En un alarmante informe publicado recientemente, el Buró Federal de Investigaciones (FBI) reveló que los estadounidenses perdieron una asombrosa cifra de 5.6 mil millones de dólares en estafas relacionadas con criptomonedas durante el año 2023. Este incremento significativo en el fraude ha suscitado preocupación no solo entre las autoridades, sino también entre las comunidades que buscan protegerse de las tácticas cada vez más sofisticadas empleadas por los estafadores. La era digital ha revolucionado la forma en que las personas manejan su dinero, y las criptomonedas han emergido como una nueva frontera de inversión. Sin embargo, para muchos, la falta de entendimiento acerca de cómo funcionan y la atracción del potencial de ganancias rápidas ha hecho que muchos inversores —particularmente los más vulnerables— caigan en las garras de estafadores experimentados.
James Barnacle, asistente del director de la división de investigaciones criminales del FBI, explicó en una entrevista que los estafadores utilizan tácticas elaboradas para generar confianza en sus víctimas. “A lo largo del tiempo, el victimario cultiva una relación, creando una especie de amistad”, indicó Barnacle. Esta técnica de manipulación psicológica permite a los estafadores ofrecer oportunidades de inversión que parecen legítimas y atractivas. El modus operandi habitual consiste en que estafadores se conecten con sus víctimas a través de redes sociales o plataformas de mensajería. Presentándose como expertos en inversiones, construyen una relación de confianza antes de proponer la inversión en un proyecto de criptomonedas.
En muchos casos, los estafadores proporcionan aplicaciones web que simulan ser plataformas de inversión auténticas. Esto, sumado a la narrativa que muchos han escuchado sobre personas que se convirtieron en millonarias a raíz de inversiones en criptomonedas, crea un caldo de cultivo perfecto para el fraude. El impacto sobre las víctimas es devastador. Barnacle narró casos donde personas han sacado hipotecas adicionales sobre sus casas, han liquidado sus fondos de jubilación o han invertido toda su fortuna en estos esquemas fraudulentos. “Estamos viendo a personas perder hasta 4, 5 o incluso 6 millones de dólares.
Por otro lado, también hay quienes reportan pérdidas menores, de alrededor de 2,000 dólares, pero que siguen siendo significativas a nivel personal y emocional”, añadió. Un dato alarmante que se desprende del informe es que los individuos mayores de 60 años constituyen la mayor parte de las víctimas. Durante el 2023, se reportó que los ancianos perdieron cerca de 1.6 mil millones de dólares debido a estafas relacionadas con criptomonedas. Barnacle hizo hincapié en que este grupo demográfico es particularmente vulnerable, ya que suelen tener más tiempo disponible y son más accesibles para los estafadores al encontrarse en casa durante el día.
Los estafadores, con habilidades de manipulación excepcional, pueden rápidamente establecer una relación que les permita llevar a cabo sus fraudes. La sencillez con la que los estafadores guían a sus víctimas es preocupante. Barnacle explicó que estas personas ofrecen instrucciones demasiado detalladas sobre cómo usar quioscos de criptomonedas para depositar dinero en efectivo y transferirlo a carteras digitales controladas por los estafadores. “Uno no pensaría que su abuela de 89 años asistiría a un quiosco, pero estamos viendo esto todo el tiempo”, enfatizó. Las posibilidades de que las víctimas recuperen su dinero son mínimas, lo que agrava aún más la situación.
Esta realidad ha llevado al FBI a implementar programas de capacitación para que las fuerzas del orden estatales y locales puedan reconocer las señales de advertencia de las estafas de criptomonedas. Además, el FBI ha instado a los bancos a estar atentos a las solicitudes inusuales de retiros de efectivo que puedan indicar actividades fraudulentas. Desde enero de 2023, el FBI ha notificado a cerca de 3,000 personas que fueron víctimas de fraudes. Sin embargo, Barnacle advirtió que el número real de estafas es probablemente mucho mayor, ya que muchas personas no se dan cuenta de que han sido engañadas. “De las 3,000 personas que hemos notificado, el 75% no tenía idea de que eran víctimas de fraude”, indicó.
La situación no solo es alarmante por la cantidad de dinero perdido, sino también por el perfil de las víctimas. Muchas de ellas son individuos que han trabajado toda su vida para ahorrar dinero y asegurar su futuro. Las historias de personas que han visto desmoronarse sus sueños de jubilación son conmovedoras y reflejan la magnitud del problema. La creciente popularidad de las criptomonedas ha creado un entorno fértil para estafadores que buscan explotarlas. A pesar de que la esta forma de dinero digital ha sido aclamada por su potencial disruptivo y su capacidad para ofrecer oportunidades de inversión únicas, también ha sido el terreno de caza de individuos maliciosos que se benefician a expensas de los desprevenidos.
El creciente número de estafas relacionadas con criptomonedas resalta la necesidad urgente de educación financiera. La falta de conocimiento y un entorno propicio para la manipulación han hecho que muchos inversionistas, especialmente los más jóvenes y los ancianos, sean vulnerables a estos esquemas. Es esencial que las personas se informen adecuadamente sobre dónde y cómo están invirtiendo su dinero. A medida que el FBI y otras agencias continúan su lucha contra el fraude, la conciencia pública es clave. La sociedad debe mantenerse alerta y educada sobre las tácticas utilizadas por los estafadores y las señales de advertencia que pueden ayudar a evitar caer en estas trampas.
Solo a través de la educación y la concienciación podremos proteger a los miembros más vulnerables de nuestra comunidad y reducir estas cifras alarmantes en el futuro. Las criptomonedas cuentan con el potencial de transformar la economía moderna, pero su utilización debe estar acompañada de un entendimiento claro y de precauciones adecuadas. En un mundo lleno de oportunidades, es fundamental que cada quien asuma la responsabilidad de su educación financiera para evitar ser víctima de quienes buscan lucrar de su ingenuidad.