Blockchain ha sido un tema recurrente en el sector financiero durante más de una década, pero todavía genera escepticismo entre muchos profesionales veteranos, incluyendo banqueros, contadores públicos certificados (CPAs) y directores financieros (CFOs). La pregunta fundamental que sigue rondando en la mente de estos expertos es cómo exactamente esta tecnología encaja en los procesos tradicionales que ya dominan. En un entorno donde la confianza, la transparencia y la eficiencia son primordiales, blockchain ofrece promesas importantes, aunque la realidad práctica de su aplicación sigue enfrentando desafíos significativos. En 2025, la revolución blockchain está avanzando de la experimental a la esencial, y entender sus implicaciones es crucial para cualquier profesional financiero que busque estar a la vanguardia. Para banqueros, CPAs y CFOs, la clave está en comprender tanto las oportunidades como las limitaciones de esta tecnología para integrarla adecuadamente en sus estructuras y operaciones.
A pesar de las potenciales ventajas de blockchain, muchas organizaciones encuentran dificultades para traducir estas ideas en soluciones funcionales. Un estudio realizado en 2021 señala que la falta de adopción a nivel sectorial, la escasez de habilidades específicas, problemas de interoperabilidad, restricciones financieras y una desconfianza persistente son barreras reales. Además, la ausencia de un retorno de inversión claramente definido hace que muchos duden sobre la necesidad de cambiar sistemas que aún funcionan bien para ellos. Esto se agrava con la limitada comprensión de blockchain dentro de la comunidad financiera, donde solo un pequeño porcentaje de asesores financieros aborda activamente temas relacionados con criptomonedas, a pesar del interés creciente de sus clientes. Sin embargo, la evolución regulatoria está cambiando el panorama.
En los últimos años, instituciones como la Reserva Federal de Estados Unidos han suavizado sus posturas, permitiendo que bancos ofrezcan servicios relacionados con criptomonedas sin necesidad de aprobaciones explícitas. Organismos como la Federal Deposit Insurance Corporation y la Oficina del Contralor de la Moneda también están reconociendo blockchain como una herramienta legítima dentro del sistema financiero. Por otro lado, la Comisión de Bolsa y Valores (SEC) ha dado indicios de avanzar hacia normas claras y amigables con la innovación, desplazándose de tácticas de aplicación imprecisas hacia marcos regulatorios estructurados, lo que podría fomentar una adopción más amplia. Uno de los protagonistas indiscutibles en este ecosistema son las stablecoins, cuyo valor de mercado se sitúa cerca de los 240 mil millones de dólares en 2025. Estas monedas digitales, respaldadas por activos reales y con estabilidad de precio, solucionan problemas reales en diversas geografías.
Por ejemplo, en Asia se usan ampliamente para remesas transfronterizas, gracias a que son más rápidas y económicas que los métodos tradicionales. En Latinoamérica, particularmente en Brasil, se emplean para protegerse de la devaluación de las monedas locales, representando más del 80% de las transacciones en criptomonedas. Al mismo tiempo, los marcos regulatorios, como la normativa MiCA en Europa y propuestas legislativas en EE. UU., están imponiendo reglas estrictas para garantizar la seguridad y confianza en estos activos.
Las grandes instituciones financieras se están sumando a la ola blockchain con proyectos serios e inversiones considerables. JPMorgan, con su plataforma Kinexys, y Citigroup, mediante su blockchain permisiva, muestran cómo las entidades bancarias están apostando por la tokenización de activos, la liquidación digital y la infraestructura blockchain para manejar operaciones a escala global. Estas iniciativas demuestran que blockchain no es solo una moda pasajera, sino una tendencia que modelará el futuro de la banca. Para el entorno bancario, blockchain se traduce en procesos más ágiles y seguros. La liquidación y compensación en tiempo real eliminan intermediarios, lo que reduce tiempos y costos.
Por ejemplo, la plataforma Kinexys procesa diariamente transacciones por más de dos mil millones de dólares utilizando su moneda propia para liquidar pagos en tiempo real. Asimismo, blockchain mejora las operaciones de conocimiento del cliente (KYC) y de lucha contra el lavado de dinero (AML), permitiendo almacenar y compartir información verificada en un libro mayor inalterable. Esto acelera auditorías y reduce riesgos, como lo demuestra el servicio Confirm de JPMorgan Liink, que valida miles de millones de cuentas bancarias eficientemente. Los pagos transfronterizos también se benefician considerablemente. Anteriormente, los envíos internacionales de fondos podían tardar días y generar altos costos.
Hoy, la tecnología blockchain permite liquidaciones en cuestión de minutos y con tarifas mucho menores. Proyectos de HSBC junto a Ant Group han facilitado transferencias en tiempo real denominadas en dólares de Hong Kong, y Wells Fargo utiliza sistemas de blockchain para liquidar operaciones de cambio extranjero con mayor seguridad y rapidez. Deloitte ha estimado que estas mejoras pueden representar ahorros de hasta 24 mil millones de dólares anuales para la industria. Sin embargo, la incorporación práctica no está exenta de retos. Integrar la tecnología blockchain a la infraestructura bancaria ya existente requiere un acercamiento cuidadoso para evitar costosos procesos de sustitución total.
Además, la formación del personal es indispensable para garantizar el uso efectivo de los sistemas y mantener una experiencia óptima para el cliente, quien debe percibir beneficios concretos en su interacción cotidiana con los servicios financieros. En el ámbito de la contabilidad y auditoría, blockchain comienza a resolver problemas históricos relacionados con la gestión y verificación de datos financieros. Su característica principal de inmutabilidad fortalece la seguridad y previene fraudes al impedir alteraciones no consensuadas en las transacciones registradas. Esto favorece la transparencia, pues los auditores pueden acceder a registros únicos, actualizados en tiempo real y que no requieren ser ensamblados desde fuentes múltiples, con lo cual los procesos de revisión se vuelven más rápidos y fiables. El trabajo diario de conciliación y reporte también se simplifica al contar con registros compartidos entre partes autorizadas que se actualizan automáticamente, reduciendo la labor manual y el margen de error.
Aún así, la falta de estándares universales para la contabilidad basada en blockchain genera incertidumbre. Organismos como el American Institute of Certified Public Accountants (AICPA) y el International Accounting Standards Board están en proceso de ofrecer guías, pero la transición exige precaución, especialmente cuando las plataformas de planificación de recursos empresariales tradicionales no fueron diseñadas para manejar blockchain. Los CFOs y tesoreros encuentran en blockchain herramientas prácticas para optimizar sus funciones estratégicas, incluyendo reporte y análisis financiero en tiempo real, automatización a través de contratos inteligentes que garantizan el cumplimiento y ejecución de acuerdos, y nuevas oportunidades para la emisión y gestión de activos tokenizados que facilitan capitalización y liquidez, además de modelos de propiedad fraccionada. No obstante, es esencial que estas figuras mantengan una gestión de riesgos rigurosa. El hecho de que blockchain mejore la seguridad no implica inmunidad total frente a amenazas.
Implementar controles de acceso estrictos, auditorías continuas y monitoreo permanente es fundamental. Además, deben contemplar planes de contingencia para eventuales interrupciones o latencias en las redes y colaborar estrechamente con equipos legales y reguladores para navegar un mar normativo dinámico. En cuanto al cumplimiento regulatorio dentro del blockchain, las mejores prácticas incluyen establecer controles internos sólidos, como la segregación de funciones y la validación rigurosa de transacciones, para minimizar riesgos de fraude. Asimismo, es imprescindible que las organizaciones entablen relaciones tempranas con los reguladores para anticipar cambios normativos y adaptar sus operaciones sin sobresaltos. La experiencia de bancos suizos como SEBA, que logró licencias para operar con activos tradicionales y cripto bajo supervisión directa, ilustra la ventaja de esta estrategia proactiva.
La capacitación continua también resulta clave, dado que las regulaciones y el ecosistema blockchain evolucionan con rapidez. Mantener al equipo financiero y de cumplimiento actualizado sobre estos cambios y las mejores prácticas conforma una línea defensiva contra incumplimientos y vulnerabilidades. Para los profesionales de finanzas que quieren dar los primeros pasos con blockchain, la recomendación es centrarse en aplicaciones prácticas y de impacto inmediato en sus operaciones. Banqueros pueden pilotar iniciativas limitadas, por ejemplo en financiamiento del comercio o pagos internacionales, midiendo resultados sin comprometer toda su infraestructura. Colaborar con fintechs especializadas acelera la curva de aprendizaje e implementación sin necesidad de una remodelación interna extensiva.
Los contadores y auditores deben mantenerse informados y desarrollar competencias técnicas específicas para auditar registros blockchain, entender su estructura y aplicar mejores prácticas. Es fundamental que también impulsen la adopción en sus firmas para aprovechar las ventajas en transparencia y credibilidad. Para los CFOs y tesoreros, es vital evaluar cualquier iniciativa blockchain desde un enfoque financiero, considerando su impacto en flujo de caja, balances y operaciones de tesorería. Incorporar planes relacionados con tokenización y stablecoins en la planificación estratégica a mediano plazo permitirá capitalizar oportunidades. Además, es muy útil participar en redes de pares, foros y eventos especializados para absorber experiencias y evitar errores comunes.
En conclusión, blockchain ya no es una tecnología emergente sino una herramienta esencial en el ecosistema financiero del 2025. Para banqueros, CPAs y CFOs, comprender su evolución, oportunidades y retos representa una ventaja competitiva significativa. La clave está en avanzar con pasos medidos, educarse constantemente, colaborar con reguladores y socios tecnológicos, y mantener siempre la perspectiva de agregar valor tangible para sus organizaciones y clientes.