El trading con apalancamiento en criptomonedas ha sido durante mucho tiempo un terreno complejo y restringido para los inversionistas en Estados Unidos. Las rigideces regulatorias y la falta de claridad legal han limitado el acceso de los traders minoristas a instrumentos derivados sofisticados como los contratos perpetuos o "perps". Sin embargo, en los últimos tiempos, la evolución del panorama regulatorio estadounidense sugiere que esta realidad está a punto de cambiar, lo que podría abrir las puertas a una participación mucho más amplia y diversificada. Los contratos perpetuos son un tipo de derivado que ha dominado el mercado global de criptomonedas. Introducidos originalmente por BitMEX en 2016, estos instrumentos no tienen fecha de vencimiento y se ajustan periódicamente para reflejar el precio del activo subyacente, generalmente cada ocho horas.
Esto los diferencia de los futuros tradicionales, que sí tienen una fecha determinada para liquidarse. Los perps permiten a los traders apostar al alza o a la baja en criptomonedas con niveles de apalancamiento que pueden llegar hasta 100 veces, sin necesidad de poseer realmente los activos digitales. Esta flexibilidad y la facilidad con la que pueden ser usados explican la enorme popularidad que han adquirido, sobre todo en plataformas internacionales como Binance, que reportan volúmenes diarios en sus contratos perpetuos que exceden los 70.000 millones de dólares. La importancia de estos derivados es tal que expertos los consideran el "corazón y alma" del comercio de criptomonedas a nivel global.
En Estados Unidos, la prohibición tácita y las barreras regulatorias habían mantenido a los traders locales alejados de estas herramientas, obligándolos a operar en mercados extranjeros o simplemente quedándose fuera de estos segmentos de alto riesgo y alto potencial. Sin embargo, recientes cambios legales y la postura del actual gobierno federal han insuflado nuevas esperanzas. La administración de Donald Trump, y ahora con la continuidad de ciertas políticas bajo la siguiente administración, ha mostrado una apertura progresiva para integrar los derivados cripto en el marco regulatorio estadounidense. Esto no solo implica una posible autorización para que compañías locales ofrezcan contratos perpetuos, sino también el establecimiento de normas más claras para el uso del apalancamiento y márgenes en torno a estos productos. Especialistas legales y financieros, como Gabe Rosenberg de Davis Polk & Wardwell, han declarado que la llegada de los contratos perpetuos a Estados Unidos es solo cuestión de tiempo, enfatizando que el desarrollo normativo está en marcha para atender los aspectos legales que todavía generan incertidumbre.
Esta claridad podría traducirse en un crecimiento significativo no solo en la participación minorista, sino también institucional, dado que muchos fondos y empresas de inversión están ávidos de instrumentos regulados y transparentes. Los beneficios de permitir el trading con apalancamiento en criptomonedas de manera regulada son múltiples. Para los inversores minoristas, significa acceso a plataformas locales con mayor protección, mejor soporte legal y potencialmente menos riesgos relacionados con fraudes o incumplimientos. Para los jugadores institucionales, abre la posibilidad de diversificar estrategias y manejar riesgos con mayor sofisticación, todo dentro de un entorno supervisado. Esta conjunción puede, a su vez, atraer nuevos flujos de capital hacia el mercado cripto, impulsando la liquidez y estabilidad.
Empresas reconocidas ya están moviéndose para posicionarse en este futuro próximo. Coinbase, una de las bolsas criptográficas estadounidenses líderes, anunció planes para lanzar productos derivados basados en contratos perpetuos que cumplan con las regulaciones locales. Además, la firma Kraken anunció la adquisición de NinjaTrader, una plataforma de futuros, por 1.500 millones de dólares. Este tipo de movimientos estratégicos es una clara señal de la expectativa y la demanda creciente por parte de los usuarios en Estados Unidos.
No obstante, todavía existen zonas grises. El tratamiento legal del Bitcoin y otras criptomonedas en relación con las reglas de margen y elegibilidad para swaps y derivados no están del todo definidos. Por esta razón, muchos expertos consideran que una legislación específica ayudaría a despejar los obstáculos actuales y a reducir riesgos legales tanto para operadores como para intermediarios. En consecuencia, el posible despliegue de contratos perpetuos regulados en Estados Unidos representa un paso significativo para alinear el país con prácticas globales y fomentar un ambiente de trading más competitivo y seguro. Se espera que la regulación proporcione el balance adecuado entre innovación y protección, haciendo que el trading con apalancamiento en criptomonedas deje de ser una opción limitada para convertirse en una herramienta accesible y robusta para un amplio espectro de inversores.
Este cambio también puede tener repercusiones en la percepción general de las criptomonedas como clase de activo. La integración de derivados regulados puede impulsar la confianza y credibilidad del mercado, facilitando que más actores institucionales participen activamente, y promoviendo desarrollos tecnológicos y financieros en torno a estos productos. Finalmente, la expansión prevista podría incentivar a más plataformas a innovar y ofrecer productos ajustados a la demanda del mercado estadounidense, desde versiones simplificadas con menor apalancamiento para principiantes, hasta opciones avanzadas para traders profesionales. Esta evolución contribuirá a un ecosistema más dinámico y maduro, capaz de responder a los riesgos y oportunidades que presenta la creciente interacción entre finanzas tradicionales y activos digitales. En resumen, la apertura del trading con apalancamiento y contratos perpetuos en Estados Unidos no solo sería un acontecimiento importantísimo para el mercado local, sino que además sentaría las bases para un desarrollo sostenible y regulado de la economía cripto en el país.
Esta transformación promete democratizar el acceso, atraer nuevas inversiones y situar a Estados Unidos como un protagonista clave en el futuro global de las finanzas digitales.