En los últimos años, el auge de las herramientas de automatización ha transformado la manera en que las empresas y los desarrolladores gestionan y optimizan sus flujos de trabajo. Entre estas herramientas, n8n ha ganado popularidad rápidamente, presentándose como una alternativa de código abierto frente a plataformas como Zapier o tray.io. Sin embargo, detrás de esta etiqueta, ha surgido una intensa discusión sobre la verdadera naturaleza de su licencia y la forma en que se posiciona ante su comunidad de usuarios. Este debate no solo tiene implicaciones legales, sino también éticas y de transparencia, elementos fundamentales en la escena del software libre y de código abierto.
El término “código abierto” tiene definiciones claras y bien establecidas, por lo que no es algo que pueda utilizarse a la ligera. Organizaciones como la Open Source Initiative (OSI) o la Free Software Foundation (FSF) cuentan con criterios precisos para clasificar una licencia de software bajo esta categoría. En este contexto, n8n decidió en 2019 aplicar la llamada Commons Clause sobre su licencia Apache 2.0, una decisión que ha generado reparos y críticas en la comunidad. La Commons Clause es una adición restrictiva que limita ciertos usos comerciales del software, impidiendo la venta directa de la misma o su oferta como servicio sin un acuerdo de licencia específico.
Esta cláusula, aunque protege los intereses comerciales del desarrollador, excluye a la licenciataria de cumplir con la definición clásica de software de código abierto. Esto genera un conflicto, porque aunque el código de n8n está accesible para revisión, modificación y uso, las restricciones impuestas le impiden ser oficialmente catalogado como open source según los estándares internacionales. Una de las críticas más fuertes hacia n8n fue expresada por usuarios y desarrolladores que denunciaron que el proyecto estaba “gaslighting” o manipulando las percepciones de sus usuarios al presentarse como un proyecto de código abierto cuando legalmente no cumple con esta condición. Argumentan que esta práctica puede generar confusión y desconfianza, ya que muchos usuarios eligen herramientas basándose en criterios de libertad de uso, transparencia y colaboración que están asociados con el auténtico software de código abierto. El ejemplo del software bajo Commons Clause es paradigmático de un fenómeno más amplio en el ecosistema tecnológico.
A medida que la demanda de modelos de negocio sostenibles para proyectos abiertos crece, algunas empresas intentan adaptar o modificar las licencias para proteger sus ingresos sin renunciar completamente a ofrecer acceso al código fuente. Sin embargo, esto puede llevar a un debilitamiento de la confianza y a la pérdida de la comunidad colaborativa que sostiene proyectos de código abierto. El debate en la comunidad se hizo público y apasionado. Se abrió un hilo en GitHub que se convirtió en un espacio para que usuarios expresaran su frustración, argumentaran desde el punto de vista legal y ético, y discutieran las posibles acciones a tomar. En dicho espacio, expertos señalaron con claridad la importancia de respetar la definición oficial y por qué la Commons Clause no es compatible con los principios de software libre y abierto.
Además del aspecto técnico y legal, existen también importantes cuestiones éticas. Al posicionar un proyecto como open source, se genera una expectativa legítima en la comunidad sobre las libertades para usar, modificar, distribuir y comercializar el software sin restricciones adicionales. Cambiar esta percepción sin un aviso claro puede interpretarse como un intento de engaño para atraer usuarios y contribuyentes. Esto pone en riesgo la reputación del proyecto y de sus creadores, quien podrían perder el apoyo y la confianza del público. Para muchos especialistas, la solución pasa por clarificar el modelo de negocio sin utilizar terminologías que puedan llevar a error.
Términos como “source available” o “código accesible” pueden describir mejor la realidad de licencias que permiten ver el código pero limitan ciertas libertades comerciales, sin blanquear estas limitaciones bajo el paraguas del código abierto. Este caso también pone en evidencia la necesidad de educar a usuarios y desarrolladores sobre las distintas categorías de software, sus licencias y las implicaciones que cada una conlleva. En un mundo digital cada vez más complejo, entender las distinciones no es solo un asunto legal, sino también una responsabilidad para quienes deciden en qué tecnologías confiar, implementar o contribuir. Por otra parte, n8n ha mostrado disposición para atender las críticas y ha impulsado actualizaciones en su documentación y materiales de marketing para corregir el uso indebido del término “open source”. Esta medida ha sido bien recibida como un paso hacia mayor transparencia y una conversación más honesta sobre las licencias y limitaciones del proyecto.
En definitiva, el debate en torno a n8n refleja un desafío que enfrentan muchos proyectos tecnológicos en la actualidad: equilibrar la sostenibilidad económica con la ética y los valores que sostienen el software libre. Revela también la importancia de respetar las definiciones establecidas para evitar confusiones que pueden afectar a desarrolladores, usuarios y toda la comunidad que depende y contribuye a estos proyectos. Para quienes buscan soluciones de automatización con licencias verdaderamente abiertas, es fundamental examinar con detenimiento las condiciones de uso y distribución del software antes de adoptar una herramienta. Conocer las diferencias entre código abierto y “source available” protege de sorpresas desagradables y asegura que las decisiones técnicas y estratégicas se tomen con pleno conocimiento. El caso de n8n nos invita a reflexionar sobre la importancia de la transparencia y el respeto por los términos en el mundo del software, un entorno donde la confianza es un activo invaluable y la claridad en la comunicación la base para construir comunidades saludables y colaborativas.
En última instancia, la tecnología progresa no solo gracias a sus funcionalidades, sino también guiada por principios éticos y un compromiso genuino con el usuario. Así, el debate sobre n8n y su licencia no solo ha sido una polémica puntual, sino una señal para toda la industria. Nos recuerda que las palabras tienen peso y que el verdadero valor del software abierto reside en las libertades que otorga y en la honestidad con que se presentan esas libertades a sus usuarios y colaboradores. De esta forma, tanto creadores como consumidores pueden avanzar hacia un ecosistema más robusto, equitativo y sostenible.