Los loros son reconocidos por su inteligencia, sociabilidad y capacidad para imitar sonidos, características que los convierten en uno de los animales más fascinantes en cautiverio. Sin embargo, estos pájaros, originarios de ambientes selváticos donde viven en grandes bandadas, a menudo enfrentan problemas emocionales y de comportamiento cuando están solos en hogares humanos. Ante esta realidad, un grupo de científicos de diversas universidades ha introducido una solución innovadora: enseñar a loros domésticos a utilizar videollamadas para comunicarse entre sí. La respuesta de las aves ha sido sorprendentemente positiva, mostrando que la tecnología puede ser una vía para mejorar la calidad de vida de los loros en cautiverio. En su hábitat natural, los loros forman complejas redes sociales y mantienen vínculos fuertes con otros miembros de su grupo.
Esta sociabilidad es vital para su bienestar, ya que les permite aprender comportamientos, identificar amenazas y adquirir habilidades para buscar alimento. Cuando estas aves se convierten en mascotas y son mantenidas en soledad, pierden esas interacciones esenciales. La falta de compañía puede llevar a estados de aburrimiento, estrés e incluso conductas autodestructivas como el arrancamiento de sus propias plumas, un signo claro de malestar psicológico. Conscientes de esta problemática, investigadores de Northeastern University, la University of Glasgow y el MIT desarrollaron un experimento para evaluar si los loros podían beneficiarse de la videollamada, una forma de interacción social virtual. El estudio reclutó a parroquianos voluntarios a través de una plataforma llamada Parrot Kindergarten, donde los dueños y sus mascotas recibieron entrenamiento para facilitar esta nueva forma de comunicación.
Durante la primera fase, los loros aprendieron a tocar la pantalla de una tablet para iniciar llamadas con otros loros, y en la segunda, navegar libremente para realizar videollamadas según su preferencia. El proceso fue meticuloso y supervisado por sus dueños para evitar cualquier efecto adverso. Los periódos máximos de llamada fueron limitados a cinco minutos y se interrumpían si el ave mostraba señales de desinterés, miedo o agresión. De los participantes iniciales, 15 loros completaron el experimento y demostraron gran entusiasmo por la interacción. Hacer videollamadas no solo les ofreció entretenimiento, sino que también potenció habilidades sociales y cognitivas, como el canto, el aprendizaje de nuevos sonidos e incluso la imitación de movimientos que observaban en sus compañeros virtuales.
Un dato relevante del estudio fue la capacidad de los loros para distinguir entre un ave viva al otro lado de la pantalla y un vídeo grabado, algo que reafirma su inteligencia y comprensión del entorno. Algunos incluso mostraron comportamientos curiosos y juguetones, como demostraciones de juguetes o saludos vocales, evidenciando un nivel profundo de interacción social. Los investigadores notaron la formación de amistades virtuales, donde ciertas parejas de aves se llamaban recurrentemente, estableciendo vínculos semejantes a los de lazos afectivos humanos. Más allá del bienestar animal, la investigación también reveló un beneficio en la relación entre los loros y sus dueños. Al facilitarles esta nueva herramienta de comunicación, los humanos pudieron observar de cerca el comportamiento de sus mascotas y entender mejor sus necesidades emocionales.
Algunos loros incluso desarrollaron apego hacia los cuidadores de las aves con las que conversaban, demostrando que la interacción virtual puede extender sus efectos a la dinámica humana-animal. El impacto positivo de las videollamadas para loros va más allá del entretenimiento. En ciertas circunstancias, como la amenaza de enfermedades contagiosas que impiden el contacto directo, esta herramienta se presenta como una alternativa segura para mantener y estimular la vida social de las aves. Enfermedades graves como la ganglioneuritis aviar pueden complicar la planificación de encuentros físicos entre mascotas, incrementando la relevancia de las videollamadas. Sin embargo, los investigadores insisten en que no es prudente que todos los dueños de loros intenten replicar esta práctica sin la adecuada supervisión y preparación.
La interacción debe ser mediada y monitoreada porque un encuentro virtual no controlado podría provocar miedo, agresividad o incluso daños materiales. Por ello, expertos recomiendan entrenamiento previo para los loros y educación para los dueños, garantizando que el uso de la tecnología sea enriquecedor y no genere estrés. Este avance para la convivencia con loros mascotas abre nuevas perspectivas en el cuidado de animales exóticos. La intersección entre tecnología y bienestar animal permite diseñar soluciones personalizadas para especies con necesidades especiales de socialización, especialmente aquellas que, como los loros, requieren estímulos constantes para evitar el deterioro emocional. Además, esta iniciativa explica el potencial de la inteligencia artificial y la tecnología interactiva para construir puentes comunicativos con animales reconocidos por su capacidad cognitiva.
Ningún cambio reemplazará completamente la complejidad de las interacciones naturales, pero ofrecer a mascotas la oportunidad de conectarse con ejemplares de su misma especie, aunque sea a través de una pantalla, muestra un importante avance en la comprensión y cuidado de sus necesidades psicológicas. En definitiva, la enseñanza a loros para usar videollamadas ha demostrado que estos animales disfrutan de la compañía de sus congéneres y aprovechan la tecnología para mantener sus relaciones sociales cuando la vida en cautiverio los priva de ellas. Esta estrategia representa una esperanza para mejorar la calidad de vida de millones de loros en todo el mundo, fomentando su felicidad, desarrollo y salud mental. Mientras la ciencia y la tecnología continúen avanzando, los amantes de los loros y profesionales en el cuidado animal tienen la responsabilidad de aplicar estos descubrimientos con ética y respeto. La innovación debe ir acompañada de conocimiento y sensibilidad, asegurando que el bienestar de las mascotas sea siempre prioritario.
La experiencia con videollamadas para loros es un ejemplo inspirador de cómo la creatividad humana puede crear soluciones para desafíos antiguos, consolidando una convivencia más armoniosa entre humanos y animales en el siglo XXI.