El mercado de valores es conocido por su volatilidad y por ciertas tendencias estacionales que muchos inversores tratan de aprovechar para optimizar sus rendimientos. Una de las máximas más conocidas en el mundo financiero es el dicho popular “vender en mayo y volver después” o “sell in May and go away”. Esta estrategia se basa en la observación histórica de que los mercados suelen tener un desempeño peor durante el período que abarca desde mayo hasta octubre en comparación con los otros meses del año. Comprender cómo operar de forma efectiva con esta señal puede representar una ventaja competitiva para los inversores que buscan minimizar riesgos y maximizar beneficios. El origen de esta frase se apoya en datos que muestran que los seis meses comprendidos entre mayo y octubre suelen ser los peores para el índice S&P 500 en términos de rendimiento.
Históricamente, en los últimos 40 años, el S&P 500 ha promediado un retorno de apenas 2.45% durante estos meses adversos, mientras que el resto del año, de noviembre a abril, ha tenido una rentabilidad mucho más robusta, cercana al 7.29%. Este contraste ha llevado a miles de inversores a adoptar la estrategia de reducir su exposición en mayo y reevaluar su posición en noviembre, intentando esquivar la volatilidad y los posibles retrocesos del verano y principios de otoño. Sin embargo, los datos también indican que a pesar de que cerca del 73% de los retornos en ese período de seis meses son positivos, la combinación de movimientos al alza más limitados y caídas más acentuadas afecta el balance neto, resultando en un desempeño inferior comparado con la otra mitad del año.
En consecuencia, la clave no es cambiar la cartera unicamente porque es mayo, sino más bien analizar el contexto del mercado, las tendencias precedentes y los sectores o acciones que puedan ofrecer resiliencia o incluso crecimiento a pesar del entorno estacional negativo. Un aspecto fundamental para quienes observan la señal “vender en mayo” es entender la dinámica de momentum en los mercados. Una suposición común sería que si en los seis meses previos al mes de mayo el mercado ha presentado rendimientos negativos, el período entre mayo y octubre podría actuar como un rebote o corrección, impulsando la recuperación. Sin embargo, los análisis no solo desmienten esta hipótesis en muchos casos, sino que sugieren que existe una inercia o momentum a favor de la tendencia previa. Es decir, si los últimos seis meses fueron negativos, es probable que la siguiente mitad del año también registre pérdidas o rendimiento débil, aunque con menor certeza en comparación a periodos con tendencia alcista previa.
Por ejemplo, desde octubre del año anterior se ha observado que el S&P 500 bajó alrededor de un 3%, y para casos donde la tendencia previa a mayo ha sido negativa, el rendimiento promedio entre mayo y octubre se hunde más, cerca de un 2.6% en promedio. Sin embargo, no todo son malas noticias, puesto que ejemplos históricos muestran épocas donde luego de un primer semestre complicado, el mercado superó las expectativas e incluso logró crecimientos superiores al 10% en la segunda mitad, aunque esto no constituye una regla fija sino una oportunidad para estudiar cada contexto particular. Aunque la estrategia prevalente sugiere reducir la exposición o incluso salir del mercado en mayo, existen acciones que han mostrado un rendimiento por encima del índice S&P 500 consistentemente en estos seis meses, incluso en años con comportamiento negativo generalizado. Entre ellas destaca Cintas Corporation (CTAS), que durante la última década ha superado al índice cada uno de esos años y nunca ha registrado pérdidas en ese periodo específico.
Esto la convierte en una candidata ideal para mantener o incluso aumentar posiciones en meses tradicionalmente complicados para el mercado en general. Además de Cintas, las grandes tecnológicas o “megacaps” como Apple (AAPL), Nvidia (NVDA), Alphabet (GOOGL) y Microsoft (MSFT) han demostrado una resistencia notable durante la temporada de mayo a octubre. La fortaleza de estas empresas radica en la solidez de sus modelos de negocio, innovación constante y capacidad para adaptarse en mercados fluctuantes, aspectos que las hacen menos susceptibles a la volatilidad estacional y atractivas para invertir durante estos meses. Por otra parte, hay también empresas que tienden a tener un desempeño pobre especialmente en esta época del año y que normalmente no superan al S&P 500 en esos meses. Identificar y evitar estas acciones puede formar parte de una estrategia defensiva para proteger el capital durante el período de alta incertidumbre y baja rentabilidad relativa.
Es importante destacar que la señal “vender en mayo” no es una regla infalible ni universal, sino una pauta estadística basada en patrones históricos. En la práctica, se recomienda que los inversores amplíen su análisis integrando factores macroeconómicos actuales, eventos políticos, niveles de interés, inflación y otros indicadores técnicos y fundamentales que puedan impactar el desempeño del mercado y de sus inversiones específicas. Para aquellos interesados en aprovechar esta estrategia, la gestión del riesgo es clave. Esto puede implicar reducir la exposición a activos de mayor volatilidad, aumentar posiciones en sectores defensivos o diversificar entre distintos tipos de activos incluidos bonos y productos financieros menos correlacionados con la renta variable. También es fundamental mantener una revisión constante para ajustar la cartera en función de los cambios en las condiciones del mercado, evitando decisiones basadas únicamente en calendario y cifras históricas.
Los inversores deben tener en cuenta que si bien la temporada de mayo a octubre tiende a ser menos favorable, no todos los años y situaciones seguirán este patrón. Eventuales sorpresas económicas, innovaciones tecnológicas o cambios regulatorios pueden transformar el panorama y hacer que la estrategia convenga ser flexible. La clave está en formarse una visión informada, mantenerse actualizado y no basar las decisiones únicamente en una norma histórica, sino en un análisis integral y bien fundamentado. En resumen, operar con la señal “vender en mayo y volver después” requiere comprender sus fundamentos, estudiar las condiciones previas del mercado y seleccionar cuidadosamente las acciones o activos que puedan mitigar la volatilidad. Se recomienda mantener la disciplina para evitar reacciones impulsivas, planificar la operativa en función de objetivos financieros a largo plazo y aprovechar el conocimiento sobre comportamiento estacional para tomar decisiones estratégicas que mejoren el rendimiento y reduzcan riesgos innecesarios.
Aprovechar al máximo esta señal implica considerar tanto la estadística histórica como la situación actual del mercado, eligiendo una combinación adecuada de precaución e iniciativa para mantener la salud de la cartera durante los meses menos favorables del año.