Durante más de un siglo de vuelo tripulado, uno de los desafíos más persistentes ha sido cómo permitir que los pilotos puedan responder a la necesidad fisiológica de orinar mientras se encuentran en pleno vuelo, confinados y sujetos a estrictas condiciones que dificultan esta acción. A pesar de los avances tecnológicos que permiten mantener velocidades superiores a 1,900 millas por hora en aviones de combate como el F-15 Eagle, la solución para el manejo de la micción en cabina había permanecido rezagada, afectando especialmente a las mujeres piloto, un sector creciente dentro de las tripulaciones aéreas. La realidad para muchos pilotos ha sido incómoda y hasta riesgosa. Capt. Madeleine Poisson, oficial de sistemas de armas en un F-15 y miembro del 48º Ala con base en Inglaterra, relató la difícil experiencia de terminar una misión cubierta de su propio orín, un claro reflejo de los retos que supone esta necesidad básica durante vuelos que pueden extenderse varias horas, sobre todo cuando son de misión larga y pueden incluir reabastecimiento en vuelo.
Hasta hace poco, las opciones disponibles para aliviar este problema eran insuficientes, principalmente para las mujeres piloto. Se utilizaban pañales para adultos o un dispositivo conocido como ''piddle pack'', que requería desabrochar el asiento, bajar parte del uniforme y colocar una especie de embudo sintético para recibir la orina. También existía un sistema con bomba, pero diseñado principalmente para la anatomía masculina, resultando incómodo y poco eficiente para las mujeres. Además del impacto en la comodidad, esta situación tiene consecuencias serias para la seguridad. En los últimos treinta años, al menos dos accidentes se han atribuido a fallos o errores durante el intento de alivio durante el vuelo, un hecho que pone en evidencia la urgente necesidad de soluciones más seguras y adaptadas a las condiciones de vuelo.
Consciente de esta problemática, la Fuerza Aérea lanzó en 2020 el desafío Sky High Relief Challenge a través de AFWERX, un programa innovador que acelera la búsqueda de soluciones tecnológicas para demandas apremiantes, en contraposición a los procesos tradicionales de adquisición militar que pueden extenderse por años. Este reto buscaba especialmente mejorar las opciones para las mujeres piloto, aunque las soluciones debían ser aplicables también para hombres. De más de cincuenta propuestas iniciales, el equipo de AFWERX seleccionó once empresas para avanzar en el desarrollo de prototipos, otorgando premios que totalizaron 1.5 millones de dólares para financiar sus proyectos. La compañía ganadora fue Airion Health, una startup de Los Ángeles que apostó por una solución integral y biocompatible, diseñada específicamente para la anatomía femenina, que luego se adaptó para los pilotos masculinos.
El producto final, denominado Advanced Inflight Relief Universal System (AIRUS), consiste en un sistema de ropa interior especial con auto limpieza, que utiliza una bomba pequeña y tuberías suaves para transportar los desechos a una bolsa recogedora. El piloto puede controlar el sistema mediante un mando a distancia en la mano y, al finalizar la misión, simplemente desconecta la bolsa para su disposición. Este diseño facilita el uso sin interrumpir las tareas ni comprometer el desempeño durante el vuelo. Uno de los aspectos clave del desarrollo de AIRUS fue la inclusión desde el inicio de un equipo multidisciplinario femenino conformado por profesionales médicas, pilotos y expertos en ingeniería aeronáutica, lo que aseguró que la solución fuera realmente adecuada para las necesidades específicas de las mujeres, sector que históricamente había sido ignorado o subrepresentado en la creación de equipamiento aeronáutico. Las fases de prototipado comenzaron en marzo de 2022 tras la adjudicación de un contrato inicial de 2.
5 millones de dólares otorgado por la Fuerza Aérea a Airion Health. Después de rigurosas pruebas a lo largo del 2023, el sistema fue desplegado en vuelos de prueba con mujeres piloto en F-15 en la base aérea Seymour Johnson en Carolina del Norte durante 2024. La versión final del AIRUS estuvo lista en enero de 2025, lista para su adquisición por parte de diferentes unidades que requieran mejorar las condiciones de sus tripulantes. Cada kit tiene un costo aproximado de cuatro mil dólares y se encuentra disponible en la plataforma del gobierno para adquisición por las escuadrillas. Hasta abril de 2025, se han desplegado alrededor de 50 unidades y existen más de 100 en proceso de entrega para ambos sexos, reflejando la aceptación y demanda del sistema.
La importancia de AIRUS traspasa las fronteras de la Fuerza Aérea. El Pentágono planea adaptar el sistema para aviones de la Marina, el Cuerpo de Marines y helicópteros del Ejército, con posibilidades futuras de exportación a países aliados. Esto subraya el valor estratégico de contar con soluciones tecnológicas que aseguren la operatividad y confianza de los aviadores en misiones que pueden extenderse hasta las 16 horas. El impacto va más allá de la comodidad. Estudios realizados por la Fuerza Aérea demuestran que la práctica tradicional de los pilotos, especialmente mujeres, de ''deshidratarse tácticamente'' para evitar la necesidad de orinar puede reducir su capacidad física y cognitiva, afectando la tolerancia a las fuerzas G y aumentando el riesgo de pérdida de conciencia inducida por estas fuerzas, así como otros síntomas que comprometen la seguridad en vuelo.
La falta de líquidos también predispone a problemas médicos crónicos, incluyendo infecciones urinarias y trastornos renaless. Por ello, facilitar el acceso a sistemas de alivio eficaces como AIRUS contribuye no solo al bienestar sino a mantener la capacidad operativa y la salud a largo plazo de los pilotos. Retiradas pioneras en esta materia como la coronel Samantha Weeks, primera mujer en comandar un ala de combate F-16 y ex piloto de los Thunderbirds, han defendido la importancia de diseñar equipo ajustado a las necesidades femeninas, criticando que la base antropométrica para el diseño de uniformes y dispositivos todavía se sustenta en estudios masculinos previos a 1967, con apenas algunas mejoras recientes. Weeks considera que AIRUS es un paso fundamental para superar estas barreras históricas y asegura que iniciativas como esta amplían el compromiso para lograr una aviación militar inclusiva, segura y eficiente, donde todos los pilotos puedan desempeñarse al máximo de sus capacidades sin comprometer su salud ni seguridad. Pilotos que ya utilizan AIRUS han expresado su satisfacción con el sistema.
Capt. Poisson describió el equipo como el mejor que ha visto, valorando su comodidad, facilidad de uso durante el vuelo sin necesidad de interrumpir tareas y la libertad que brinda para mantener sus funciones sin distracciones. En definitiva, la introducción del sistema AIRUS marca un avance significativo en la aviación militar, combinando innovación tecnológica con sensibilidad hacia la diversidad de género, respondiendo a un problema práctico que afecta directamente la efectividad, seguridad y bienestar de quienes operan los cielos en misiones cruciales para la defensa nacional. Este es un claro ejemplo de cómo la colaboración entre gobierno, industria y academia puede acelerar soluciones que no solo mejoran las condiciones laborales sino que también promueven la igualdad y la integración en el campo aeronáutico.