Mayo ha llegado y con él resurge la clásica pregunta de los inversores: ¿es momento de comprar acciones en este mes, pese al antiguo dicho de "vende en mayo y vete"? En 2025, el escenario global de los mercados financieros sorprende y desafía esta máxima premisa, reflejando un panorama digno de análisis para quienes buscan maximizar sus ganancias o proteger su capital ante volatilidades inesperadas. Para comprender mejor el comportamiento actual de los mercados, es vital situarse en el contexto económico y político que los está moldeando. En primer lugar, la evolución de la guerra comercial entre Estados Unidos y China sigue siendo un factor decisivo. Tras años de aranceles y medidas proteccionistas, se observan señales de un posible desescalamiento en las tensiones bilaterales, lo cual ha sido catalizador para una reacción positiva en las bolsas de valores, especialmente en el mercado estadounidense. Uno de los elementos más relevantes ha sido el ofrecimiento reciente de Estados Unidos para mantener conversaciones con Pekín en torno a los aranceles impuestos durante la administración Trump, que llegaron a alcanzar hasta un 145% en determinados productos.
No obstante, Beijing ha respondido con cautela, rechazando comportamientos que consideran "extorsivos y coercitivos" pero mostrando disposición a evaluar las propuestas para reducir fricciones. Este contexto diplomático no solo influye en la política comercial sino también en la dinámica financiera y tecnológica. Por ejemplo, Japón, como uno de los principales tenedores mundiales de deuda estadounidense, ha empezado a insinuar que su inmenso portafolio de bonos podría influir en las negociaciones con Washington, transformando su rol tradicionalmente pasivo en una especie de prenda estratégica. En el ámbito corporativo, la cadena de suministro de gigantes tecnológicos como Apple ha experimentado cambios sustanciales para amortiguar el impacto de los aranceles y las restricciones comerciales. Sin embargo, esta adaptación tiene costos elevados; el CEO Tim Cook señaló que las alteraciones en la logística y manufactura podrían añadir alrededor de 900 millones de dólares en gastos en el trimestre, un dato que decepcionó a los analistas y generó caída en el precio de las acciones de la compañía.
Además, la administración estadounidense ha cerrado algunas brechas regulatorias, entre ellas la eliminación del acceso libre de aranceles para envíos de bajo valor procedentes de China y Hong Kong, lo que afectará a empresas de comercio electrónico y tendrá implicancias en la cadena de suministro global. En cuanto al mercado laboral estadounidense, el reciente informe de empleo ha ofrecido señales mixtas. El aumento repentino y no esperado de solicitudes de subsidio por desempleo fue atribuido en parte a cuestiones estacionales vinculadas a una Pascua tardía, por lo que persiste la incertidumbre sobre la fortaleza del mercado laboral y su capacidad para sostener el consumo. Estos indicadores económicos han llevado a que el rebote en el mercado bursátil durante los primeros días de mayo haya sorprendido a muchos analistas, quienes esperaban una corrección o incluso una caída significativa. La razón principal parece ser la renovada confianza en que las relaciones comerciales entre las mayores potencias económicas podrían suavizarse, sumado al buen desempeño de algunas firmas tecnológicas que han presentado resultados trimestrales superiores a lo esperado.
Sin embargo, esta mejora no es uniforme. Las grandes tecnológicas muestran diferencias en sus trayectorias. Mientras Microsoft y Meta parecen haber impulsado con fuerza sus ingresos, Apple y Amazon han sufrido contratiempos, lo que puede ser indicativo de una divergencia en el sector. En términos macroeconómicos, los datos de manufactura, medidos a través del índice ISM, indican que la actividad fabril sigue en contracción aunque en menor medida que el temor inicial, lo que sugiere que la desaceleración económica no es tan severa como se temía en meses anteriores. Para los inversores que siguen la sabiduría popular de "vender en mayo", el presente año podría ser una oportunidad para considerar un análisis más matizado y adaptado al contexto.
La esperanza de que la negociación comercial logre progresos concretos y la fortaleza de selectos sectores tecnológicos pueden ser factores que justifiquen una estrategia de compra o de mantenimiento de posiciones, siempre con una gestión de riesgo adecuada. Además, la reciente revisión de las listas de entidades sujetas a restricciones comerciales estadounidenses ha evidenciado errores en los datos, lo que plantea desafíos adicionales en cuanto a cumplimiento y análisis de riesgo para quienes invierten en compañías chinas o hongkonesas. Por último, es importante destacar que los mercados globales no actúan en aislamiento. El desempeño de las bolsas europeas y asiáticas también influye y es influenciado por estos mismos factores económicos y políticos, configurando un entramado complejo que requiere atención constante. En definitiva, la decisión de invertir en mayo de 2025 debe basarse en una lectura inteligente del contexto actual: las señales mixtas del mercado laboral, la evolución de la guerra comercial y la capacidad de las empresas para adaptarse a los cambios continuos en la cadena de suministro global.
Los inversores prudentes no pueden simplemente seguir máximas tradicionales sin considerar la realidad dinámica y las variables emergentes que pueden alterar el rumbo de la economía y los mercados financieros. Así, invertir en mayo podría significar aprovechar la ventana abierta por el optimismo en la negociación comercial y la resiliencia tecnológica, siempre que se realice con un enfoque informado y estrategias que contemplen tanto las oportunidades como los riesgos inherentes a un escenario tan cambiante y multifacético.