La industria ladrillera en Bangladesh representa una parte fundamental de su economía, ya que abastece la demanda creciente derivada del desarrollo urbano y la construcción. Sin embargo, este sector, que depende principalmente del carbón como combustible en sus procesos productivos, contribuye de manera significativa a la emisión de gases de efecto invernadero, partículas finas y otros contaminantes perjudiciales para la salud y el medio ambiente. La problemática vinculada a la contaminación del aire y la emisión de dióxido de carbono (CO2) en Bangladesh es alarmante, especialmente debido a la falta de regulación estricta y monitoreo adecuado en las operaciones informales de los hornos ladrilleros. En este contexto, un equipo de investigación conformado por expertos del Boston University School of Public Health, Stanford University, el icddr,b y la Bangladesh University of Engineering and Technology, ha desarrollado una estrategia innovadora que apuesta por la implementación de cambios operativos simples pero efectivos para mejorar la eficiencia energética y reducir las emisiones contaminantes en estas industrias locales. Este método se basa en capacitar y apoyar a los propietarios de los hornos ladrilleros para promover prácticas que no solo beneficien al medio ambiente, sino que también sean alineadas a sus intereses económicos, demostrando que la sostenibilidad y la rentabilidad pueden ir de la mano.
La investigación presentada en la prestigiosa revista Science, sustentada en un ensayo controlado aleatorio realizado durante la temporada de fabricación de ladrillos de 2022-2023, involucra a 276 hornos presentes en distintas regiones del país. Durante el estudio, los dueños recibieron recursos educativos y asesoría técnica diseñados para fomentar la adopción de mejoras sencillas, como optimizar la forma de apilar los ladrillos antes de la cocción y cambiar el combustible tradicional por biomasa energéticamente más eficiente. Estas modificaciones permiten una combustión más completa y eficiente, evitando pérdidas innecesarias de calor y reduciendo así el consumo de carbón. Los resultados del estudio demostraron que aproximadamente el 65% de los propietarios implementaron estas recomendaciones, logrando reducir el uso de energía en un 23%. Esto se traduce en una disminución notable del 20% en las emisiones de CO2 y partículas PM2.
5, contaminantes que tienen impactos directos en la salud respiratoria de la población y la calidad ambiental en general. Más allá de los beneficios ecológicos, los hornos que aplicaron estas prácticas experimentaron un ahorro significativo en el gasto de carbón y mejoraron la calidad de sus ladrillos, lo que puede potenciar la competitividad de sus productos en el mercado. El análisis económico resaltó que los beneficios sociales derivados de la reducción de emisiones superan en una proporción de 65 a 1 los costos asociados con la implementación de estas medidas, considerando un costo social del carbono estimado en 185 dólares por tonelada métrica. La intervención logró este impacto a un costo reducido de solo 2.85 dólares por tonelada de CO2 evitada, confirmando así la eficiencia y la rentabilidad de adoptar prácticas responsables en la industria ladrillera.
Resulta especialmente alentador que la adopción de las mejoras no solo se mantuvo al año siguiente del estudio, sino que aumentó, lo que indica una aceptación creciente y un cambio cultural hacia procesos más sostenibles. A pesar de que la regulación estatal es débil y poco aplicada en Bangladesh, donde muchos hornos funcionan ilegalmente cerca de escuelas y centros de salud, esta estrategia basada en el conocimiento y la motivación económica ha probado ser efectiva para impulsar transformaciones internas. Las experiencias previas muestran que simplemente imponer restricciones o prohibiciones no resulta suficiente en un contexto donde la informalidad y las condiciones precarias predominan. Por ello, proporcionar formación práctica y demostrar cómo estas modificaciones pueden mejorar el rendimiento económico del negocio ha sido clave para ganar la confianza de los fabricantes. Existen aún áreas que requieren exploración adicional, como la incorporación de incentivos para mejorar también las condiciones laborales de los trabajadores, lo que podría fortalecer aún más la sostenibilidad y eficiencia del sector.
Según expertos que participaron en el estudio, las personas que operan en los hornos son fundamentales para el éxito de cualquier innovación tecnológica o práctica ambiental. Atender sus necesidades y bienestar puede facilitar la aceptación de nuevas metodologías que a la postre beneficien tanto a trabajadores como a propietarios. La relevancia de esta investigación radica en que, si estas prácticas se extienden a otros países de la región, como India y Nepal, donde las condiciones de producción ladrillera son similares, el impacto en la reducción global de emisiones sería considerable. Se estima que si todos los hornos zigzag en Bangladesh adoptaran estas recomendaciones, se podría lograr una caída de hasta 2.4 millones de toneladas métricas de CO2 en una única temporada, equivalentes al 2% de las emisiones anuales nacionales.
De esta manera, el desarrollo de una economía más limpia no solo depende de grandes políticas gubernamentales, sino también de intervenciones estratégicas de alcance local que empoderen a los actores involucrados. La colaboración estrecha con fabricantes progresistas ha permitido identificar soluciones prácticas que ya se aplican en diversos contextos del sur de Asia, mostrando que la innovación puede surgir desde la base misma de la industria. La implicación de instituciones académicas, organizaciones no gubernamentales y expertos técnicos han creado una alianza efectiva para llevar a cabo esta transformación. En síntesis, el avance hacia una industria ladrillera más ecológica en Bangladesh no es una tarea lejana o imposible. Incorporando cambios simples y asequibles se puede conseguir una significativa reducción en la contaminación, mejorar la calidad del aire y, simultáneamente, aportar a la rentabilidad y sostenibilidad del sector.
Estos resultados abren el camino para reimaginar industrias tradicionales y fomentar modelos de producción que respeten el medio ambiente y protejan la salud pública sin dejar de lado el progreso económico. El éxito de esta iniciativa invita a replicar y adaptar estas buenas prácticas en distintas regiones donde la fabricación de ladrillos es vital para el crecimiento urbano pero enfrenta desafíos ambientales severos. El equilibrio entre la innovación técnica, la capacitación consciente y el incentivo económico muestra un camino claro hacia un futuro más sostenible para la producción ladrillera y para millones de personas que dependen de ella.