Desde la toma de posesión del presidente Donald Trump, se ha observado un cambio significativo en la manera en que profesionales y académicos canadienses abordan la asistencia a eventos y conferencias en Estados Unidos. La creciente preocupación por la seguridad personal, especialmente en relación con los derechos de la comunidad transgénero, así como el endurecimiento en los controles migratorios y aduaneros, han generado un ambiente de incertidumbre y temor entre numerosos participantes canadienses, quienes ahora optan por evitar viajar hacia el sur. Este contexto ha llevado a que varias organizaciones de América del Norte reconsideren sus sedes para conferencias, favoreciendo a Canadá como una opción más segura, accesible y acogedora. Un claro ejemplo es el caso de la Sociedad Norteamericana para la Sociología del Deporte (NASSS), que inicialmente planeó realizar su conferencia anual en Seattle. Sin embargo, debido a la gran reserva manifestada por sus miembros canadienses, la asociación decidió implementar una estrategia innovadora: organizar, simultáneamente, una conferencia parcial en Vancouver a través de videoconferencias, facilitando la participación de quienes no desean exponerse a los riesgos asociados con viajar a Estados Unidos.
El impacto de esta decisión se evidencia en las opiniones de los propios participantes. Travers, presidente electo de NASSS y profesor en la Universidad Simon Fraser en Burnaby, expresó que la sensación de inseguridad para las personas transgénero y la creciente hostilidad gubernamental eran motivaciones decisivas para no viajar. En paralelo, Nathan Kalman-Lamb, profesor asistente de la Universidad de New Brunswick, relató su experiencia negativa con los oficiales de aduanas estadounidenses, donde fue sometido a un exhaustivo interrogatorio y revisión de sus objetos personales sin justificación clara, situación que le llevó a renunciar temporalmente a asistir a eventos en Estados Unidos. El clima político y social ha desencadenado una caída sin precedentes en el número de viajes desde Canadá hacia Estados Unidos. En abril del año reciente, los viajes aéreos disminuyeron casi un 20 %, mientras que los viajes terrestres cayeron más de un 35 %.
Estas cifras representan la mayor baja desde la reelección de Trump y reflejan un cambio profundo en el comportamiento y las preocupaciones de los viajeros canadienses. Esta reducción no sólo afecta a los viajeros individuales, sino que repercute en el ámbito académico y profesional. La cancelación o reubicación de eventos como el congreso conjunto de la Asociación Canadiense de Patólogos (CAP) y la Sociedad Americana de Patología Clínica (ASCP), que fue movido a Montreal pese a que la entidad estadounidense tiene un número considerablemente mayor de miembros, evidencia la relevancia de atender las inquietudes de los participantes para garantizar la asistencia. Organizaciones internacionales, como la Red de Investigadores del Trabajo y Familia (WFRN) y la Sociedad Internacional para la Investigación sobre la Agresión (ISRA), también han decidido cambiar sus sedes de Estados Unidos a Canadá para sus eventos próximos, citando directamente los cambios en patrones de viaje y las preocupaciones expresadas por sus miembros internacionales. Esta tendencia es vista por expertos en gestión de eventos como una oportunidad para la economía canadiense, ya que atrae no solo a participantes locales, sino también a profesionales de distintas partes del mundo que buscan entornos más seguros y amigables.
El traslado de conferencias genera un impacto económico significativo para las ciudades anfitrionas dentro de Canadá. Según expertos en gestión de eventos, un congreso mediano con alrededor de 300 participantes puede aportar medio millón de dólares o más en ingresos directos a la comunidad local, incluyendo hotelería, transporte, alimentación y comercio. Así, más allá del beneficio cultural e intelectual, este fenómeno contribuye a dinamizar economías regionales, reafirmando a Canadá como un destino confiable para eventos internacionales. Aspectos como la baja del dólar canadiense también se consideran, pero la principal causa del cambio de sede se vincula con el endurecimiento de las políticas migratorias y las medidas restrictivas adoptadas por el gobierno estadounidense. Los testimonios de viajeros que enfrentan inspecciones intensas, detenciones y cuestionamientos sin explicación clara generan un efecto disuasorio que trasciende la política fiscal o el tipo de cambio.
Un elemento adicional es la recomendación de prestigiosas universidades canadienses que aconsejan a sus académicos evitar viajar a Estados Unidos dadas las dificultades y riesgos actuales. Esta guía preventiva reitera la relevancia de los cambios en la movilidad internacional en el contexto académico, afectando la dinámica de colaboración, investigación y difusión de conocimientos entre ambos países. La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos ha emitido comunicados en los que asegura que todos los viajeros legítimos no tienen nada que temer a estas medidas. No obstante, la experiencia vivida por varios profesionales canadienses y extranjeros refleja una realidad diferente, lo que explica el creciente rechazo a viajar a Estados Unidos y la migración de eventos importantes hacia Canadá. En definitiva, el fenómeno que está ocurriendo con la relocalización de conferencias desde Estados Unidos hacia Canadá es una señal clara de cómo factores sociales, políticos y de seguridad influyen decisivamente en las decisiones de viajeros y organizadores por igual.