usando datos del Hubble ha sido el estudio y confirmación de las características de la galaxia Bullseye (LEDA 1313424), un sistema de anillos inusualmente múltiples que ha sido atravesada por otra galaxia en un evento cósmico que provocó la formación de hasta nueve anillos, ocho confirmados directamente por el Hubble y otro por observaciones complementarias. Estos eventos violentos reflejan el dinamismo constante y la interacción en el universo, donde galaxias se cruzan y dejan marcas estructurales visibles durante millones de años.
El Telescopio Espacial Hubble ha pasado de ser una maravilla técnica a un símbolo global del avance científico. A lo largo de sus tres décadas y media en órbita, ha proporcionado un caudal rico de datos que no solo han impactado la astronomía, sino que han inspirado a generaciones enteras de científicos, artistas y público en general. Su prolongada vida operacional, apoyada por renovaciones tecnológicas y misiones de mantenimiento, consolida al Hubble como un vigilante incansable del cosmos. En el contexto de los recientes aniversarios, la revitalización y el procesamiento digital de las imágenes han permitido revelar detalles insospechados, pintando un universo con colores vibrantes y texturas enriquecidas, invitando a explorar no solo con la mente sino también con el alma. Además, la colaboración entre la NASA y la Agencia Espacial Europea ha sido clave para potenciar el alcance y la calidad científica de las observaciones.