Estados Unidos es un país con una historia rica y compleja, en el que cada estado forma parte de un entramado que ha evolucionado a lo largo de los siglos. Sin embargo, pocos conocen que existen territorios históricos que estuvieron en camino de convertirse en estados oficiales, pero que por diversas circunstancias quedaron relegados a la categoría de estados perdidos. En 2020, la Casa de la Moneda de Estados Unidos rindió homenaje a estas fascinantes regiones a través de la emisión de las monedas conmemorativas denominadas "Lost States Quarters" o cuartos de los estados perdidos, que capturan la esencia y la historia de estas entidades olvidadas. La serie de los estados perdidos de 2020 incluye cuatro monedas iniciales que representan a los Estados de Franklin, Jacinto, Deseret y McDonald. Cada una de estas monedas es un tributo a un capítulo poco conocido pero significativo dentro de la historia estadounidense, que invita a los coleccionistas y amantes de la historia a reconectar con el pasado del país a través de estos innovadores diseños.
El Estado de Franklin es uno de los primeros en esta serie y tiene una historia realmente cautivadora. Después de la Guerra de Independencia Americana, algunos colonos en la región al oeste de las montañas Apalaches, que hoy forman parte del este de Tennessee, buscaron constituirse como el decimocuarto estado de la Unión. En honor a Benjamin Franklin, aunque él nunca aprobó el nombre, se estableció como el Estado de Franklin o Frankland. Sin embargo, la petición para su incorporación no fue aceptada ya que solo siete de los 13 estados existentes aprobaron su entrada, quedando por debajo del quórum requerido de dos tercios. Durante cuatro años y medio, Franklin funcionó como una república independiente de facto, con su propio gobernador y estructura de gobierno, sosteniendo incluso tratados de paz con la tribu Cherokee que habitaba la zona.
A pesar de ello, la presión de las incursiones nativas y la pérdida de apoyo llevaron a su disolución en 1789, cuando la región volvió a bajo el control de Carolina del Norte. El Estado de Jacinto es otra pieza clave del legado de los estados perdidos. Si hubiese existido oficialmente, habría abarcado desde el río Brazos hasta el este del actual Texas. Su nombre es un homenaje a la decisiva batalla de Jacinto en 1836 durante la revolución texana, donde las fuerzas texanas derrotaron al general mexicano Santa Anna bajo el liderazgo del general Samuel Houston. La batalla marcó un punto decisivo en la independencia de Texas, y su recuerdo está presente en monumentos como el que se encuentra en el condado de Harris, Texas.
La moneda que representa a Jacinto rescata la memoria de esta lucha crucial y ensalza la valentía y determinación de quienes participaron en esta gesta histórica. Quizás uno de los estados perdidos más peculiares sea el Estado de Deseret. Surgido a finales de 1847, este territorio fue fundado por los seguidores de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, conocidos comúnmente como mormones, quienes habían migrado desde Nueva York a Ohio, luego a Misuri, Illinois y finalmente al área alrededor del Gran Lago Salado en lo que hoy es Utah. Liderados por Brigham Young, ejercieron un intento por establecer un estado propio con un nombre inspirado en la diligencia y laboriosidad de la abeja melífera, tomada del Libro de Mormón. Sin embargo, cuando solicitaron la incorporación como estado, el Congreso decidió aceptar la petición pero bajo un nombre distinto: Utah, en honor a la tribu indígena Ute.
A lo largo de los años, algunos territorios originalmente pertenecientes a Deseret pasaron a formar parte de otros estados como Wyoming, dando lugar a la característica forma «L» del territorio de Utah. El Estado de Deseret solamente tuvo una existencia formal de dos años, pero su legado ha quedado inmortalizado en la historia y cultura de la región. Finalmente, el Estado de McDonald representa una anécdota contemporánea con tintes humorísticos y de protesta local. En 1961, el condado de McDonald, ubicado en Missouri, declaró simbólicamente su independencia del estado, aspirando a convertirse en el estado número 51 de los Estados Unidos. Este acto fue una reacción a un error por parte de las autoridades estatales al omitir el condado en un mapa turístico para vacaciones familiares.
Considerando que la región era reconocida por su belleza natural, con posibilidades para acampar, pescar y otras actividades recreativas, los habitantes no se quedaron callados. Celebrando el centenario de la Guerra Civil, el condado formó un gobierno territorial, emitió un sello de dos centavos y hasta otorgó «visas» a los vehículos que cruzaban desde Arkansas. Esta evaporación política duró apenas algunos meses hasta que las autoridades estatales corrigieron la exclusión y reintegraron completamente a McDonald en el mapa. Las monedas del 2020 Lost States Quarters no solo capturan la historia de estos estados perdidos, sino que también representan una serie que se extenderá a lo largo de cinco años, con un total de 20 monedas que profundizan en estas narrativas poco exploradas. El lanzamiento anual de estas piezas permite a los coleccionistas sumergirse en un viaje histórico, revelando historias de identidad, resistencia y comunidad que desafían las narrativas tradicionales.
Estas monedas vienen acompañadas de empaques personalizados que resaltan la singularidad de cada estado perdido e incluyen información educativa y visual que los coleccionistas valoran enormemente. Además, la serie conjuga la numismática tradicional con un atractivo cultural e histórico, creando piezas coleccionables que trascienden el simple valor monetario. La colección Lost States quarters es una oportunidad ideal para quienes desean ampliar sus conocimientos sobre la historia y geografía de Estados Unidos, a la vez que adquieren monedas de gran valor histórico y estético. Su temática inusual y la calidad de las piezas otorgan una sensación de exclusividad y conexión con episodios poco conocidos de la historia estadounidense. Por otro lado, el lanzamiento de estas monedas coincide con un interés creciente en la preservación de la historia local y regional, incentivando especialmente a las nuevas generaciones a explorar la evolución del país y las historias que han sido ignoradas o minimizadas en los relatos oficiales.
En resumen, los cuartos de los estados perdidos emitidos en 2020 representan un homenaje a territorios que, por múltiples motivos, no llegaron a formar parte oficial de la unión estatal pero que simbolizan fragmentos esenciales de la creación social, política y cultural de Estados Unidos. A través de estos diseños, la Casa de la Moneda rescata y preserva la memoria de Franklin, Jacinto, Deseret y McDonald, facilitando a los coleccionistas y al público general la oportunidad de revisitar la historia desde una perspectiva fresca y enriquecedora. Este proyecto es un claro ejemplo de cómo la numismática puede servir no solo para conservar la economía y la moneda, sino también como herramienta educativa que contribuye a la valorización del patrimonio histórico. Cada moneda es una ventana que invita a descubrir las incógnitas del pasado y entender mejor el presente de esta nación diversa y cambiante. Quienes decidan embarcarse en la recolección de la serie completa de los Lost States quarters podrán disfrutar año tras año de una nueva pieza que abre la puerta a relatos apasionantes y menos conocidos, integrando el arte, la historia y la cultura en un solo objeto.
Así, la colección no solo aumenta en valor material, sino que enriquece el conocimiento y la conexión con la identidad estadounidense desde una perspectiva única e innovadora.