Durante la década de los 80, el mundo de la composición tipográfica atravesó una etapa de innovación y transformación que sentó las bases para las modernas técnicas de publicación digital. En ese contexto, la Universidad de Nottingham desempeñó un papel pionero al implementar un sistema propio para la composición de sus exámenes internos, una iniciativa que marcó un antes y un después en el uso de tecnologías informáticas en entornos académicos y administrativos. Esta experiencia no solo evidenció la capacidad técnica de equipos y software prohibitivos en su momento, sino que también impulsó la creación y evolución del campo conocido actualmente como ingeniería documental. Antes de la llegada de tecnologías tan accesibles como las impresoras láser y los sistemas PostScript, el proceso de composición tipográfica era una tarea compleja, cara y especializada. El equipo que utilizó Nottingham en 1982 implicó una inversión de aproximadamente 80,000 libras, una cantidad muy elevada si se compara con el precio actual de los sistemas capaces de realizar funciones similares o superiores.
Sin embargo, esa inversión fue justificada por la calidad de impresión y la posibilidad de adoptar un control total sobre el proceso interno de producción de documentos. En lugar de depender exclusivamente de servicios externos de composición tipográfica, el proyecto de Nottingham apostó por capacitar y equipar a su propio personal, lo que no solo permitió ahorrar costos a largo plazo, sino que también mejoró la eficiencia en la edición y producción de materiales de examen, así como otros documentos como posters, boletines y folletos. La estrategia implicó un marcado cambio organizativo y tecnológico, orientado a integrar software basado en UNIX para gestionar todo el flujo de trabajo. El software central en esta revolución fue el conjunto de programas troff, tbl y eqn, herramientas poderosas pero que requerían un manejo particular, ya que operaban con una lógica basada en comandos y macros, en lugar de interfaces gráficos. Troff, originalmente diseñado para ser compatible con determinadas impresoras de la época, logró evolucionar hacia una versión independiente del dispositivo que facilitó la adaptación a diferentes tipos de equipos de impresión.
Esta independencia tecnológica fue clave para evitar la dependencia de sistemas propietarios y costosos, como ocurrió con Tek, que, aunque poderoso y con amplias capacidades tipográficas, exigía hardware más caro que estaba fuera del presupuesto universitario. La implementación de troff y sus preprocesadores asociados tbl para tablas, y eqn para ecuaciones, permitió imponer un estándar y una uniformidad en la presentación de documentos, crucial para mantener la coherencia en el material académico. El uso de comandos integrados y macros ayudó a asegurar que el personal, aunque sin experiencia previa en composición, pudiera producir documentos con calidad profesional gracias a un aprendizaje ágil y la flexibilidad requerida para adaptarse a sistemas informáticos. El proceso de producción no estuvo exento de desafíos. En sus etapas iniciales, problemas técnicos como errores en la interpretación de caracteres o fallos en la impresión causaban desde frustraciones hasta accidentes menores, como manchas de tinta.
No obstante, el equipo del proyecto supo sobreponerse, aprendiendo y mejorando continuamente los procedimientos, lo que finalmente se tradujo en resultados satisfactorios y en un sistema estable que perduró durante décadas. Un aspecto interesante de esta iniciativa es cómo, a partir de un proyecto administrativo, surgió una nueva dirección en la investigación científica y tecnológica relacionada con la documentación y la tipografía digital. La experiencia adquirida durante la puesta en marcha del sistema de composición tipográfica llevó a la Universidad de Nottingham a convertirse en un referente en la llamada ingeniería documental. Este campo multidisciplinar aborda la creación, gestión y procesamiento automatizado de documentos, integrando aspectos de informática, diseño y comunicación. No menos relevante es la dimensión histórica y tecnológica que aporta la reconstrucción del documento original que describe esta iniciativa.
El texto fue inicialmente creado con troff y producido en bromuro para la conferencia PROTEXT I realizada en 1984. Sin embargo, con el paso del tiempo y tras la transición tecnológica en sus sistemas operativos, el archivo original se perdió. Fue necesario escanear la versión impresa y aplicar tecnología OCR para recuperar el contenido, que fue luego reelaborado y mejorado para preservar la memoria de esta importante experiencia. En retrospectiva, la apuesta temprana de Nottingham pone de relieve la importancia de la inversión en tecnología y la formación para la automatización y estandarización de procesos complejos. Mientras que hoy en día esas funciones pueden realizarse con equipos mucho más económicos y accesibles, los fundamentos sembrados en esos años fueron esenciales para la democratización de la composición tipográfica y la autogestión documental en múltiples sectores.