El mercado bursátil estadounidense ha sido durante décadas el faro de estabilidad y crecimiento para inversores de todo el mundo. Sin embargo, según Christopher Wood, estratega global de acciones en Jefferies, uno de los expertos en mercados con mayor trayectoria, lo mejor para las acciones estadounidenses podría haber quedado en el pasado. Wood sostiene que el pico histórico del mercado estadounidense se alcanzó el 24 de diciembre del año anterior, marcando un punto de inflexión ante varios factores económicos y políticos que ahora parecen jugar en contra del dominio histórico que ha tenido este mercado sobre el resto del mundo. El análisis de Wood se fundamenta en varias razones de peso. Una de las principales es el impacto de las políticas arancelarias impulsadas por el expresidente Donald Trump, que según el estratega han causado un daño permanente a la marca de Estados Unidos en el escenario global.
Los aranceles han afectado no solo las cadenas de suministro y los costos de producción, sino también la percepción del país como un refugio seguro para la inversión. Esta erosión de la confianza ha conducido a una caída importante en el Índice del Dólar, que ha experimentado un descenso del 8% durante el año en curso, reflejando la menor fortaleza del dólar frente a otras monedas internacionales. Más allá del impacto monetario, Wood hace hincapié en la sobrevaloración del mercado estadounidense en relación con el resto del mundo. El S&P 500, símbolo de la bolsa estadounidense, se ha negociado en niveles récord en términos de precio sobre ventas, una señal clara de que las valoraciones están estiradas a niveles que podrían ser insostenibles a mediano y largo plazo. Esta situación pone en alerta a los inversores que buscan una rentabilidad sólida y con menor riesgo de corrección abrupta.
El dominio del mercado estadounidense también ha sido significativo en términos de capitalización global. El mercado estadounidense representó aproximadamente el 67% del mercado mundial durante el año pasado, una proporción extraordinariamente alta incluso cuando la economía nacional está en buena forma. Esta concentración excesiva implica un riesgo elevado, sobre todo si se considera el debilitamiento de la narrativa de excepcionalismo americano, que por largo tiempo ha impulsado el flujo de inversiones hacia activos estadounidenses con la expectativa de rendimientos superiores. En el último trimestre del año pasado, Wood identificó un aumento notable en las conversaciones del llamado excepcionalismo americano, que paradójicamente fue otro indicador de que el mercado estaba rozando un “gran techo.” La efervescencia en torno a esta idea suele coincidir con períodos en los que los activos están sobrevalorados y los inversores se encuentran excesivamente confiados, lo que precede normalmente a ajustes o correcciones significativas.
La esperanza de muchos inversores de que el gobierno de Estados Unidos diera marcha atrás en sus políticas arancelarias provocó un repunte en las acciones en semanas recientes. Sin embargo, Wood advierte que aunque un cambio radical en política pudiera ocurrir, el daño ya está instaurado y es probable que tenga efectos duraderos. Por eso, recomienda que los inversores diversifiquen sus carteras apuntando hacia mercados internacionales, particularmente en Europa, China y Japón, donde existen catalizadores más favorables para el crecimiento y las valoraciones son más atractivas. Esta recomendación coincide con otras señales del mercado, como la caída en la inversión neta internacional hacia Estados Unidos en los últimos años. La reducción de flujo de capital extranjero no solo limita la capacidad de crecimiento del mercado interno, sino que también refleja un cambio en la percepción global sobre el atractivo del país como destino financiero.
Europa está emergiendo como una opción con múltiples oportunidades, especialmente dado que las valoraciones son menos elevadas y las políticas económicas de algunos países buscan fomentar la inversión extranjera y la innovación tecnológica. China, pese a enfrentar retos propios, continua siendo una potencia mundial con un enorme mercado interno y una tendencia hacia la modernización y apertura gradual en varios sectores. Japón, por su parte, está experimentando una revaloración gracias a reformas estructurales y la estabilidad de sus políticas monetarias. Incorporar estas regiones en una cartera diversificada puede ofrecer no solo mejores retornos ajustados al riesgo, sino también protección contra la volatilidad que pueda surgir en el mercado estadounidense. Además, la diversificación geográfica ayuda a mitigar riesgos específicos como conflictos comerciales, cambios regulatorios inesperados y fluctuaciones monetarias que puedan afectar a un solo mercado.
Otro aspecto a considerar es la evolución tecnológica y sectorial de estos mercados. Mientras que el mercado estadounidense ha visto una concentración marcada en grandes empresas tecnológicas, que han llevado a los índices a máximos históricos, algunos sectores en Europa, China y Japón están en fases de expansión y modernización, lo que puede traducirse en un terreno fértil para nuevas oportunidades de inversión. El optimismo previo acerca del liderazgo global estadounidense en el ámbito económico y financiero parece estar cediendo espacio a un panorama más multipolar. La globalización y las interdependencias económicas actuales indican que ningún mercado puede sostener por sí solo una tendencia alcista indefinidamente sin ajustes o correcciones basadas en nuevas realidades políticas, comerciales y económicas. Por lo tanto, conocer y analizar los movimientos de expertos como Christopher Wood es vital para quienes buscan proteger y hacer crecer su patrimonio en un contexto cambiante.