En un giro inesperado que ha captado la atención de la industria minera internacional y los mercados de materias primas, Twangiza Mining, una importante empresa dedicada a la extracción de oro en la República Democrática del Congo (RDC), ha suspendido sus operaciones en la estratégica provincia de Kivu Sur. Esta decisión trascendental se produce en medio de un conflicto fiscal con la administración rebelde respaldada por Ruanda, conocida como M23, que actualmente controla esta parte clave del territorio congoleño. El 8 de mayo de 2025, el director general de Twangiza Mining, Chao Xianfeng, envió una carta interna a los empleados donde anunció el cese inmediato de las actividades mineras y la colocación en modo de espera de los equipos y vehículos utilizados en sus operaciones. Este comunicado no solo confirmó la interrupción de la producción, sino que también subrayó la compleja situación política y económica que enfrenta la empresa en la región. El contexto en el este de la RDC es altamente volátil.
Kivu Sur, conocida por su riqueza mineral, especialmente en oro y otros recursos codiciados, se ha convertido en un punto focal de disputa territorial desde que el grupo rebelde M23 lanzó una ofensiva y logró tomar el control efectivo de la zona. Esta nueva realidad ha provocado que varios activos mineros estratégicos queden bajo una administración diferente, generando incertidumbre y desafíos regulatorios para los operadores internacionales que históricamente han trabajado en la región bajo las normativas del gobierno central de Kinshasa. El gobernador designado por el M23 para la Provincia de Kivu Sur, Manu Birato, ha sido enfático en dejar claro que Twangiza Mining debe cumplir con las nuevas normativas y atender obligaciones fiscales que, según él, la empresa había ignorado hasta ahora. En declaraciones reportadas por Reuters, Birato expresó que "el país no había recibido absolutamente nada en impuestos de esta compañía" y afirmó que los ingresos financieros generados se destinaban a "cámaras privadas" sin retribución estatal. Aunque la suspensión oficial de las actividades no fue ordenada directamente por la administración rebelde, se insiste en que el cese se debe a la necesidad de que Twangiza Mining se adapte a las regulaciones fiscales impuestas por el nuevo régimen.
Los representantes del M23 hacen hincapié en la obligatoriedad de pagar impuestos y contribuir al desarrollo local, un aspecto que, según ellos, la empresa europea no había abordado adecuadamente debido a su acostumbrada falta de pagos anteriores. El impacto de esta suspensión no solo afecta a nivel local, sino que tiene repercusiones significativas en el mercado global de minerales, especialmente de oro. Twangiza Mining es un jugador relevante en la extracción aurífera de la RDC, uno de los países con mayores reservas y producción de este metal precioso. La interrupción de sus operaciones genera incertidumbre entre inversores y comercializadores, lo que podría traducirse en fluctuaciones en los precios internacionales y reconfiguraciones en las cadenas de suministro. Estas tensiones ocurren en paralelo con un interés creciente de Estados Unidos en fortalecer relaciones económicas con la RDC.
En abril de 2025, el gobierno estadounidense anunció negociaciones para realizar inversiones en el país, buscando fortalecer sectores estratégicos y promover un desarrollo más estable y sostenible. En este sentido, la situación de Twangiza Mining sirve como reflejo de los desafíos que enfrenta la RDC para atraer y mantener inversiones internacionales en sectores clave como la minería. La inseguridad en el este, los conflictos armados persistentes, y las disputas con grupos rebeldes complican la gobernabilidad y la estabilidad requerida para proyectos a largo plazo. Además, esta coyuntura pone en evidencia la importancia de establecer marcos regulatorios claros y de cooperación entre los actores involucrados, sean gobiernos centrales, entidades regionales o actores no estatales, para garantizar que la explotación de los recursos naturales beneficie efectivamente al país y sus pobladores. La minería en la RDC no solo representa un motor económico fundamental, sino que también es un foco de controversia debido al uso de recursos por parte de actores armados, el impacto ambiental y las condiciones laborales en las minas.